¿Seguirle el juego a Carles Puigdemont o quedar como traidores? Esta es la gran encrucijada en la que se encuentran los republicanos a pocos días de que se celebre el debate parlamentario de investidura del futuro presidente de la Generalitat.
ERC, que se había planteado una legislatura con menos confrontación y centrada en ampliar la mayoría social independentista, se ha visto arrastrada por la radical estrategia de Puigdemont. Frenar esa deriva sin costes electorales para ERC pasa, según admiten sectores del partido, por que “todo caiga por su propio peso”. Esto es, que el expresident renuncie o que el Gobierno de Mariano Rajoy impugne la investidura del convergente.
“El 90% de ERC y de PDeCAT rechazaba una DUI (declaración unilateral de independencia) y al final la tuvimos porque nadie quería pasar por traidor. Ahora ocurre lo mismo, nadie quiere seguir el rumbo de colisión de Puigdemont, pero al final lo tendremos”, explican fuentes del entorno republicano.
El bloqueo de JxCat
Contra todo pronóstico, Junts per Catalunya fue la formación independentista que obtuvo más escaños en las elecciones del 21D. ERC partía como favorita, pero el encarcelamiento de Oriol Junqueras y los resbalones de Marta Rovira impidieron a los republicanos llevar a cabo una estrategia electoral de formación ganadora. Sin embargo, las mismas fuentes creen que, en el caso de que hubieran vencido a JxCat “estaríamos en la misma situación de bloqueo, pues Puigdemont se arrogaría la legitimidad de ser investido presidente”.
El comentario dice mucho de la imagen que el exalcalde de Girona tiene entre los republicanos. “El primero en hacer autocrítica pierde electorado, por eso nadie admite que las cosas no se han hecho bien. Y que quizá es necesario plantear otros objetivos, como llegar a un 60%-70% de electorado independentista. Y que Junqueras y Puigdemont den paso a una nueva generación”, confiesan desde la formación republicana.
Impugnación ante el Tribunal Constitucional
ERC tiene ahora la presidencia de la Mesa del Parlament, cargo que ejerce Roger Torrent, quien, llegado el día de la investidura, deberá decidir si admite el voto delegado. Durante su encuentro en Bruselas, Torrent advirtió de la necesidad de formar gobierno "desde el minuto uno". Una velada alusión a las extravagancias telemáticas del convergente.
Si Puigdemont regresa de Bruselas, como ahora calibra, su futuro queda en manos de la justicia. Pero si vuelve a pedir el voto delegado, es la Mesa la que tendrá que tomar la decisión de si lo acepta, contraviniendo así el informe de los letrados del Parlament que, en su día, ERC se comprometió a respetar. Por ello, la mejor salida para los republicanos es encomendarse al Gobierno de Mariano Rajoy, que ya ha avanzado que impugnará la investidura.
PSC y Ciudadanos también avisan de que recurrirán al Tribunal Constitucional.