Pensamiento

En defensa de Zapatero…yo, sí; cosas que pasan

7 julio, 2014 10:27

No suelo escribir dos artículos (distintos) sobre el mismo acto, pero esta vez lo voy a hacer. El miércoles 2 de julio (un mes justo después del anuncio de la abdicación de Juan Carlos I) se presentó en Madrid, en Blanquerna, el libro de Arturo San Agustín "Cuando se jodió lo nuestro", la enésima radiografía del "portazo" entre Cataluña y España. Presentaba el acto, bastante interesantemente, Esperanza Aguirre.

Esperanza Aguirre estuvo como es ella, divertida, taimadamente ingenua, discretamente cáustica. Le pegó un buen repaso al libro y a su autor a la vez por entrevistar a muchos (Jordi Pujol, Miquel Iceta, Rafael Nadal, José Manuel Lara, Lorenzo Bernaldo de Quirós, etc) pero no a todos, por dejar fuera a Juan Marsé, Félix de Azúa, Albert Boadella, Francesc de Carreras…ya se sabe que 'l'oli' y 'l'aigua' no se mezclan (o no se quiere que se mezclen) a día de hoy en Cataluña.

Me juran varias personas que cuando por fin me lea el libro me daré cuenta de por qué no hacían falta este tipo de testimonios para "entender" lo que allí se cuenta. No digo que no pueda ser. Lo único que me extraña es que, si es tan fácil de entender, no me lo sepan resumir en una sola frase antes de leerlo.

En fin. Que yo no quería hablar tanto de esto (sobre lo cual ya me he extendido en otro artículo, publicado en otro medio…) como de un para mí muy curioso rifirrafe que durante la presentación se produjo entre el autor de la obra, Arturo San Agustín, y la diputada socialista catalana Teresa Cunillera, sentada en primera fila.

Contaba San Agustín como sus fuentes le contaron lo que José Luis Rodríguez Zapatero le contó (y van tres cuentos…) a Pasqual Maragall minutos antes de salir al escenario de aquel fatídico mítin en el Palau Sant Jordi donde prometió el oro, el moro, y apoyar cualquier Estatut que le mandaran votadito por el Parlament de Catalunya y envuelto en un lacito. Siempre según las fuentes de San Agustín, ZP se habría puesto glorioso y estupendo ante un atónito Maragall. "¿Qué quieres que les venda a estos tíos?", se habría más o menos arrancado, como dando a entender que si había que vender un cerdito con alas, pues se vendía. Asimismo habría presumido el hombre de su propio y hasta para él mismo asombroso potencial de seducción política, etc.

"Pues eso no es verdad, eso no fue así", saltó como un resorte Teresa Cunillera. No llegaría yo al extremo de decir que en la voz de esta diputada resonaba el timbre inconfundible de la verdad humana…pero sí que ella saltó justo cuando yo estaba pensando para mi coleto, "pues mira, a mí no me cuadra en absoluto que Zapatero haya dicho eso, por lo menos así, con esas palabras"…

No son ganas de llamar San Juan de la Cruz a Zapatero ni mentiroso a Arturo. Puede ser todo pura macarrería de sus fuentes (hay tanto califa del "lo que yo te diga"…). Puede ser puro teléfono escacharrado. Puede ser, sobre todo, que cuando se toma tanta pero tantísima distancia de la realidad, lo menos sensato y lo más aberrante parece normal. Como la armada esta catalana de la ANC que el propio Arturo, aquí sí que indiscutiblemente fino, calificó con delicada sorna de Armada Invencible.

Pero volviendo a ZP en el Sant Jordi: ¿tanto cuesta asumir las cosas como simplemente fueron, la historia como verdaderamente ocurrió…y ocurre? ¿Cuándo nos despojaremos de los siete velos de la reinvención, la truculencia y el ver la paja en el ojo ajeno mientras nos rascamos la viga en el propio? No hace falta criminalizar (más) a Zapatero por lo de aquel día. El de León podía estar cínicamente en la luna, como suele… pero quien tiraba orgullosamente del carro y 'dels bous' era el insensato PSC, era la dicharachera ERC, era toda aquella desdichada y atolondrada cosecha tripartita más la CiU del autoodio y del renegar de sí misma y de toda su tradición… ¿Tanto cuesta admitir que simplemente se hizo todo mal? Para estos polvos por desgracia los catalanes no necesitamos violadores. Nos jodemos solos, Arturo (San Agustín).