Francisco González y Ángel Cano, expresidente y exconsejero delegado del BBVA, serán juzgados por cohecho y revelación de secretos en el marco del caso Villarejo, una causa judicial que afecta a un grupo de directivos y al propio banco como persona jurídica. Esta decisión supone un golpe en la línea de flotación de la reputación de la entidad y, aunque la cúpula lo niegue, tiene efectos sobre la OPA hostil que ha lanzado contra Banco Sabadell.

La pulcritud del gobierno corporativo del BBVA está en duda y eso añade riesgo a la operación. Carlos Torres considera que el impacto de la causa judicial está descontado y afirma que tiene ganas de que empiece el juicio. Y, aunque el anuncio del juez García Castellón de llevarlos a juicio no ha lastrado la cotización, los efectos van más allá del mercado continuo.

El presidente del banco ha dejado entrever, aunque después haya rectificado, que sí cumplirá con la liturgia de mejorar la oferta en el tramo final, el golpe de efecto que se espera para acabar de convencer a los inversores que no lo tienen claro. Y que Banco Sabadell acabe siendo la filial de pymes del grupo BBVA depende del atractivo de la plusvalía que se llevan los que venden. O, en el caso actual, de que la minusvalía en la salida del banco de origen catalán sea la menor de los últimos tiempos.

Por ahora, la cotización del Sabadell está por debajo del canje final que está en la oferta presentada; pero los accionistas que buscan liquidez deshacen posiciones. Las órdenes de venta de títulos son constantes, hecho que da pistas respecto al futuro de la OPA. Y si a eso le añades la pérdida de atractivo del BBVA por su crisis reputacional, cada vez está más claro que la operación requiere de un aliciente extra.

Torres incluso tendría que ir un poco más allá de mejorar la oferta económica. El banco salpicado por el caso Tándem no pasará a la historia por ser una entidad respetuosa con las singularidades locales en las absorciones que ha protagonizado. Mira el Excel y busca sacar brillo a la cuenta de resultados. La estrategia ha funcionado hasta el momento, pero se hace cada vez más necesario tener en cuenta las particularidades del Sabadell.

BBVA ha lanzado una OPA hostil contra un banco que no estaba quebrado, una singularidad en el proceso de concentración financiera de España. Y esto requiere apuntar cuestiones que van mucho más allá de la famosa caja de bombones con la que se agasaja a los accionistas. El éxito de la operación va mucho más allá de que los grandes fondos vendan sus participaciones.