Antoni Morral: el presidenciable elegido por Carles Puigdemont para la Generalitat de Cataluña construyó un puente que se inundaba. El diputado de Junts per Catalunya (JxCAT), exalcalde de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), gastó 2,1 millones de euros en una pasarela sobre un río que tenía riesgo de anegarse.
La obra se licitó en 2009 y corrió a cargo de una unión temporal de empresas (UTE) formada por Servial y Urcotex. La dirección técnica del proyecto recaló en Urbanoyde. No obstante, los trabajos de la pasarela sobre el llamado Riu Sec se detuvieron quince días antes de inaugurarse en 2010 porque los técnicos que apoyaban al gobierno municipal (PSC y CiU) detectaron una falla en la inundabilidad. Según los funcionarios, en un episodio de crecida del curso de agua, el puente haría de dique y se desviaría la riada hacia la parte habitada.
Fondos públicos
La chapuza de Morral, que había supervisado la obra como exalcalde de la población de 2003 a 2009, obligó al nuevo ayuntamiento pedir al Gobierno dos prórrogas de ejecución del proyecto. El Ejecutivo pagó la factura de 1,8 millones de euros que costó la infraestructura pública mediante el programa Fondos Estatales de Inversión Local (FEIL).
El ahora presidenciable de Puigdemont siempre defendió que los defectos aflorados por los técnicos municipales no se correspondían con la verdad. No obstante, la Agencia Catalana del Agua (ACA) admitió un "error de cálculo" en la obra tras su paralización. Dicho gazapo era que la pasarela había sido levantada sobre el río un metro por debajo de las previsiones iniciales, lo que provocaba una situación de "alerta máxima". Ello forzó al consistorio a abrir un expediente informativo sobre el error.
Nuevas medidas
La remediación del puente inundable llegó en 2011, cuando la ACA construyó un muro de hormigón perpendicular a la obra, una nueva barandilla que no obstaculizaba el curso del agua en caso de crecida, repavimentó la plataforma y adecentó los accesos a la pasarela.
Pese a que su gobierno municipal no había detectado los errores iniciales en la infraestructura, que la encarecieron unos 340.000 euros sobre los 1,8 millones presupuestados, Antoni Morral inauguró el puente desde la oposición en 2011. Tildó de "medias verdades" las acusaciones de los técnicos y defendió la intervención como "un proyecto de ciudad" que él había ideado.