Me parece muy bien que cada uno defienda el modelo turístico que quiera, pero también creo necesario mantener algo de coherencia en las posiciones que se mantengan.

Por ejemplo, el consorcio Turismo de Barcelona, del que es socio destacado el ayuntamiento de la ciudad (presidido por el PSC), acaba de anunciar un cambio estratégico representado en la actualización de su lema promocional.

Hasta ahora, este ente público dedicado a proyectar, dinamizar y posicionar Barcelona como destino turístico internacional tenía como consigna el eslogan VisitBarcelona (Visite Barcelona), pero, en adelante, utilizará el lema This is Barcelona (Esto es Barcelona).

Aparentemente, la mutación parece inocua, pero los responsables de Turismo de Barcelona, encabezado por Jordi Clos, han explicado que se trata de una “nueva estrategia” para “dirigirnos a un visitante de valor” para “transitar hacia un turismo de calidad, más sostenible y que genere más retorno”.

Desde la entidad han insistido en que “el contexto ha cambiado”, “el visit ha tocado techo y tocaba cambiarlo”. Así, con el nuevo lema, Turismo de Barcelona “deja atrás 30 años de hacer una promoción de éxito basada en captar visitante para centrarse en poner en valor la ciudad”. “Es la plasmación de que la ciudad ya no quiere atraer ‘más’ sino ‘mejores’ visitantes”, han sentenciado.

Pues nos ha quedado claro. Las autoridades políticas y económicas de la ciudad (la Cámara de Comercio también forma parte del consorcio) no quieren más turistas, sino turistas que dejen más dinero en Barcelona. O, lo que es lo mismo, quieren turistas ricos, pero no turistas de las clases trabajadoras. Como apunté hace unos días, el mensaje es cristalino: pobres extranjeros, aquí no.

Lo que ya no parece tan razonable es hacer compatible este mensaje con otro en sentido contrario. Y es que hace apenas unos días el PSC alardeaba en sus redes sociales del programa Verano Joven.

Se trata de los tradicionales descuentos (de hasta el 90%) que el Gobierno ofrece en verano a los jóvenes en los billetes del transporte público para viajar por toda Europa. Esto incluye el famoso Interrail, para moverse en tren por todo el continente por muy poco dinero.

Como es lógico, este tipo de ofertas no son las que acostumbran a utilizar las familias más favorecidas económicamente, sino más bien al contrario, dando lugar a lo que conocemos como turismo mochilero, que deja muy poco valor añadido en los destinos, pero que permite viajar a jóvenes con pocos recursos. Y acumula cientos de miles de viajes (más de medio millón solo en la primera quincena de julio).

Así, sorprenden las dos posiciones enfrentadas que defiende el PSC en este ámbito. Por una parte, a través de Turismo de Barcelona, anuncia que no quieren más turistas, sino turistas con más dinero, no pobres. Y, por otra, desde el Gobierno, alardean de subvencionar el turismo mochilero que hace que cientos de miles de jóvenes viajen por toda Europa por cuatro perras propagando ese “turismo masivo” que tanto critican.

A ver si se aclaran de una puñetera vez.