Manuel Valls durante la entrevista en la redacción de 'Crónica Global' / Lena Prieto

Manuel Valls durante la entrevista en la redacción de 'Crónica Global' / Lena Prieto

Política

Manuel Valls: "Si triunfa un pacto entre Colau y el independentismo, Barcelona se hunde"

El candidato a la alcaldía de Barcelona señala que si en España hay acuerdos con los separatistas o con Vox, se puede provocar "una crisis de Estado peligrosa para el conjunto" del país

30 marzo, 2019 00:00

Manuel Valls (Barcelona, 1962) se siente fuerte. Rechaza la idea de que su campaña comenzara con mucho empuje y que, después, fuera perdiendo fuelle. Tiene un programa de ciudad, y está dispuesto a debatir con sus adversarios sobre el futuro de Barcelona. Entiende que, en la recta final, se producirá una disyuntiva: o el proyecto de Ada Colau o el de Manuel Valls. Pero quiere alzar su voz también respecto al debate en la política española, y reclama que ni PSOE, ni Ciudadanos y PP, se apoyen en fuerzas populistas y separatistas o de la extrema derecha, respectivamente. Señala que lidera una plataforma “independiente”, con el apoyo de distintos espacios, el catalanista de Lliures, exsocialistas como Celestino Corbacho, y Ciudadanos.

--Pregunta. Usted ha puesto mucho énfasis en las últimas semanas en el fenómeno de Vox, en el contexto de la política española, y de la pugna entre PSOE, Ciudadanos y PP. ¿Qué se debe hacer, a su juicio?

--Respuesta. Debemos abordar el problema de forma amplia. Vivimos un clima complicado desde la convocatoria de las elecciones generales. Y hemos escuchado el discurso muy radical, peligroso y en parte cínico de Pablo Iglesias. Eso define bien el populismo de izquierdas, con esa crítica a las élites, al mundo del dinero, a los bancos y los medios de comunicación. Es un discurso que para el PSOE le resultará difícil, si gobierna con ellos. Pero también he dicho y repito que hay que prestar atención al otro lado. Las entrevistas que ha concedido Steve Banon, con sus estrategias políticas para Europa, con Salvini en Italia, Le Pen en Francia y Vox en España, han dejado claro que la derecha populista es el artefacto para destruir el centro-derecha, y yo añadiría que para destruir la democracia. Es una apuesta por la derecha iliberal, como señala Orbán en Hungría. Y no puede haber ningún compromiso, ni con populismos de izquierda ni con los de derecha.

--¿Un mensaje para todos, entonces?

--Le digo al PSOE que no puede dejar el futuro del país en manos de los populistas de izquierda y de los separatistas catalanes, con supremacistas como Torra. Y, del otro lado, al PP y Ciudadanos les digo que no pueden dejar el destino del país en manos de Vox. Y como no habrá mayorías absolutas, no hay otra alternativa que tratar de pactar entre los partidos constitucionalistas para afrontar los retos de España, como el futuro de Europa o la inmigración. Son los que defienden la Constitución. Y todos esos populismos lo que quieren es acabar con los valores de la Constitución de 1978.

--¿Es un mensaje a Albert Rivera, sobre Vox, porque no ha dejado claro si contará o no con ese apoyo?

--Yo soy candidato a la alcaldía de Barcelona, con una plataforma independiente, con otros partidos, como Lliures, con exsocialistas, como Corbacho y con el apoyo de Ciudadanos. Sé que se busca mi discrepancia con Ciudadanos, pero lo que digo es que la situación es tan grave y peligrosa, con retos tan importantes, que tengo sentido de estado y entiendo que se debe salir del cortoplacismo. Puedo entender la campaña electoral, pero ya me pronuncié con las elecciones en Andalucía. Y también se debe señalar que el PSOE se pudo haber abstenido. Ciudadanos ha sido muy claro respecto a los separatistas en Cataluña, con un discurso contundente. Y lo que ahora digo es que Ciudadanos tendría que estar en primera fila frente a Vox, de la misma forma que lo hace frente al separatismo. El candidato a las europeas, Luis Garicano, buscará en Europa un pacto frente a esos nacionalpopulismos. Por otro lado, es evidente que hay un abismo entre las políticas de Vox y las de Ciudadanos, y también entre Vox y el PP.

