Pensamiento

Pese al lío, habrá pregunta

5 noviembre, 2013 07:57

Se acercan semanas en que el nivel de contorsión semántica de los soberanistas a cuenta de la pregunta en la imposible consulta promete mucho. Hace unos días Josep Antoni Duran i Lleida dijo textualmente, en una entrevista que le hizo Josep Cuní en 8TV, sometido luego a un interesante tercer grado a cargo de Pilar Rahola, Rafael Nadal y Josep Antich, "nos hemos metido en un lío tan grande, estamos atrapados". Pues bien, a medida que las hojas del calendario van cayendo, el debate terminológico entra ya en el terreno de la teología. Lo estamos viendo estos días. Por un lado, todos dicen querer una pregunta clara, que pueda responderse con un sí o no. Claridad ante todo, afirman. Pero tanto los democristianos como los ecosocialistas quieren una formulación inclusiva, o por lo menos que no descarte otras vías. En palabras de Dolors Camats, se trata de que federalistas y confederalistas puedan votar lo mismo que los independentistas. ¿Cómo puede lograrse tal cosa? Pues únicamente con un enunciado del tipo: ¿Está usted a favor de una Estado soberano para Cataluña? En este caso no se estaría votando a favor o en contra de la secesión sino sobre la plenitud de la soberanía catalana, aunque ERC y la influyente ANC podrían interpretarlo también a su manera. Artur Mas y su partido, CDC, podrían sentirse cómodos con una formulación así, pues su principal objetivo es que se reconozca que Cataluña es un sujeto político. En su programa electoral de hace un año no hablaban de independencia sino solo de Estado propio. Lo que ahora no pueden permitirse es que su socio histórico, Unió Democràtica, e ICV-EUiA se descuelguen del proceso o acusen a ERC de romper el consenso. De lo contrario, el famoso derecho a decidir habría muerto antes de 2014. Y ese fracaso recaería muy particularmente sobre el presidente de la Generalidad.

Si ERC se plantara exigiendo una consulta explícita sobre la independencia, que sería lo más lógico tras el éxito de la Via Catalana, podría expulsar del consenso a UDC y a ICV-EUiA

¿Cuál va a ser la actitud de los partidos netamente independentistas? La CUP no aceptará otra pregunta que no sea unívoca sobre la independencia. Por pura coherencia. El Estado soberano no significa gran cosa jurídicamente. La soberanía es una idea confusa, y hoy además bastante anacrónica. El Reino de España es un Estado independiente pero su soberanía está muy limitada en aspectos económicos fundamentales. Pero quien tiene la llave del lío es ERC, que podría avenirse a un enunciado ambiguo como el descrito. Aquí es donde van a jugar a fondo los cálculos electorales y las presiones del entramado asociativo e intelectual-periodístico soberanista. El partido de Oriol Junqueras aspira a ser la primera fuerza política, lo que parece tener a mano si hoy se convocasen elecciones. Pero si la utopía de la secesión se desvaneciese, y la desunión de los partidos soberanistas entorno a la pregunta sería indiscutiblemente un enorme pinchazo, su fulgurante ascenso electoral podría decaer a medio plazo. El principal factor que puede ayudar a un acuerdo de mínimos entre CDC, UDC, ERC e ICV-EUiA es que todos saben que la consulta no va a realizarse en los próximos dos años, de manera que el contenido de la pregunta importa solo hasta cierto punto.

Si ERC se plantara exigiendo una consulta explícita sobre la independencia, que sería lo más lógico tras el éxito de la Via Catalana, podría expulsar del consenso a UDC y a ICV-EUiA. Entonces Artur Mas tendría un serio problema. Debería elegir entre Junqueras o Duran. Pero al líder republicano no le interesa precipitar la crisis entre CDC y UDC, o por lo menos que no ocurra por su culpa, de la misma forma que tampoco tiene prisa ninguna para entrar en el Gobierno de la Generalidad, excepto si fuera para preparar unas elecciones anticipadas con carácter plebiscitario. El escenario ideal para ERC es que la consulta, con una pregunta mínimamente aceptable en términos de apelación a la soberanía (y eso lo validará Carme Forcadell y la Assemblea Nacional Catalana, bien dispuesta a hacerlo), no se realice ante la negativa, claro está, de Madrid. Entonces pasará a pedir la convocatoria de elecciones anticipadas.

El galimatías de la pregunta que circula estos días es incomprensible para la mayoría de los ciudadanos, pero ERC no va a ponérselo imposible a CDC. A Junqueras la consulta ya no le importa, solo es un medio, no un fin, a diferencia de para ICV-EUiA o UDC, que aún no siendo independentistas están atrapados en la lógica del derecho a decidir. El mejor camino para que ERC alcance el poder cuando Mas disuelva el Parlamento autonómico, sin tampoco exigírselo en exceso, es que ante la opinión pública quede muy claro que a los catalanes no les han dejado votar. Ante ese escenario, y como CiU habrá fracasado históricamente en su promesa de llevar a cabo una consulta desde la legalidad española, ERC se ofrecerá para culminar el programa soberanista: la declaración unilateral de independencia. Otra cosa es que pueda hacerlo.