Existe un problema con los médicos internos residentes (MIR) en Cataluña. Los facultativos en formación han vuelto a esquivar un año más los hospitales catalanes, aunque algunos de los centros sanitarios vernáculos son referencia en su especialidad. El territorio tiene dificultades en este sentido, y ello tiene muchos más ángulos --y consecuencias-- de los que se pueden abordar en un simple artículo de opinión.
Pero lo cierto es que la sanidad catalana, referencia en muchos otros aspectos, ha vuelto a quedar por debajo de regiones con similar nivel de población como Andalucía y Madrid cuando se cuenta el número de adjudicaciones o aquellas que atañen a los números uno de cada especialidad. Este fenómeno en la Formación Sanitaria Especializada (FSE) no es algo nuevo, como han venido mostrando los datos del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada.
Según los últimos informes disponibles de esta institución productora de conocimiento, Andalucía superó a Cataluña como segundo enclave más preferido para formarse por los primeros 4.000 aspirantes de la FSE tras la Comunidad de Madrid en 2020. La región sureña repitió la machada en 2021, tras años en los que la autonomía catalana había ocupado esa posición. De los 1.000 mejores aspirantes a MIR, 153 optaron por hospitales catalanes acreditados en 2020. En 2021 ya cayeron a 141.
A la espera de la compilación de datos de este año, no parece que la tendencia vaya a ser de reversión. En 2014 y 2015 cuatro de las mejores 20 notas elegían Cataluña para terminar de formarse. En 2017, los números uno cayeron a, valga la redundancia, uno. Y este año se ha repetido la discreta cifra.
¿Supone ello un problema? Desde el sector recuerdan que lo es a nivel de retención de talento, pues tras la formación, "la movilidad es grande y los mejores médicos suelen acabar donde tienen que estar, en las ciudades sanitaria de referencia en cada especialidad". De este modo, la sanidad catalana, referentes en muchas cosas, se estrella año tras año en el sistema FSE.
Ese es parte del diagnóstico. Lo que falta son las causas. El porqué. Cuando el procés independentista arreció, diversos estamentos, como la propia Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), alertaban de que la situación "política e idiomática" de la comunidad desincentivaban la elección del territorio por parte de los R0 o futuros residentes.
Desde otros ámbitos se apunta a otras causas, siendo la económica de las más importantes. Es lo que dijo, por ejemplo, la Asociación MIR España, que llegó a denunciar el "maltrato institucional" a ese grupo de sanitarios en Cataluña, en referencia a las largas jornadas y al salario más que ajustado, sobre todo comparado con el nivel de vida de ciudades como Barcelona.
Sea cual fuere la causa, supone un problema que ningún conseller de Salud ha atinado a revertir. De hecho, el propio consejro Josep Maria Argimon, a quien se le pueden afear muchas cosas pero no desconocimiento del sistema sanitario, aseguró en 2021 que el Govern "no quería la organización del MIR", sino la "mejora y la atracción de talento" a los hospitales autonómicos. Lo dijo Argimon cuando algunos círculos sondearon el traspaso del MIR --un sistema nacional de éxito-- a Cataluña.
Pues bien, lo de atraer talento parece que no se logra. Y el ejercicio de las competencias catalanas en este campo, que pasan sobre todo por pedir las plazas necesarias al ministerio, tampoco marcha bien, como explicó este medio. Quizá es hora de que algunos reflexionen y aborden la cuestión con serenidad y visión de futuro.