--¿Qué se debe hacer frente al independentismo? ¿Demonizarlos, colocarlos al mismo nivel que Vox, cuando en el pasado reciente han colaborado en la gobernabilidad de España o lo sigue haciendo un partido como el PNV?

--Yo no digo que no haya diálogo posible, en los foros de la democracia, en los parlamentos, con los independentistas. Pero el fruto del consenso, de la transición, es la apuesta por la unidad de España y la diversidad del conjunto. ¿Qué pasa? A partir del 2015, los nacionalistas catalanes rompen ese pacto. Puede haber muchas explicaciones, la sentencia del Estatut, cuestiones anteriores, la crisis económica… pero el nacionalismo rompe ese pacto. Y no se puede dar las llaves del futuro del país a quienes rompen el pacto constitucional. El Gobierno de Pedro Sánchez ha sido confuso, con su acercamiento a finales de año, y ahora con las manifestaciones de Miquel Iceta. Para fortalecer esos valores, la solución pasa por un pacto entre los partidos constitucionalistas, sin dejar de lado al PNV, que gobierna en el País Vasco, y que tiene otra actitud. Existe un cierto complejo cuando se niegan los 40 años de democracia, que son los mejores de España de la era moderna. ¿Por qué ese complejo? Sin defender eso, no debe extrañar que España salga de ese estado de excepción, donde no había extrema derecha, que ahora surge porque se ha considerado que no se defiende del todo a España. Y ese nacionalismo español que quiere acabar con las autonomías sería también el responsable de romper el equilibro constitucional.

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Manuel Valls, durante la entrevista

--¿Debe visualizar más el Estado su presencia en Cataluña?

--Lo que pido es que, con las elecciones, prime la sensatez, que haya ganas de pactar, y me preocupa la dureza del debate. Veo que la gente dice que ‘ya se arreglará’, pero cuidado con el mensaje de las dos Españas. Lo digo como candidato y espero que como alcalde. La ciudad necesita pactos con el Gobierno, con la Generalitat, para infraestructuras, para movilidad, para proyectos de vivienda, y también para el cambio climático. En temas de seguridad, con problemas graves, con organizaciones mafiosas, se necesita la intervención del Estado. También en temas de educación, con la inspección general en Educación. Son cosas básicas de un Estado, que debe actuar.

--¿Entonces?

--Considero que se pueden modificar cuestiones, pero no con gente que no respeta ese consenso. Si dices, como Iceta, que dentro de 15 años se podría llegar a no sé qué acuerdo, si abres ese debate, volvemos de nuevo a la misma estrategia, con partidos como Esquerra que dicen que pondrán la pelota al suelo para jugar de nuevo, y diciendo que son los moderados. Son independentistas, tienen una agenda. Siempre será posible realizar modificaciones constitucionales, pero dentro de las reglas. Y Barcelona, con la ayuda del Estado, es evidente que se debe potenciar, como segunda ciudad de España. Pero si se da más dinero a Cataluña, por ejemplo, y se considera que va en perjuicio del resto de España, se generará un clima anticatalán. Por eso defiendo la firmeza de los principios, sin castigar a Cataluña, pero sí con firmeza. Considero que la elección de la alcaldía de Barcelona es más importante que las elecciones generales, para el futuro de Cataluña y de España.

--Siguiendo esa idea, si se quiere acuerdos y establecer alianzas en el área metropolitana, donde gobiernan en muchos municipios alcaldes socialistas, ¿cómo entender el rechazo de Rivera a un pacto con el PSOE?

