La sede de Ciudadanos de L'Hospitalet, la más atacada de España, manchada de heces / CG

La sede de Ciudadanos de L'Hospitalet, la más atacada de España, manchada de heces / CG

Política

La sede de partido político más atacada de España

Ciudadanos de L’Hospitalet ha recibido nueve acometidas en dos años, ocho a las instalaciones y una al líder del grupo, Miguel García

27 abril, 2017 00:00

“Ahora llevamos dos meses en los que no hemos recibido ningún ataque”. Lo dice el portavoz de Ciudadanos en L’Hospitalet de Llobregat, Miguel García. Cuenta el tiempo que la sede de su partido no ha sido atacada, precisamente porque es la que más agresiones ha registrado.

En dos años, el tiempo que lleva abierta, la oficina de C’s ha recibido ocho ataques. Nueve, si se tiene en cuenta la que recibió el propio dirigente. García sufrió un golpe en la cara y otro en el costado el pasado mes de noviembre en el barrio de La Florida de L’Hospitalet.

Repartía folletos de propaganda electoral en una carpa del partido cuando un joven de 25 años se acercó, escupió en los papeles, le lanzó amenazas de muerte --“os mataremos” en catalán-- y le agredió, provocando que se le cayeran y rompieran las gafas.

El portavoz de Ciudadanos de L'Hospitalet, Miguel García / CG

El portavoz de Ciudadanos de L'Hospitalet, Miguel García / CG

El portavoz de Ciudadanos de L'Hospitalet, Miguel García / CG

Grupo antisistema

Así lo explicó el mismo portavoz en su denuncia ante los Mossos d’Esquadra. En una entrevista con Crónica Global, ha recordado que la sede de Ciudadanos es la que más agresiones ha registrado de toda España desde que lleva abierta. Sostiene que se trata de un grupo “antisistema con tinte secesionista” puesto que en los insultos que les lanzan, les invitan a irse de Cataluña.

Pintadas de 'nazis' en la sede de Ciudadanos de L'Hospitalet / CG

Pintadas de 'nazis' en la sede de Ciudadanos de L'Hospitalet / CG

Pintadas de 'nazis' en la sede de Ciudadanos de L'Hospitalet / CG

No acaba de confirmar que haya detrás una consigna, pero duda que sea un encargo de algún otro partido “porque se comprometen a mucho”, pese a que pone como ejemplo las recientes declaraciones de Lluís Llach: “Esto arenga a las masas”.

Lo curioso es que la ciudad de L’Hospitalet nunca ha estado ligada a un sentimiento independentista generalizado. De hecho, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) va camino de cumplir 40 años en el Gobierno de la segunda urbe de territorio catalán. Toda una vida, desde la llegada de la democracia.

Ventaja del PSC

“No deja de haber gente independentista en todo el territorio catalán”, argumenta García ante el panorama. Una cosa es que la población en su conjunto no sea radical y, otra, que en una ciudad de 260.000 habitantes no haya entre 20.000 personas y 30.000 ciudadanos “que puedan pensar distinto y combatan las ideas con agresiones y ataques”.

La sede del grupo, atacada con pintura / CG

La sede del grupo, atacada con pintura / CG

La sede del grupo, atacada con pintura / CG

El histórico mandato del partido de la alcaldesa, Nuria Marín, en L’Hospitalet pone en jaque al resto de partidos, en especial a Ciudadanos, la principal oposición, que cuenta con cuatro concejales en el consistorio frente a los once de los socialistas. “En una carrera de mil metros, el PSC siempre parte con 500 metros de ventaja”, dice el portavoz de la formación naranja.

Él mismo formó parte del grupo de Marín durante unos 30 años hasta que, hace cinco, decidió marcharse. “Empezaba el problema secesionista en Cataluña” y, en sus palabras, el partido no dio un paso adelante y sacó a relucir sus complejos más terribles. “El PSC, un día se acuesta separatista y al día siguiente se despierta unionista”.

La amiga fea de la novia

El problema que tiene L’Hospitalet, según Miguel García, es que los años que lleva el socialismo en el gobierno son los mismos que lleva tejiendo una red clientelar asociacionista para encontrar apoyo. Y lo consigue. La alcaldesa, además, pretende convertirla en una ciudad de dos velocidades: un Manhattan, construido a base de especulación, y un Bronx, donde se concentran los barrios más pobres.

A su entender, la segunda ciudad de Cataluña recibe, además, todo lo que Barcelona no quiere. “Es como aquella pareja que va a casarse, la pobre chica no es muy agraciada y tiene un novio que está bastante bien. Entre el público, una invitada también poco agraciada y sin novio. Y cuando el cura pregunta a la novia si quiere por esposo al hombre, la amiga de la novia dice: ‘Si no lo quiere ella, para mí'”.