Puigdemont cree que podría tener 12 diputados más si Junqueras sigue en prisión
El gran temor de JxCAT es que, en caso de nuevas elecciones, el Gobierno se deje arrastrar por la imagen de moderación de ERC y presione a favor del excarcelamiento de su líder
4 febrero, 2018 00:00¿Nuevas elecciones? ¿Un candidato alternativo? Los independentistas juegan al despiste y mantienen en vilo a todo el país, que asiste perplejo a batallas fraticidas y mensajes de rendición divulgados por la reina de las mañanas televisivas Ana Rosa Quintana.
Posiblemente, nadie en Junts per Catalunya y ERC sepa exactamente lo que va a ocurrir, pues los procesos judiciales que penden sobre los dirigentes secesionistas acentúan el factor personal en la toma de decisiones. Pero tanto el entorno de Carles Puigdemont como los republicanos han comenzado a hacer cábalas respecto a las consecuencias de una repetición electoral.
Electorado compartido
Puigdemont se siente fuerte y la estrategia de prudencia/legalidad de ERC cree que le beneficiaría si se repiten los comicios. Sus politólogos de confianza, según explican a Crónica Global fuentes convergentes, aseguran que JxCAT podría crecer entre 10 y 12 escaños a costa de ERC, aunque no descartan que la CUP, que sufrió un enorme batacazo el 21D --pasó de 10 a 4 diputados-- pueda recuperar posiciones en un electorado que comparten. Gusten o no sus radicales posiciones, lo cierto es que la imagen que han dado los antisistema durante el turbulento proceso de investidura es de coherencia.
“Hay vasos comunicantes entre el electorado de ERC y JxCAT. Por eso, el entorno de Puigdemont cree que en unas nuevas elecciones se podrían obtener entre 10 y 12 diputados más”, explican estas fuentes. Siempre y cuando, admiten, “Oriol Junqueras siga en la cárcel”.
En efecto, el gran temor de los nuevos convergentes es que el Gobierno español se deje arrastrar por la imagen de moderación que están dando los republicanos y, en caso de repetir comicios, presione a favor del excarcelamiento de Junqueras, lo que le permitiría protagonizar la campaña que no pudo hacer de cara al 21D.
El buen concepto en Moncloa
Aunque la puesta en libertad de los dirigentes independentistas no está, hoy por hoy, en la mente del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, lo cierto es que hay mensajes inquietantes. El exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo ha asegurado en una entrevista a El Independiente que la salida de prisión de Junqueras contribuiría a la normalización de Cataluña.
Se desconoce si se trata de un sentir generalizado en el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Pero es sabido el alto concepto que, entre dirigentes populares como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría --que pilotó la fallida operación diálogo--, se tenía de Junqueras como interlocutor. No sería descabellado, por tanto, esa puesta en libertad, provisional, obviamente, dado que la causa judicial seguiría su curso.
ERC y la moderación
Un progreso electoral de ERC, que había partido como ganadora el 21D, le permitiría explorar nuevas alianzas al margen de JxCAT, léase, arrimarse a los comunes para formar una gran coalición de izquierdas.
Esquerra había reservado la estrategia de moderación --esconder la bandera y apostar por ampliar la base social de un independentismo más integrador-- para después del 21D, pero tuvo que adelantarla debido al encarcelamiento de Junqueras, que forzó la salida a escena de otros dirigentes republicanos menos carismáticos y curtidos, como Marta Rovira y Carles Mundó.
ERC no hizo una campaña con moral de victoria. Tampoco ahora las tienen todas consigo en cuanto a los supuestos beneficios de un adelanto electoral. Aguantan la presión y cierran filas entorno a la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC) de supeditar la investidura del futuro presidente catalán a que no haya consecuencias penales. Pero, si Junqueras sigue en la cárcel, temen que, en efecto, JxCAT se dispare en las urnas y amplíe la distancia con ERC.
Antiguos rivales
Los republicanos creen que JxCAT tiene a su favor el descarte de antiguos rivales de ERC que no repetirían en unos nuevos comicios, como Carles Mundó, que ha abandonado la política. Incluso la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, y la exconsejera Dolors Bassa podrían renunciar a formar parte de una nueva candidatura consecuencia de las presiones judiciales.
Hay que añadir un probable transfuguismo del exconsejero de Salud Toni Comín --uno más tras pasar del PSC a ERC-- cada vez más distanciado de Junqueras y que, según sus allegados, se había convertido en un hooligan de Puigdemont. Aunque tras ser cazado con SMS comprometedores del expresidente --¿posado?, ¿robado?--, el independentismo ya no sabe qué pensar.