El Govern ha pasado de sacar pecho de su “policía integral” en los atentados del 17A a denunciar la falta de colaboración del Estado. Dicho de otra manera: doce meses después de la matanza yihadista cometida en Barcelona y Cambrils, que provocó 16 muertos y más de un centenar de heridos, el independentismo ha sustituido el discurso sobre la eficaz actuación de los Mossos d’Esquadra por el del agravio respecto al Gobierno español.
¿Qué hay detrás de ese cambio de actitud? Pues la revelación de nuevos datos que desmontan la supuesta perfección del operativo policial. Ante esta situación, las formaciones que dan apoyo al Ejecutivo catalán ha utilizado diversas cortinas de humo para desviar la atención, con la causa secesionista como telón de fondo.
1. Pelea policial 'versus' nula investigación social.
Los reproches a la falta de colaboración de los cuerpos policiales del Estado y los Mossos en materia de terrorismo sido una constante desde que se cometieron los atentados. Ambas partes han reconocido fallos en ese intercambio informativo. Pero este enfrentamiento ha permitido al Govern esconder que poco o nada se ha hecho por profundizar en las causas sociales que llevaron a jóvenes integrados en la sociedad catalana, residentes en Ripoll, a inmolarse en los atentados. Los investigadores Jérôme Ferret, profesor de Sociología en la Universidad de Toulouse e investigador asociado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (CADIS-EHESS-CNRS, París), y Farhad Kosrokhavar, director de CADIS, han analizado el terrorismo en Francia y España, y concluyen que las investigaciones se han centrado especialmente en las cuestiones relacionadas con la seguridad, pero se ha dejado en un segundo plano aspectos relacionados con la familia y el entorno de los jóvenes radicalizados.
2. El CNI, el imán de Ripoll... y los avisos a los Mossos
La supuesta relación que la inteligencia española tenía con el imán de Ripoll, cerebro de los atentados, fue utilizada por el Govern para culpar a las fuerzas y seguridad del Estado de lo ocurrido. Después se supo que un agente belga había informado a los Mossos de que el imán Andelbaki Es Satty se movía en círculos radicalizados y que era sospechoso de yihadismo. El Govern negó primero este conocimiento, pero finalmente admitió que la comunicación se produjo, aunque de forma oficiosa. Asimismo, los Mossos reconocieron que cometieron un "error" cuando aseguraron que desconocían los antecedentes penales de Es Satty por tráfico de drogas.
3. ¿Rápida intervención de la policía autonómica?
El operativo de los Mossos puso fin a la situación de emergencia generada por los atentados de Barcelona y Cambrils en pocas horas. Pero el hecho de que los autores materiales de la matanza fueran abatidos en el operativo ha impedido obtener más información de la célula terrorista de Ripoll. Sin embargo, la Policía Autonómica asegura que fue necesario para evitar una matanza mayor. Los sindicatos de Mossos han reclamado en diversas ocasiones una mejor formación en materia terrorista.
4. Premio a la gestión comunicativa (y malestar interno)
La policía autonómica realizó un gran esfuerzo comunicativo reconocido en ámbitos periodísticos. La jefa de comunicación de los Mossos, Patrícia Plaja, y el jefe de comunicación de la Dirección General de Protección Civil, Marc Homedes, ganaron el premio Blanquerna al Mejor Comunicador del año por la cobertura de los atentados. Sin embargo, Plaja fue destituida por un tuit en el que cuestionaba el funcionamiento del poder judicial. Una decisión que se produjo en plena aplicación del artículo 155, aunque parece ser que fue la propia jefatura de Mossos quien tomó la decisión por “pérdida de confianza”. El caso fue polémico, pero permitió tapar el profundo malestar existente en un cuerpo policial que siempre se ha resistido a ser politizado y que, a pesar del enfrentamiento entre los mandos de los distintos cuerpos y el procesamiento de su jefe, Josep Lluís Trapero, por el referéndum del 1-O, admitía buenas relaciones con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
5. Una comisión de investigación (a la medida de los Mossos)
Junts per Catalunya y ERC insistieron en crear una comisión de investigación sobre el 17A, pero a la medida de sus intereses. Es decir, centrada en la actuación del Estado. De hecho, intentaron vetar la comparecencia de la mayoría de los mandos de los Mossos, mientras que daban luz verde a la comparecencia de mandos de la Guardia Civil y Policía Nacional, así como a miembros del Gobierno de Mariano Rajoy --Juan Ignacio Zoido, Soraya Saénz de Santamaría…--.
6. El aviso de la CIA: Puigdemont niega la mayor
De forma absolutamente solemnte, tanto Trapero como el exconsejero de Interior, Joaquim Forn, negaron que los Mossos contactaran con los servicios de inteligencia de Estados Unidos y que éstos les avisaran de la posibilidad de un atentado yihadista en Barcelona. El entonces presidente Carles Puigdemont también negó esas conversaciones. La campaña de acoso a El Periódico, que divulgó la noticia, por parte de los independentistas, fue tremenda. Recientemente, El Confidencial desvelaba que tres mandos de la Policía Autonómica se habían desplazado a Washington dos meses antes de los atentados.
7. La incineradora de Sant Andreu
No es un juego de palabras, pero la gran cortina de humo de los independentistas, en el sentido literal de la palabra, fue el supuesto intento de quemar la documentación que acreditaba los contactos de los Mossos con la CIA, que llevaron a cabo Manel Castellví, exjefe de la Comisaría de Información, Lluís Paradell, jefe del Área Central de Análisis de la Comisaría General de Información de la policía autonómica, y el sargento Daniel Canals.
8. ¿A qué viene un homenaje a los presos del 'procés'?
El independentismo irredento ha decidido dar la espalda a las víctimas y celebrar un acto alternativo a la celebración oficial, rindiendo homenaje a los presos secesionistas en la cárcel de Lledoners. De esta forma, la Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural y la Associació de Municipis de Catalunya pretenden visualizar su plante al Rey, que tiene previsto acudir al acto institucional. Un plante que se hará extensivo a las víctimas del 17A. Sin embargo, el mundo independentista quiere aprovechar la atención mediática de la jornada para simular que ya ha soltado lastre de un Estado español donde hay “presos políticos”. En paralelo, Òmnium lleva a cabo estos días una campaña informativa itinerante con la finalidad explicar a los turistas el “grado de opresión” que sufre Cataluña.
9. Desmarcarse (ahora) de los silbidos al Rey
El independentismo, que hasta ahora había animado a los catalanes a expresar su rechazo a las instituciones del Estado, se ha desmarcado ahora de los silbidos y abucheos que pueda recibir hoy el monarca en el acto oficial que tendrá lugar en la Rambla y en la plaza de Catalunya. Sin embargo, lo que los secesionistas pretenden evitar es que se repitan las escenas vividas en la manifestación posterior a los atentados que, en lugar de homenajear a las víctimas, se convirtió en una soflama separatista a la que le cayó un alud de críticas.
10. Los ataques ‘indepes’ a Colau
Los sectores secesionistas han echado en cara a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que no haya vetado la presencia del Rey en la celebración del primer aniversario de los atentados. Como se sabe, el monarca se ha convertido en el enemigo público número uno desde que, el 3 de octubre, hizo un discurso crítico con el rupturismo. Sin embargo, lo que esconden esas invectivas hacia la dirigente de los comunes es el agradecimiento que las víctimas de los atentados han dado estos días a la alcaldesa, al tiempo que han afeado a la Generalitat y al Gobierno español su falta de apoyo.