Mas quiere ser presidente ‘florero’
Junts pel Sí presiona a la CUP para aceptar que el líder de CDC se mantenga al frente del Gobierno sin atribuciones reales y delegar la gestión a Junqueras, Romeva y Munté
11 noviembre, 2015 19:33Toda la presión sobre la CUP. El organigrama del futuro Gobierno de la Generalitat está diseñado desde hace semanas, lo avanzó Crónica Global, y la formación antisistema estaba informada de ello. El propio presidente en funciones, Artur Mas, se lo avanzó a Antonio Baños en la reunión que mantuvieron el 26 de octubre y, de entrada, fue bien recibida por el cabeza de lista de la organización. Pero a horas de la segunda votación de investidura el apoyo no está claro y el nerviosismo se ha apoderado de los independentistas.
Baños mantenía públicamente la mañana del miércoles que la CUP no iba a hacer Mas presidente. No lo apoyarán, una posición que se repite desde el primer día, y no basta con una abstención. Mas necesita dos votos favorables de la lista antisistema para conseguir convertirse en presidente florero y ceder la responsabilidad real del Gobierno a Oriol Junqueras, como vicepresidente económico; Raül Romeva al convertirse en vicepresidente de asuntos exteriores y convertir a Neus Munté, sindicalista de UGT y portavoz del Gobierno en funciones, en vicepresidenta del ámbito social.
Mas, presidente del ‘procés’
Es decir, la propuesta camina hacia la presidencia coral que la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, planteó tras las elecciones del 27S como una forma de gobierno revolucionaria en la que no existiera un solo protagonista. El papel de Mas en el futuro Ejecutivo pasaría por encargarse únicamente del procés. También se ocuparía de acabar de diseñar y desarrollar las estructuras de estado y ejercer un papel institucional, parecido al de los presidentes italianos.
Consolidaría así la percepción de su entorno de que ha dejado de ser el presidente de CDC, un partido en las últimas tras los escándalos de corrupción del caso 3% y el caso Pujol, para ejercer ya plenamente como líder del independentismo. Desde la manifestación del 11 de septiembre de 2010 ha enfocado su política al procés y por el camino ha roto incluso la coalición con Unió que propició durante años mayorías absolutas a la federación nacionalista en el Parlament. Algo que no ha gustado a todos los políticos que le han acompañado en las dos últimas legislaturas y que ha enfriado las relaciones personales.
Reunión en la Generalitat
Tras negarlo, Junts pel Sí ha reconocido abiertamente que la propuesta que está sobre la mesa de la CUP es la que pasa por hacer de Mas un presidente florero. Oficialmente, con menos poder ejecutivo.
La coalición de CDC, ERC y entidades con gran protagonismo durante los últimos años en Cataluña como la ANC o Òmnium Cultural lo ha admitido tras una reunión durante más de dos horas la tarde de este miércoles en la Generalitat en la que han asistido Artur Mas; su mano derecha, Josep Rull (candidato para ser el número dos en la vicepresidencia económica); los números uno y dos de ERC, Oriol Junqueras y Marta Rovira; y los diputdos de la CUP Gabriel y Benet Salellas. Baños se ha unido un poco más tarde que sus compañeros. Por la mañana había manifestado que estaba enfermo, pero ha dejado la cama para unirse a la negociación.
La decisión de la CUP
Los diputados de la CUP eludieron las cámaras apostadas en la puerta de la Generalitat. “No sé cómo decir ya que no voy a hablar”, manifestaba Baños ante la expectativa de los medios allí apostados. La formación es consciente de que, sea cuál sea su voto este jueves, perderá.
Una parte de su electorado no les perdonaría que facilitaran la investidura de la persona que asume la mayor responsabilidad de los recortes y las privatizaciones constantes en las dos últimas legislaturas. Una política que no ha propiciado, precisamente, que la caja de la Generalitat esté saneada. Pero si bloquea por segunda vez, molestará a otra parte de sus votantes que creen que para conseguir la independencia dejar a Mas de florero se trata de un mal menor.
Amenaza de nuevas elecciones
Las elecciones es el escenario menos deseado desde la bancada independentista. Se admite abiertamente que los resultados actuales son los mejores que se podrían obtener. Incluso si se rompe la coalición de CDC y ERC, algo que, a priori, beneficiaría al partido de Junqueras.
Junto al organigrama deseado, la CUP también se ha encontrado sobre la mesa la amenaza de ir a unos nuevos comicios. La presión es máxima.