El republicano Roger Torrent, de Sarrià de Ter a presidente del Parlament
Esquerra propone al diputado por su oratoria, tras comprobar el caos y la falta de pesos pesados para ejercer el segundo cargo institucional de Cataluña
17 enero, 2018 00:00Voluntarioso, con una gran capacidad de oratoria --algo básico en la política moderna, se diga lo que se diga-- pero con muy poca experiencia y desconocido por completo. Es Roger Torrent, que será elegido este miércoles como nuevo presidente del Parlament en sustitución de Carme Forcadell, tras el acuerdo en el seno del bloque independentista, según el cual es puesto le corresponde a Esquerra.
Torrent ha salvado los muebles en la campaña electoral de ERC, tras participar en los debates televisivos, después del fracaso de Marta Rovira en el cara a cara que mantuvo en La Sexta con la candidata de Ciudadanos y ganadora de los comicios del 21D, Inés Arrimadas. Habló con fluidez, con garra, aunque sin salirse ni un centímetro del guion republicano. Su tesis no fue diferente a la de Junts per Catalunya, sobre la restitución del Govern de Carles Puigdemont, aunque se caracterizó por defender políticas sociales y entrar, aunque fuera tímidamente, en aspectos de gestión.
De alumno de máster a 'hipster'
Ahora, Esquerra lo lanza a la presidencia del Parlament, en una aventura llena de incertidumbre. Será el presidente más joven en la historia contemporánea de Cataluña. Nació en 1979 en Sarrià de Ter (Girona), un pueblo de 5.000 habitantes, del que es alcalde desde 2007, y concejal desde los 20 años. Gobierna con mayoría absoluta y obtuvo el 70% de los votos en las elecciones de 2015, lo que da una muestra de la fe independentista. ¿De profesión? Es licenciado en Ciencias Políticas por la UAB y máster en estudios territoriales y urbanísticos por la UPC y la Universitat Pompeu Fabra. No ha tenido mucho tiempo vital para nada más. Diputado en el Parlament, eso sí, desde las elecciones de 2012, por la circunscripción de Girona.
Aunque la dirección de Esquerra valoró hasta el último instante a la diputada Alba Vergés, se ha decantado por Torrent, que ha tenido claro que la imagen es determinante para vender mejor el mensaje. Los republicanos, que se han vanagloriado de incorporar a responsables políticos de otros ámbitos, con presencia de independientes en sus listas, y de exmiembros del PSC o de Unió Democràtica, ha querido confiar en un joven de Esquerra sin fisuras.
Si en los carteles como candidato a la alcaldía aparecía sin barba, con un rostro de alumno de máster, y con corbata, Torrent se ha desmelenado en los últimos tiempos, con una imagen pétrea, con poblada barba, y más casual, una especie de hipster con ideas claras y directas.
Su primer objetivo, como trasladó de inmediato a través de un comunicado, es “poner la institución al servicio de la ciudadanía y no de las fuerzas del 155 y materializar el mandato democrático surgido de las urnas el pasado 21 de diciembre”.
Provisionalidad permanente
Su elección, sin embargo, denota que el independentismo se ha quedado sin liderazgo, que no hay pesos pesados con carisma y una carrera política densa que puedan ser referentes. Sin Oriol Junqueras, en prisión preventiva, con el fiasco de Marta Rovira --cuya principal labor ha sido en la vida interna del partido como secretaria general-- y sin Carles Mundó, que ha decidido dejar la política, Esquerra ha comprobado que no tenía muchos elementos para poder elegir. En los últimos días ha surgido el nombre del exsocialista Ernest Maragall, en las filas de Esquerra. Pero Maragall no quería ni tan solo que lo propusieran, porque considera que no se dan las condiciones idóneas, sin saber todavía quién será el candidato a la presidencia de la Generalitat, pendientes todos del posible paso atrás de Carles Puigdemont.
Esto es lo que hay. Nuevos tiempos. Incertidumbre total. Divisiones en el seno del soberanismo, y un dirigente, que es alcalde de su localidad de nacimiento, de apenas 5.000 habitantes, que se convertirá este miércoles en presidente del Parlament, el segundo cargo institucional más importante de Cataluña después del presidente de la Generalitat. ¿Quién da más?
La política catalana se ha instalado en la provisionalidad permanente.