El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, en el centro, firma en 2011 un acuerdo con exhibidores y distribuidores de cine.

El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, en el centro, firma en 2011 un acuerdo con exhibidores y distribuidores de cine.

Política

Mascarell, muy lejos de sus objetivos con el cine en catalán

El consejero continúa con su política de subvenciones al doblaje, pero la cuota de pantalla no aumenta, y sigue por debajo de un irrisorio 3%

22 octubre, 2015 21:07

La Consejería de Cultura de la Generalitat acaba de presentar una nueva línea de subvenciones al doblaje o subtitulado de películas en catalán, con un presupuesto de medio millón de euros. Y ha aprovechado para exhibir algunas cifras. Pero estas confirman que la estrategia convergente y del titular del departamento, el ex socialista Ferran Mascarell, de apostar por los estímulos y las subvenciones, ha sido un rotundo fracaso a la hora de incrementar la cuota de cine en catalán. Una cuota que sigue muy por debajo del listón que se puso el propio Mascarell cuando llegó al cargo.

La nueva línea de subvenciones, aprobada este miércoles, está destinada a empresas de doblaje y subtitulación, para la explotación comercial en DVD, televisión, televisión a la carta u otros formatos posteriores al estreno en salas, y tiene un presupuesto total de medio millón de euros. En enero se aprobó la línea de subvenciones para estrenos en salas de cine, con ayudas a las empresas que pueden llegar a cubrir el 100% del gasto en doblaje y subtitulación.

CiU no aplicó las cuotas de la Ley del Cine

Desde su vuelta a la Generalitat en 2010, CiU optó por su tradicional política de subvenciones y el acuerdo con el sector para aumentar la presencia del cine en catalán en las salas. El ejecutivo autonómico no llegó a aplicar nunca las cuotas obligatorias de doblaje o subtitulación que contemplaba la Ley del Cine que heredó del tripartito –elaborada a iniciativa de ERC–.

Las grandes distribuidoras internacionales y las salas protestaron en su día enérgicamente contra estas cuotas, que obligaban a proyectar en versión catalana la mitad de las copias de cada película estrenada en Cataluña –salvo las de idioma original en español, y con algunas otras excepciones–, y llegaron a amenazar con el boicot. Ante esta perspectiva, el gobierno de CiU optó por no desarrollar el reglamento que fijaba estas cuotas, convirtiendo así en papel mojado la principal novedad de una ley que habían criticado ya desde la oposición.

Por contra, el departamento de Cultura volvió a apostar por los estímulos en forma de subvenciones y acuerdos con el sector. En 2011, Mascarell en persona presentó como un gran éxito un pacto con los exhibidores y las 'majors' norteamericanas para aumentar el número de films doblados o subtitulados en catalán. Mascarell aseguró entonces que, con ese acuerdo, se lograría una cuota de pantalla de cine en catalán –porcentaje de espectadores que ven cine en catalán sobre el total del público– superior a la que se habría logrado con la Ley del Cine de ERC. Y dio cifras: afirmó que se llegaría al 11% de cuota de pantalla en 2012, y al 35% en 2017. Pero la realidad ha sido muy diferente.

Los datos

Con cifras de la propia Generalitat, 2014 se cerró con una cuota de pantalla del cine en catalán del 2,22%. Y en los años anteriores la cifra fue muy parecida: 2,60% en 2013, 3,88% en 2012, 2,16% en 2011, y 2,86% en 2010. En lo que llevamos de año, la cuota de pantalla del cine en catalán es del 2,38%. Muy lejos del 11% que Mascarell daba por hecho para hace tres años, y a años luz del 35% que prometió para 2017.

En números absolutos, Mascarell aseguró en 2011 que "aproximadamente 1,5 millones de ciudadanos podrán ver cine en lengua catalana en 2012". Ese año, la cantidad real fue de 683.000. En el resto de ejercicios desde 2010, la cifra ha oscilado entre un máximo de 518.000 y un mínimo –el año pasado– de 352.000 

Cuota y porcentaje de copias se mueven a la par

Estas cifras se corresponden bastante exactamente con el número de sesiones con filmes en catalán. En 2010, solo un 2,79% de las proyecciones en las salas de cine catalanas ofrecieron filmes en versión catalana, y la cifra de 2014 fue del 2,71%. En el resto de años, los porcentajes están también en el mismo rango: 2,17% en 2011, 4,53% en 2012, y 2,47% en 2013.

Estas irrisorias cifras de sesiones y espectadores del cine en catalán no se corresponden, en cambio, con el porcentaje de filmes estrenados en versión catalana, que es sensiblemente superior. En 2014 se estrenaron en catalán un 16,40% de los títulos, por un 12,85% en 2013, un 14,19% en 2012, un 10,87% en 2011 y un 13,95% en 2010. En lo que llevamos de 2015 la cifra es del 12,81%.

¿El huevo o la gallina?

La disonancia entre las cifras demuestra que las distribuidoras y las salas eligen proyectar en catalán un número limitado de copias y sesiones de los filmes que doblan o subtitulan. La cuestión es si la marginal cuota de pantalla del catalán viene dada por la poca oferta, o si las empresas se adecuan a una demanda que consideran muy reducida.

La política de subvenciones de la Generalitat con CiU, de hecho, también incorpora un cierto sistema de cuotas. Como estímulo, no como obligación. Y en porcentajes menores que la Ley del Cine. Así, para beneficiarse de las ayudas, las distribuidoras tienen que estrenar un mínimo de copias en versión catalana, que va de seis, si el film en cuestión se estrena en menos de 25 salas, a 25, si se estrena en más de 50 pantallas. Para la subtitulación, solo deben garantizar una única pantalla.