Para quien no crea en las casualidades, el acto de reafirmación española que ayer protagonizó Albert Rivera no podía ser más oportuno. El mismo día en que el presidente Mariano Rajoy anunciaba la prórroga del artículo 155 en Cataluña, el presidente de Ciudadanos se daba un baño de masas que sonó a arranque de campaña electoral.
Rivera se presentó ante los suyos como garante de las esencias nacionales en un cónclave naranja donde Marta Sánchez volvió a cantar el himno de España. Lo hizo tras conversar con el presidente Rajoy a quien instó, según fuentes de Cs, a bloquear el nuevo ejecutivo catalán y, por tanto, mantener el 155. Rivera insiste desde hace tiempo en que debe prolongarse esa medida porque el nuevo mandato de Quim Torra ya apuntaba maneras rupturistas. Maneras que, según Rivera, se han confirmado con el nombramiento de consejeros encarcelados y fugados.
Sánchez entra en el cuerpo a cuerpo
Pero el líder de Ciudadanos quiere ir más allá y hacer extensivo el 155 a TV3 por su sesgo ideológico y la educación, por el adoctrinamiento en las aulas. Una idea que ahora ve plausible Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, que en los últimos días ha endurecido su discurso hasta entrar en el cuerpo a cuerpo con Torra vía Twitter. Que el 155 no se aplicará a esos ámbitos se debió al rechazo de los socialistas. Y también a la inexperiencia respecto a una medida constitucional que nunca se había puesto en práctica.
¿Qué ha cambiado ahora? Pues unas elecciones catalanas, las del 21D, en las que ganó Ciudadanos. Y aunque son los independentistas los que pueden gobernar al formar mayoría parlamentaria, ese resultado marcó una tendencia con lectura a nivel español. Cs crece a costa del PP, pero también del PSOE. Las encuestas así lo indican, como también apuntan al estancamiento de Podemos.
El declive de Podemos
La crisis abierta en el partido por la casa de 600.000 euros de Pablo Iglesias e Irene Montero –ambos han puesto sus cargos a disposición del partido en este intenso fin de semana político—todavía no ha sido evaluada en los sondeos, algo que puede beneficiar a Sánchez, que intenta remontar en el ámbito en el que, hoy por hoy, se juegan los liderazgos: el territorial.
El líder del PSOE ha pasado de la tibieza sobre Cataluña a apoyar sin matices la continuidad del 155, mientras que Rajoy ha sido mucho más prudente. Presionado por los nacionalistas vascos, que supeditaban su apoyo al levantamiento de la medida, y por el sector más duro del PP, que pedían correctivos más fuertes para Cataluña, el presidente español no ha tenido más remedio que optar por el bloqueo del nuevo Govern y encargar un estudio jurídico sobre su composición.
Hacia las municipales
Rajoy solo puede correr un tupido velo sobre los casos de corrupción que afectan a su partido tirando de recuperación económica y unidad territorial. Pero la polarización electoral que ha provocado el problema catalán ha dejado fuera de juego a los populares.
La pugna es entre Ciudadanos y las fuerzas independentistas y ambas partes azuzan esa agitación. Un nuevo adelanto electoral en Cataluña no conviene a los populares, mientras que los secesionistas y Cs ya tienen la vista puesta en las elecciones municipales, donde peligran ayuntamientos gobernados ahora por los socialistas.