El líder del empresariado catalán es un tipo de Vilassar de Mar nacido en 1949 y que ha hecho un poco de todo en la vida. El rincón de la política y el de la empresa son, sin duda, las esquinas del cuadrilátero vital que más tiempo le han ocupado.
Es el hermano mayor de Daniel Sánchez Llibre, pero, sin embargo, es el pequeño quien se puso al frente del negocio familiar de conservas que impulsó el padre.
El primer hijo era el auténtico negociador de todas las salsas (las del aperitivo también, por supuesto), el más listo en el recreo del patio de las Cortes en el que se cambiaban los cromos y, en cambio, no ejercía ningún liderazgo. Ni en la empresa familiar. Era el número dos de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), dejaba para Josep Antoni Duran i Lleida la púrpura del poder en el partido y los fastos que tanto agradaban al de Alcampell. Y como líder de una entidad fundadora de La Caixa, ejerce con esmero de soldado condecorado de Isidro Fainé. Siempre detrás.
Josep Sánchez Llibre ha encontrado en la recta final de su carrera el traje que mejor se amolda a su figura. Como presidente de Foment del Treball ha dejado de ser un segundón. Hoy es el primer lobista de España. El más eficaz, el más buscado, el más barato y, al cabo, el único capaz de actuar sea cual sea el gobierno de turno. El de las gafas redondas de pasta más reconocibles del papel couché.

Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball
La paralización del impuesto que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz habían aplicado a las compañías energéticas es el mayor y más reciente de sus triunfos. Ha sido tan sencillo como sentar a los afectados, preguntarles cuáles eran las necesidades, examinar los costes, analizar las contrapartidas y sin necesidad de un triste papel, el empresario se lanzó al ruedo de forma coordinada con otro antiguo político como él, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.
Que el Gobierno sigue apretando los tornillos de las energéticas… sépase, pues, que esas compañías destinarán grandes inversiones, incluso superiores al impuesto, a localizaciones distintas al Estado español. Se empezará por Portugal, pero en el proceso de salida cabe cualquier destino más óptimo en lo fiscal. Tarragona, para empezar, se quedaría sin una renovación de su ya madurito polo petroquímico. La operación, de 1.400 millones de euros en términos redondos, ya está paralizada gracias a las artes del de Vilassar.
La amenaza coordinada de las energéticas al Gobierno con las actuaciones y movimientos de Sánchez Llibre en Madrid y en Waterloo han sido la mano de santo que frenó el impuestazo. Hubo suficiente con convencer a los de Junts, que a lo Belén Esteban dijeron que ellos por Cataluña matan y se acabó el sueño húmedo y progre de Sánchez y Díaz con el lento sangrado a las grandes energéticas.
Hacía falta alguien discreto y capaz de realizar gestiones brillantes sin molestar a ninguno de los participantes. Sánchez Llibre fue el escogido y su amplio conocimiento del Ibex 35 y de las entrañas de la administración española han hecho el resto. No, el catalán no quiere presidir la CEOE; no tiene el mínimo interés por el sillón de Antonio Garamendi, le apetece mucho más el poder real, el efectivo, el de verdad. Madrid, la villa y la corte, son para él, sobre todo, instrumentales.
Antes de que José Blanco y su Acento triunfaran en España haciendo un lobby desacomplejado y transparente, Sánchez Llibre había inventado el negocio. Fue el auténtico precursor. Ni Miquel Roca, ni Duran i Lleida, ni Francesc Homs…, todos ellos grandes intermediarios de lo visible y lo invisible, le llegaron jamás a la suela del zapato negociador. El hombre de las conservas no quería dinero. No lo facturaba en euros, sino en enmiendas transaccionales y otras recompensas para su partido.
Hubo un tiempo de proximidad personal con Vicente Martínez Pujalte, diputado del PP de la era de José María Aznar. Venía del levante español y siempre trajo consigo alguna que otra polémica sobre ilícitos que nunca se demostraron. Se hicieron amigos y se decía que iban juntos en el negocio lobístico hasta la llegada de Sánchez a la patronal.
El líder del empresariado catalán ha conseguido la amistad del presidente del Gobierno, pero sobre todo de Salvador Illa y, a la vez, del prófugo de Waterloo. Todos le quieren, todos le necesitan y hasta Josep Oliu ha conseguido ponerle de su lado en la lucha contra Carlos Torres y la inoportuna OPA del BBVA sobre el Sabadell. Sánchez Llibre se ha convertido en el rey del lobby.
El disputado voto del señor Cayo es el título de una novela de Miguel Delibes escrita justo al inicio de la democracia y ya con el tema del abandono del campo y de la España que se vacía como eje central de la obra. Casi 50 años después, alguien podría escribir un libro sobre el personaje de este artículo. Y, parafraseando a Delibes, el título está ya incubándose: La disputada gestión del lobista de los berberechos.