Pedro Sánchez y el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà / EFE

Pedro Sánchez y el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà / EFE

Política

La moción de censura divide a los independentistas y une a la izquierda catalana

Junts per Catalunya arremete contra ERC por su "apoyo a cambio de nada" al PSOE, mientras que republicanos y comunes ven una oportunidad para ahondar en sus complicidades

27 mayo, 2018 00:00

Por primera vez en muchos meses, Cataluña ha perdido el foco mediático y político a consecuencia de la moción presentada por el PSOE contra Mariano Rajoy. La iniciativa ha dejado el agónico procés en un segundo plano, pero ha hecho aflorar de nuevo la división existente en el terreno independentista y las complicidades entre unas fuerzas de la izquierda llamadas a entenderse, especialmente en las futuras elecciones municipales.

Dicho de otra manera, el paso adelante dado por Pedro Sánchez tras la demoledora sentencia del caso Gürtel, ha pillado a los secesionistas con el paso cambiado. Centrados en su pulso con un “Estado opresor” y un Gobierno del PP “inmovilista”, las formaciones separatistas se han encontrado de repente con un cambio de etapa en la política española. Así, mientras ERC ha tendido la mano a Sánchez para echar de la Moncloa a Rajoy, Junts per Catalunya se niega a ayudar a quien secundó la aplicación del artículo 155. En paralelo, PDeCAT no rechaza tan rotundamente ese apoyo, aunque pone reparos, poniendo así sordina a una nueva brecha con sus compañeros convergentes.

JxCat se margina de la política española

El núcleo duro de Carles Puigdemont, que ahora envuelve al presidente “títere” Quim Torra, renunció hace tiempo a ser influyente en la política española. Su estrategia de agitación, que pretende mantener hasta las próximas contiendas electorales, no contempla ningún tipo de participación en el juego parlamentario nacional. La mezcla de sueño y realidad que supone “construir la república catalana” se traduce en una errática política secesionista que promete desobediencia, pero elude el desacato.

De ese doble juego da fe el bloqueo de la toma de posesión de los consejeros del nuevo Govern. Torra amenaza con una querella por prevaricación contra Rajoy por negarse a publicar los nombramientos en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, pero no se atreve a señalar la fecha de investidura de los consejeros restituidos –fugados o encarcelados--.

Los deseados indultos

La posible querella es, en estos momentos, la más pequeña de las preocupaciones del líder del PP, que afronta una moción de censura por los casos de corrupción que afectan a su partido. A diferencia de JxCat, ERC sí ve una posibilidad de cambio en la política española que podría ser beneficiosa para Cataluña. Los sectores más radicales del secesionismo ya arremeten contra los republicanos por apoyar a Sánchez “a cambio de nada”. Pero el partido liderado por Oriol Junqueras ha iniciado un lento, pero firme, viraje hacia posturas más posibilistas, menos unilaterales y más integradoras.

Lo dice su recién conocida ponencia política, la que debe ser debatida y aprobada en la conferencia nacional que el partido celebrará del 30 de junio al 1 de julio. Ese texto fue interpretado por la CUP como una rendición, pero parte de la premisa de que es necesario ampliar la base social que da apoyo a la república. Queda por delante un duro trabajo de pedagogía, que incluye la esperanza de que un nuevo Gobierno español destense el conflicto catalán con una posible política de indultos --la que defendió el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la campaña del 21D-- para los políticos encarcelados, entre ellos Junqueras, cuando los juicios previstos para este otoño queden vistos para sentencia.

Las malas relaciones entre ERC y JxCat

Las relaciones entre ERC y Junts per Catalunya son cada vez peores y los republicanos buscan la forma de ganar tiempo hacia la ruptura total formando parte de un Govern provisional, sí, y excepcional también, pero que quieren aprovechar para demostrar su capacidad de gestión, especialmente en el ámbito social, que controlarán principalmente. Un Govern en el que la presencia de PDeCAT es casi imperceptible, de ahí que también haya tensiones entre los nuevos convergentes y Junts per Catalunya. Mientras Carles Campuzano, diputado en el Congreso, abría el viernes la puerta a hablar con Pedro Sánchez --una postura matizada ayer en la reunión de PDeCAT--, el portavoz de JxCat, Eduard Pujol, afirmaba que a los socialistas “ni agua”; por ser “cómplices” del 155 y haber insultado a Quim Torra, tildado de “racista” por Pedro Sánchez.

Así, mientras la CUP y JxCat se rasgan las vestiduras ante la postura de ERC, a Catalunya en Comú le suena bien, pero muy bien, la nueva música de los republicanos. La formación liderada por Xavier Domènech espera a los republicanos con los brazos abiertos. De hecho, nunca han dejado de haber contactos entre ambas formaciones, condenadas a entenderse en las próximas elecciones municipales si quieren neutralizar la ola naranja que se avecina mediante pactos progresistas. Pactos extensivos al PSC, allanados por una alianza para derrocar a Rajoy.

Cónclave de los comunes

Los comunes también tienen cónclave a la vista, del 29 de junio al 2 de julio, con la finalidad de aprobar su nueva cúpula. Domènech, recién elegido secretario general de Podem, ha reafirmado su liderazgo. Es el hombre de confianza de Pablo Iglesias en Cataluña, papel que ha perdido Ada Colau. Podemos también apoya de forma incondicional la moción de censura del PSOE. No hay fisuras en este sentido.

Ciudadanos, por su parte, prioriza la convocatoria de elecciones a la moción de censura de Sánchez. Porque las encuestas le son favorables y porque no quiere dar un cheque en blanco al socialista. La presencia de Albert Rivera en esa ecuación espanta a ERC y Podemos. Pero, de momento, para ambos pesa un bien mayor: echar a Rajoy.