"Seré la peor pesadilla de quien toque el bolsillo al contribuyente madrileño para pagarle la fiesta y la corruptela al independentismo". Así de contundente se manifestaba esta semana la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en respuesta a la iniciativa de armonizar impuestos autonómicos. Unos comentarios.
En primer lugar, acerca de la idea, que defiende la presidenta y los suyos, de que con esta armonización Cataluña pretende recuperar parte de la riqueza que, por su mala cabeza, ha perdido en beneficio de Madrid, convendría recomendarles que miren los datos. En las tres últimas décadas, la aportación de Cataluña al PIB español se muestra estable entorno al 19%, con una ligerísima tendencia al alza. Así, esos 3,5 puntos de PIB que Madrid ha ganado en dicho período, pasando del 16,6% al 19,9%, han venido del resto de España, al margen de Cataluña.
Es decir, Madrid es más rico en una España más pobre, con la excepción de Cataluña que sigue como estaba. De ahí, ese malestar que va extendiéndose, y que tiene en la España vaciada, o en el malestar valenciano, sus muestras más paradigmáticas.
En segundo lugar, los comités de expertos en financiación autonómica, reunidos por el Partido Popular en la etapa de Mariano Rajoy, ya recomendaban avanzar en la armonización tributaria, que no es lo mismo que igualación. Una iniciativa cargada de sentido, pues si defendemos avanzar hacia una armonización entre los estados de la Unión Europea, cómo no proceder de la misma manera entre Comunidades Autónomas de un mismo estado.
A su vez, convendría recordar que las más beneficiados por la excepcionalidad fiscal madrileña, son las rentas altas. Una armonización sensata, con unos mínimos exentos razonables, no perjudicaría en absoluto a los ciudadanos de menor poder adquisitivo. Por el contrario, si la mayor recaudación que obtuviera la comunidad la orientara a iniciativas de carácter social para los colectivos más frágiles, aún saldrían ganando. Convendría leer el último informe del Relator de Naciones Unidas sobre pobreza, tras conocer la realidad de los más desfavorecidos en Madrid. Es la comunidad donde, pese a crecer en riqueza, más aumenta la proporción de ciudadanos en riesgo de exclusión.
Finalmente, suena a broma que, desde el Partido Popular, especialmente el de Madrid, se acuse de corruptelas al independentismo. Quizás a la señora Díaz Ayuso se le ha borrado de su mente los casos de corrupción que se han ido sucediendo en su comunidad en los últimos tiempos.
Para acabar, decirle a la señora Díaz Ayuso que no se preocupe en ser la peor pesadilla. De hace tiempo, es ya un mal sueño para esa mayoría de ciudadanos españoles que viven en la sensatez, y esperan lo mismo de sus representantes políticos.