Se estrenó ayer en rueda de prensa, y le volverá a tocar. El doctor Alfredo García Díaz (Pamplona, 1966), a la sazón subdirector del Servicio Catalán de Salud (CatSalut), tendrá que hallar las vías para encauzar el descontento que ha llevado a Metges de Catalunya, sindicato mayoritario entre los médicos del territorio, a convocar dos días de huelga en la categoría de facultativos del sistema asistencial los días 25 y 26 de enero. Antes, la central sindical entregó al Parlament 54.000 firmas contra el deterioro de la salud autonómica.
García, a quien (casi) todos los que lean esta columna no reconocerán, se enfrenta al tercer incendio de su dilatada carrera como gestor sanitario. Este médico formado en la Universidad de Navarra e IESE será el encargado de abordar el gran próximo conflicto laboral en ciernes en Cataluña. Pero es que antes, entre 2012 y 2015, ya tuvo que atarse los machos para dirigir el Hospital Universitari de Bellvitge (HUB), uno de los ocho del Instituto Catalán de Salud (ICS), en la virulenta etapa de los recortes sanitarios de los gobiernos de Artur Mas.
En Bellvitge, a García aún le recuerdan. En los módulos sindicales, no con excesiva buena memoria. Le consideran su bestia negra, el culpable de haber acometido ajustes de cerca de 50 millones en cuatro años, el cierre de centenares de camas --hubo hasta acusaciones de atrincheramiento de pacientes para evitar el cierre de plantas, algo que el ex alto cargo siempre negó-- y el freno brusco a la contratación de profesionales.
Casualidad o no, el ahora número dos del CatSalut volverá a sentarse con quien entonces le leyó la cartilla por bajar el dispendio global al dictado de sus superiores en el ICS y, en última instancia, del exconseller de Salut Boi Ruiz. Metges de Catalunya, que ahora convoca la huelga, ya entró en colisión con el doctor García por la caída presupuestaria y operativa en Bellvitge hace ocho años. Ahora, las dos partes volverán a sentarse cara a cara, en este caso con García como alto mando del contratador público --el ICS es el proveedor-- para evitar unos dos días de huelga en la sanidad catalana "que podrían tener continuidad".
El nuevo tête-à-tête entre los médicos y el doctor García tiene más visos de marejadilla que de tsunami. Cabe recordar que la rebelión de Bellvitge le costó el cargo en 2015. Tras retozar un año en el CatSalut, fichó por el Consorci Sanitari de Terrassa (CST) para poner orden a las cuentas, pues explican de él que si de algo sabe, es de cifras. Ese fue su segundo gran incendio, pues en Terrassa pactó un plan de empresa, pero cedió la autonomía del centro durante cinco largos años y encajó también una huelga de personal.
Y ahora se enfrenta al tercero. Ante la nueva huelga de médicos en Cataluña, el profesional deberá rebañar los armarios de Travessera de Les Corts, sede del CatSalut, y hallar fondos extra para mejorar condiciones laborales y salariales de sus colegas. En efecto, la tabla de salvación de este galeno ante la huelga anunciada ayer podría ser no un plan de viabilidad como el que tuvo que acordar en el hospital de la tercera ciudad catalana, sino unos Presupuestos autonómicos que tendrán que ser más o menos expansivos por aquello del sector público como agente contraclíclico ante la anunciada recesión económica.
Por ello, todas las miradas a partir de ahora se centrarán en el doctor Alfredo García. Desactivado el procés, Cataluña vuelve a debatir los sundry issues que tiene que resolver. Qué duda cabe que el sistema sanitario es uno de los prioritarios. Esperemos que el facultativo tenga mejor suerte que las dos últimas veces.