Hace años que llegué a la conclusión de que los bancos piensan más en esquilmarnos que en tratarnos de una manera decente. Lo mismo pienso de las mutuas que se encargan de nuestra salud por un precio no necesariamente módico. Pero cada vez que lo compruebo, me pongo de un humor de perros, como si lo acabara de descubrir.

Recientemente he tenido que enfrentarme a sendas muestras de displicencia por parte de mi banco y de mi mutua, y se las voy a explicar no para hacerme la víctima, que también, sino para que no se sientan tan solos los ciudadanos humillados y ofendidos por la ineptitud o la desidia de tan nobles instituciones.

Hace unos días intenté darme de baja de mi mutua, tras darme cuenta de que no me servía de nada, apañándome muy dignamente con la seguridad social, y llamé para informar de mi decisión. Para empezar, el número de teléfono que figuraba en la tarjeta ya no estaba operativo, y nadie me había enviado el actual (la primera, en la frente). Tras entrar en internet, encontré el número fetén, pero sólo me sirvió para que una chica me informara de que era imposible darme de baja en abril porque la contratación de servicios (¿qué servicios, aparte del copago en casi todo?) era anual, por lo que no podía ausentarme de la mutua hasta finales de año. No sé si eso es legal, pero es lo que hay: soy rehén de una mutua inútil hasta enero del año que viene. Me soplan una pasta al mes y cada vez que los he necesitado me lo han puesto todo tan difícil y con tanto copago que he acabado prescindiendo de sus discutibles servicios.

Vamos a por la segunda. El jueves pasado intenté comprar online unos billetes de Ouigo y cuando intenté confirmar el pago entrando en la web de mi banco, me encontré con que no funcionaba. Inténtelo en unos minutos, me decían. Veinticuatro horas después, la web seguía sin funcionar. Conclusión: vete a Sants y pasa por ventanilla, con la habitual espera que nunca baja de 45 minutos o una hora.

Antes de escribir esto, he entrado en la web del banco y parecía funcionar, aunque no estoy seguro. En cualquier caso, ¿necesita el primer banco de España 24 horas para arreglar una avería? ¿En eso consiste su vocación de servicio al cliente? ¿No deberían solucionar sus funestas incidencias en 15 o 20 minutos como máximo? Para lo único que se dan prisa es para acosarte cuando estás en números rojos.

Sé que estas dos desgracias pueden parecer menores, pero me temo que no lo son, pues demuestran el escaso interés que ciertas instituciones muestran por sus sufridos clientes. Para entendernos, se les nota mucho que sólo piensan en el beneficio a extraer de nosotros, tomándose sus obligaciones con una pachorra digna de mejor causa. La condición de rehén de la mutua me obliga a soltar una pasta que me vendría muy bien para otras cosas. Y la desidia del banco me hizo tener que recurrir a un sistema de pago del siglo XIX.

Y luego hay quien se extraña de que un enajenado de Nueva York asesine al principal mandamás de las mutuas norteamericanas. Todos estamos dispuestos a pagar por todo, pero agradeceríamos que quienes reciben nuestros monises hicieran como que nos tienen mínimamente en cuenta (y no sólo en la cuenta corriente).