--Yo lidero mi plataforma política. Y está Celestino Corbacho, que me ayuda en esa idea de la alianza metropolitana. Espero pactos con esos municipios. Hay que trabajar juntos. Si sumamos, mejor. Hay mucho lenguaje de partidos y yo quiero huir de eso, pactando con fuerzas económicas y sociales, con los agentes de la sociedad civil. Por eso me molesta ese lenguaje del rechazo a las élites, algunas, por cierto, que han apoyado al independentismo.

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Valls, con sus papeles, en la entrevista en 'Crónica Global'

--¿Por tanto, el rechazo al PSOE?

--Las responsabilidades son compartidas. La decisión de Sánchez de llevar a cabo la moción de censura con los votos de Podemos y los separatistas abrió una brecha en la política española. Lo del relator, el documento compartido por Sánchez y Torra… las ambigüedades del PSC y ahora Iceta, que se añade a su defensa, en las elecciones del 21D, de la política de indultos. Pero es cierto que Sánchez y Rivera pactaron un programa de gobierno, que era interesante. Yo he escrito a los líderes de PSOE, PP y Cs que la única solución para mañana es un acuerdo. Si hay acuerdos con los separatistas o con Vox se puede provocar una crisis de estado peligrosa para el conjunto de España. Es la única vía posible. En Barcelona, yo quiero pactar con el PSC y, si entra en el consistorio, con el PP.

--¿Ha mantenido reuniones con Jaume Collboni?

--Nos vemos y nos cruzamos en diversos actos, pero cada uno está en su carril. Y es lógico. La campaña será corta, porque creo que empezará una nueva después de las elecciones generales. Tengo buenos inputs, encuestas cualitativas. Creo que los barceloneses inclinarán su voto en los últimos días. Y que se dirimirá dos modelos de ciudad, o el de Colau o el de Valls. Con Collboni coincidimos en muchas cosas. Pero ha gobernado con Colau, y Colau ha roto ya su ambigüedad. Es soberanista, está por el derecho a decidir, como Jaume Asens. Y Collboni debe salir también de la ambigüedad. Porque, ¿qué quiere decir cuando defiende un pacto de izquierdas, un pacto con separatistas?

--¿Qué mensaje recibe del mundo económico de la ciudad?

--En mi programa se apuesta por la inversión en la vivienda, pero sin esas reglas del 30% que defiende Colau sobre el sector privado. Hay potencial en Barcelona para construir, con solares municipales. Se puede construir más alto. La densidad de población de Barcelona es inferior a la de L’Hospitalet o París. El mundo económico se interesa, pero yo les digo a los empresarios, '¿no jugáis?'. Lo que está en juego es muy importante. Si triunfa un pacto entre Colau y el independentismo, Barcelona se hunde. Hay empresas que ya se han sido. Por eso digo que estas elecciones son más importantes que las generales. Una ciudad como Barcelona, con su proyección internacional, ¿en manos de los separatistas? ¿Se dan cuenta de lo que supondría? Dicen que ‘ya lo arreglaremos’. No, el mundo ha cambiado. No estamos en tiempos de Pujol o Pasqual Maragall. Hay que actuar.

--¿Nota frivolidad en ese mundo?

--Hay preocupación, pero también veo frivolidad.

--¿Qué supondrá el catalanismo de Lliures?

--Mi modelo pasa por una ciudad catalana, española y europea. Y el catalanismo de Lliures está en esa línea. Mi candidatura integra el catalanismo, aunque es cierto que también ha tenido responsabilidades en lo que ha sucedido. Lliures tiene principios claros, con su rechazo al populismo y al separatismo. Ese espacio se integra, junto a miembros como Eva Parera, o Corbacho. Ese espacio, a nivel electoral, es más complicado.

--¿Ese espacio existe, pero no lo ocupa nadie?

--Sería un error, y ya no lo digo sólo como candidato, recuperar una cierta nostalgia. He estado leyendo el libro de Duran Lleida, y lo leo con cariño. Pero es pasado. No se puede repetir. El independentismo, imaginario o sentimental, representa el 47%, en las elecciones de 2017. Para bajar esa presión, la gente que cree en ello, debe tener un espacio, pero no es cosa mía.

