A los políticos catalanes no les queda más remedio que hablar de Europa, cuando lo que realmente les pide el cuerpo es preguntarle a Carles Puigdemont cuándo va a cumplir su promesa de largarse, o preguntarle a Salvador Illa cómo van los contactos discretos sobre su futura investidura.

La PAC, el comercio o la fiscalidad europea se han convertido en el candado que bloquea las puertas del hemiciclo catalán, donde la votación de la Mesa puede convertirse en un polvorín el próximo lunes. En plena resaca de las elecciones europeas.

Nadie sabe a ciencia cierta quién presidirá el Parlament, pero hace semanas que los catalanes fuimos a las urnas y hay varias realidades que sí comienzan a despejarse.

En primer lugar, Puigdemont se halla en una huida hacia adelante con el objetivo de provocar segundas elecciones y no abandonar el trono de Junts. Donde dije digo, digo Diego.

En segundo lugar, ERC sigue digiriendo los resultados electorales del 12M, donde una gran mayoría de catalanes le dio la espalda al president Pere Aragonès y a los políticos republicanos que apechugaron con la cárcel. Tanto es así, que ahora se plantean darle un revolcón al PSC en la Mesa del Parlament para blanquearse y evitar ser acusados de traidores antes y después de las europeas.

Paradójicamente, esto haría más indoloro el tener que abstenerse para dejar gobernar a Illa y evitar segundas elecciones. Llegado el escenario.

En tercer lugar, Illa acabará siendo president antes o después. No hay una mayoría independentista en el Parlament, ni la habría después de unas segundas elecciones. Y tiene el partido más cohesionado que cualquiera de sus rivales.

ERC tiene un problema que no va a resolver en el corto plazo, y la maquinaria de Junts ya ha dado algunas señales de alarma, por mucho que los siete diputados del Congreso y el sorpaso a ERC en el Parlament hayan logrado maquillarlo.

Entre la casilla del 12M y la del 9J hemos asistido a la nada. Como en un juego de mesa en el que los dados te teletransportan al otro extremo del tablero. Pero el próximo lunes, 10 de junio, por la tarde, se votará la Mesa del Parlament de Cataluña y eso nos dará nuevas pistas sobre hacia dónde se desplazarán las fichas de todos los colores políticos. Y quién sabe, puede que Alberto Núñez Feijóo haya hecho temblar el tablero desde Madrid al no descartar una moción de censura con Junts, desorientando a algunos actores.

De oca a oca y tiro porque me toca.