Sin presupuestos para las cosas importantes, educación, sanidad, servicios, sequía, gracias a unos políticos que solo se miran el ombligo y la buchaca, pero con dinero de sobra para la otra cosa importante, la de verdad, el elemento sobre el que pivota toda la estrategia del nacionalismo catalán: la lengua. Millones y desobediencia, que sale baratita.
En efecto, como si de una ruleta se tratase, la Generalitat lo apuesta todo a la lengua. Más que nunca. No importa si la legislatura termina antes de lo previsto por falta de presupuestos; lo relevante es que las semillas pertinentes, las de la causa, estén bien sembradas, abonadas y regadas, para que enraícen rápido y sea casi imposible arrancarlas. De todos modos, que nadie se preocupe: mientras el PSC mantenga los apoyos y la influencia, el tarro de las esencias soberanistas está a buen recaudo.
La cuestión: el ultranacionalismo se vanagloria de que el catalán es una de las lenguas más habladas del mundo, con 10 millones de personas, pero, a la vez, dice que el "idioma propio" está en peligro. Y señala a los inmigrantes (en esencia, los llegados del resto de España y los hispanos) como una de las principales amenazas para el monolingüismo oficial, pero también a la poca presencia de esta lengua en internet y las nuevas plataformas. Y eso no puede ser.
¿Que cómo se arregla eso? Con una lluvia de millones, que, otra cosa no, pero a los catalanes, bueno, a la Administración catalana, le sobra el dinero (tenemos más impuestos propios que nadie en el país, y las rentas de 30.000 a 45.000 euros pagan más IRPF que en cualquier otro lugar, por poner dos ejemplos). Salen partidas de debajo de las piedras y las alfombras, al margen de los presupuestos.
El pasado 20 de febrero, la Generalitat redobló esfuerzos para el fortalecimiento y la divulgación de la lengua catalana a través de los medios públicos y de las plataformas. Para la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (la deficitaria TV3, la televisión más cara de España, y Catalunya Ràdio), anunció una inyección de 1.347 millones de euros hasta 2027 (unos 330 millones al año). Una partida muy suculenta. Asimismo, la CCMA cuenta con un plan de impulso lingüístico con hasta 30 medidas para revertir el supuesto retroceso en el uso social de este idioma, como el aumento del doblaje en un 34%.
Y es el doblaje en catalán el otro gran beneficiado de las últimas semanas. El Departamento de Cultura ha anunciado que destinará 6,9 millones de euros a las subvenciones de doblaje y subtitulación en catalán, que se reparten entre plataformas (4,4 millones) y cine (2,5 millones). Las dotaciones “más importantes de la historia de estas ayudas”, que aumentarán a ocho millones si se aprueban los presupuestos.
El sector está encantado, lógicamente, pero la pregunta que hay que hacerse es si esa inversión recogerá los frutos buscados, aunque la respuesta parece clara: no. No, porque el cine en catalán apenas lo ve nadie, y el caso de las plataformas no debe ser muy distinto.
A todo esto, han salido los iluminados del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) para promover una red de colegios insumisos, que estén dispuestos a plantarse ante el menor atisbo de bilingüismo en las aulas. O catalán o batalla. Así nos va.