El tocapelotas

Europa no sabe si será una colonia de Wall Street o dependerá de China. Puigdemont, en cambio, sabe que depende de Luxemburgo, sede del Tribunal de Justicia europeo que investigará su posible malversación bajo la tutela obligada de Conde Pumpido, presidente del Constitucional español.

Es la guerra judicial, el único camino que ha encontrado España para la vía política; aberrante somnífero de las ideologías muertas, el fin de la dialéctica, la inanición de la praxis, la exaltación vegetal, la función clorofílica que nos oxigena, el partido único que fulminó Joseph K en El Proceso y atrapó a K en El Castillo.

La Comisión ha dado los primeros pasos importantes por la senda que lleva a una Unión del Ahorro y la Inversión, a partir de una iniciativa del ministro español, Carlos Cuerpo. ¡Bravo! Se abre paso una nueva oportunidad de la UE y Von der Leyen anuncia la aplicación el modelo Delors para el 2028. Europa Eppur si muove, aunque el nacionalismo español de PP y Vox quiera encapsular la soberanía nacional y ofrezca en la TV pública una tarde de toros de 1997 para tapar la manifestación en Valencia contra Mazón.

Nuestra cultura política, heredera de Frascuelo y sacristía, enciende ahora las luces del Altar Mayor. Cuesta mucho ser español sin encomendarse a Blanco White o a Juan Goytisolo, cuando uno vive bajo el efecto estimulante de la Pútrida patria de Sebald.

La debilidad de Junts expresada en la circunspecta mujer de hierro, Míriam Nogueras en el Congreso, engrasa la euforia xenófoba de Sílvia Orriols que, mira por donde, ha engordado el racismo catalán. Ambas son nuestras María Magdalena y María Egipciaca, aunque Noli me tangere, el no me toques de la vulgata.

Al partido de Puigdemont le falta fuelle y plasticidad. Al salirse de la coalición de legislatura con el PSOE, Junts provoca la hilaridad sonora de Ferraz y la desconfianza de Génova. Nadie piensa en la moción de censura, porque el tocapelotas evita ir de Guatemala a Guatepeor. Solo le busca las cosquillas a Pedro, el resiliente, para que espabile a sus huestes toga-adictas. Todo se dice en sede judicial y se escribe en los indicios penales, en los que participa la UCO, la Brigada Bracamente, sobre el mantel lleno de pólvora en el que discutían, en México, el gran poeta Octavio Paz y su padre. Paz Solorzano, hasta acabar cantando si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí... en la tangente del coma etílico.

Al Tocapelotas le sabe mal, en el fondo, que la Nogueras haga las veces de la portavoz hierática de un partido sin alma. El no merece ninguna cárcel después de ocho años de exilio o fuga, qué más da (diga lo que diga el Supremo). En el futuro, al Tocapelotas solo gustaría encarnar la imagen simbólica de un cenotafio eterno.