Lo ocurrido el martes da idea del clima de crispación, por no decir de falta de respeto, que se ha instalado en la Cámara catalana. La cortesía parlamentaria ha dado paso al insulto. Y no precisamente entre partidos ideológicamente antagónicos, sino entre Junts per Catalunya y ERC.
Según han informado fuentes soberanistas a Crónica Global, trabajadores del grupo parlamentario republicano fueron insultados por dos diputadas independientes de Junts per Catalunya el pasado martes, después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), anunciara su decisión de aplazar la investidura de Carles Puigdemont. Estas fuentes aseguran que las dos diputadas llamaron “cagados” a estos empleados. Se trata de dos personas muy próximas al entorno intelectual de Carles Puigdemont que se presentaron en las elecciones del 21D en puestos muy destacados de la candidatura independentista.
La indignación de los republicanos
La reacción de esas dos parlamentarias --sin experiencia política ni gubernamental— ha causado una profunda indignación en ERC.
Como se sabe, el soterrado ruido de sables entre republicanos y convergentes ha salido a la luz después de que Torrent se negara a desobedecer al Tribunal Constitucional dando vía libre a la investidura de Puigdemont a distancia. La pugna ha visualizado la fractura del mundo independentista y la extraña alianza entre JxCat y la CUP, muy críticos con la decisión del presidente de la Cámara catalana. Ese enfrentamiento fue verbalizado el martes por la noche por el propio Puigdemont, quien colgó un vídeo en las redes en el que acusaba a Torrent de sucumbir a la estrategia del Estado.
Con posterioridad al incidente entre las diputadas de JxCat y los trabajadores de ERC, la pugna política se hizo extensiva a las calles, donde decenas de manifestantes independentistas rompieron el cordón de los Mossos d'Equadra --la carga se saldó con detenciones y heridos-- y rodearon el edificio del Parlament para defender a Puigdemont. Tanto los nuevos convergentes como la CUP habían hecho un llamamiento a la movilización, en un claro desafío a Torrent.