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Valls durante la entrevista en la redacción del Crónica

Valls, alcaldable por Barcelona

--¿Entones, hay que dirigirse a ese independentismo como golpistas o hay que intentar que bajen del autocar?

--Yo soy alcaldable de Barcelona.

--Pero juega a ser un actor importante en la política española.

--No lo niego. Pero hay que hablar sobre la independencia de la justicia. Hay un juicio, que esperamos con serenidad, dentro de unos meses. Hay que respetar las reglas del juego. Y hay catalanistas que eso lo tienen claro, como Eva Parera, o Fernández Teixidó. Con los electores, hay que tener respeto. Decirles que no habrá independencia, que Cataluña no podría seguir en la Unión Europea, y que tenemos el ejemplo del Brexit. Y que si gana el independentismo en Barcelona, será un desastre para los barceloneses. E insisto en que no se pueden cometer errores como el de Iceta. No se pueden anticipar cosas que no van a llegar. No se puede bajar la mirada y tener complejo con los independentistas. Y hay que hablar con todos. Por ejemplo, cuando Ernest Maragall rechaza mi idea de unos nuevos Juegos Olímpicos en Barcelona, lo hace porque cree que sólo su generación los ha podido organizar, pero principalmente lo rechaza porque no quiere hablar con el Estado, algo que sería imprescindible.

--Una participación, la del Estado, que debería llegar también para hacer política de vivienda, ¿no?

--Sí, claro, habría que regular y presentar un pacto público-privado, liderado por el alcalde. Tengo claro ese aspecto. Hay 38.000 personas que esperan una vivienda, con un alquiler asequible. Colau engañó sobre esa cuestión. Yo propongo un plan con 10.000 viviendas, y de ellas el 75% con alquiler asequible. El espacio existe. Hay suelo municipal, con 82 solares. Pero se debe alcanzar un acuerdo con el sector privado. En París la vivienda pública alcanza el 20%, en Barcelona sólo un 2%. En Évry, donde fui alcalde, el 47%, que puede ser excesivo.

--¿Barcelona está perdiendo la carrera del futuro con Madrid?

--Yo quiero ser alcalde de esta ciudad y no pretendo pintar un desastre. Pero la ciudad se ha degradado. La inseguridad es la primera preocupación. Mucha gente quiere venir a vivir aquí, como se conoció cuando se decidía la ubicación de la Agencia del Medicamento. Bajamos, sin embargo, en los rankings económicos y subimos en los de inseguridad y la inversión se va. No hablo de los fondos de inversión buitre. Hablo de inversión, que prefiere ciudades como Madrid, que, curiosamente, tiene una alcaldesa como Carmena, del mismo movimiento que Colau, pero que recibe la oferta de Four Seasons, cosa que no hace Colau. Sin empresas y sin inversión no se pueden financiar políticas sociales, y eso pasa en esta ciudad.

--Usted se refiere de forma constante a la oferta cultural. Barcelona no está en la liga de las grandes exposiciones. Y el independentismo dice que eso ocurre porque no es capital de estado y que por eso es necesario un estado.

--Debemos hacer un esfuerzo. Es cierto que las capitales de estado tienen grandes exposiciones, pero en Francia el Louvre ha trasladado obras a otras ciudades. El Pompidou también. Y en España pasa con el Prado y el Thyssen, que tiene obras en Málaga. En Barcelona está el Picasso, y las fundaciones Miró y Tàpies. Pero es verdad que se han cerrado galerías. Y que se crean conflictos que no se pueden entender como la ubicación de un CAP al lado del Macba. Eso es populismo, buscar un enfrentamiento que no debe producirse. No podemos crear enemigos. Deberíamos entender que el nacionalismo no es compatible con la cultura abierta, que el nacionalismo puede convertir Barcelona en una ciudad provinciana y pequeña.