“Puigdemont vino a decir que, a partir de ahora, hará lo que le convenga a él y Comín”. Así opina una fuente próxima a ERC tras la entrevista emitida el domingo en TV3. La frase expresa el desconcierto que la larga intervención del expresidente causó entre sus socios independentistas. No aclaró su futuro. Tampoco si presentará candidato. Ni él ni el republicano Toni Comín parecen dispuestos a renunciar al escaño. Lo que está claro es que el cabeza de lista de Junts per Catalunya sigue adelante con su idea de ser investido a distancia mediante la reforma de la ley de presidencia y del Govern.
Está por ver si lo hace en los próximos días o a mitad de una nueva legislatura, previa investidura de un presidente títere. Pero esa reforma, la enésima triquiñuela jurídica de los secesionistas, puede realizarse sin necesidad de formar gobierno. Es decir, sin que se constituyan las comisiones legislativas del Parlament. La tramitación de esa reforma por la vía de urgencia, cuya finalidad es permitir que Puigdemont y sus consejeros puedan gobernar virtualmente –la última enmienda presentada por JxCat va en ese sentido— implica la aprobación en lectura única. “Son cambios complejos, no debería aplicarse ese trámite”, explican fuentes parlamentarias.
Reformas para la ruptura
Sin embargo, los grupos independentistas se aseguraron en la legislatura anterior que sus propuestas rupturistas pudieran ser tramitadas vía exprés gracias a la reforma del reglamento de la Cámara catalana. Una reforma que, posteriormente, avaló el Tribunal Constitucional, pero que allanó el terreno de las leyes del referéndum y de transitoriedad.
Algunos grupos de la oposición ya han anunciado que pedirán dictamen sobre esa reforma de la ley de presidencia al Consejo de Garantías Estatutarias. Al tratarse de una vía de urgencia, este organismo tiene una semana para pronunciarse –no un mes, como es habitual--, por lo que todavía hay tiempo para que Puigdemont lleve a cabo su autoinvestidura. Hay margen hasta el 22 de mayo. Sin embargo, ERC y PDeCAT –incluso la oposición— dudan de que el presidente del Parlament permita esa investidura. Desde el punto de vista jurídico, el republicano Roger Torrent no ha dado ningún movimiento en falso hasta ahora. Algo que supone una inversión de futuro respecto a posibles candidaturas y liderazgos.