Manicomio catalán

¿Y ahora a quién voto?

7 mayo, 2016 00:00

Frito me tienen nuestros políticos con su incapacidad de formar gobierno y su tendencia a devolvernos la pelota a los votantes. No me apetece nada volver a las urnas a finales de junio y acaricio la posibilidad de quedarme en casa (por una vez y sin que sirva de precedente); más que nada porque, si voy a votar y vuelve a suceder lo mismo y no hay manera de formar gobierno, se me va a poner una cara de idiota considerable.

En realidad, lo que me pide el cuerpo es votar a Meritxell Batet por el muy científico motivo de que siempre me ha parecido una mujer muy atractiva

Si al final voto, ¿a quién voto? ¿De nuevo a Ciudadanos? ¿Y si luego a Rivera le da por pactar con el PP y hay que aguantar cuatro años más a la derechona? Aquí se me plantea un problema que afecta también a algunos conocidos: sabemos perfectamente lo que es Ciutadans y por qué les votamos en las autonómicas, pero Ciudadanos se nos antoja un gran enigma: socialmente, parecen de izquierdas; económicamente, de derechas. Y la clara función que cumplen en Cataluña se diluye un tanto --o eso me parece a mí-- en el conjunto de España, donde no se sabe muy bien qué pretenden, más allá de ejercer de bisagra entre el PP y el PSOE, suplantando a los nacionalistas (¡Bendita suplantación, en cualquier caso!).

En realidad, lo que me pide el cuerpo es votar a Meritxell Batet por el muy científico motivo de que siempre me ha parecido una mujer muy atractiva. Cuando yo cubría mítines para El País, siempre intentaba cruzarme con ella para hacerme el simpático. Un día, hasta tuve el descaro de darle mi número de teléfono y decirle que me llamara cuando quisiera, que me encantaría hablar con ella de política, del futuro del PSC y de lo que hiciera falta. Es evidente que me consideró un gañán, pues nunca me llamó. No contenta con eso, se fue a vivir a Madrid y se me casó con uno del PP.

Pero no le guardo rencor --soy así de noble, aunque mal me esté el decirlo-- y cada vez que sale por la tele la contemplo arrobado: esa sonrisa, esos rizos, tan pequeñita, tan mona... Lo malo es que votar por Batet sería volver a votar al PSC, cosa que dejé de hacer años por su birria de actitud ante los separatistas. Me encuentro, pues, en una coyuntura complicada, amigos: les aseguro que no les gustaría estar en mi platónico pellejo.