Esta expresión es usual en Italia. Se acusa al Gobierno de todo, incluso si llueve. La traducción sería más o menos “llueve, puto gobierno”. Viene a cuento esta expresión por lo que sucede en España. El PSOE tildó de carroñeros al PP sobre sus críticas. Ahora a cuento del robo de cable en el AVE, pero valga esta forma de actuar para la dana, el volcán de Canarias, el covid o cualquier cosa. Feijóo dijo que el Gobierno pide confianza cuando no sabe afrontar la crisis ferroviaria o el apagón. Y lo dice el dirigente de un partido que afrontó y gestionó crisis como el Yak 42, el Prestige o los atentados del 11-M. Juzguen ustedes como lo gestionó. 

La política española se ha convertido en un lodazal. Allí la política retoza a gusto. Para colmo, Dolors Montserrat lleva los trapos sucios a Europa a la mínima oportunidad. Fracasó en España como política, en Cataluña no digamos, pero en Europa se erige a sí misma como Agustina de Aragón. Vergüenza torera, la justa para la señora Montserrat. Todavía no debe saber que en Europa se debate sobre Europa y no es el patio trastero de la política española, pero un titular es un titular. 

El PP está dispuesto a todo contra el Gobierno ilegítimo primero y ahora ineficaz. Hasta en el tema de la OPA del BBVA don Alberto Núñez Feijóo viene a Cataluña, al Cercle, a ponerse de perfil frente a esta operación. Critica al presidente, por supuesto, pero la posición del PP es inescrutable, ni sí ni no, sino todo lo contrario. Quizás los vientos madrileños de los que se nutre Feijóo, económicos, políticos y mediáticos, han evitado que se pusiera al lado del mundo empresarial catalán que se quedó atónito ante la inanición del líder del PP. Y el silencio, todo hay que decirlo, de Alejandro Fernández.

Con el apagón el PP ha desempolvado el lobby nuclear. Las empresas quieren alargar la vida de las nucleares pero no lo piden al Gobierno hasta que les baje los impuestos y les haga rentable producir kilovatios para engordar su cuenta de resultados. Quieren pagar menos, los españoles más, of course, porque les cuesta un ojo de la cara guardar los residuos nucleares. Ahora el PP hace de mamporrero de las energéticas. Estos días me acordaba de una canción de mi juventud que decía “que buenas son las multinacionales porque nos traen centrales nucleares”. Pues eso, que buenas son. Eso sí, la Junta de Andalucía expropia a los agricultores si no acceden a ponerse al servicio de las eléctricas para poner placas solares en sus terrenos. Cosa de las contradicciones. 

Dirán que soy un exagerado, pero el lodazal llegó con la amnistía, los indultos y cualquier cosa que haga el Gobierno. Hasta tenemos un juez que parece un chef inventando la sopa de ajo. Me refiero al señor Peinado que ha imputado al delegado del Gobierno por hacer un contrato en su época de secretario general en Moncloa. No sé dónde se ha perdido el -supuesto- señor juez. No digamos de la juez extremeña que ha imputado por amiguismo al hermano del presidente. Dicen que le contrataron en Badajoz por ser su hermano. El único problema que hace que nada cuadre es que cuando fue contratado Pedro Sánchez no era presidente, ni secretario general del PSOE y el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, apostaba por Susana Díaz. Ciertamente, no entiendo. 

Tampoco entiendo los duros ataques que recibe la jueza de la dana.  Bueno, sí lo entiendo. Como no gusta al tridente político-mediático y económico que saque las vergüenzas al PP y a Mazón hay que desprestigiarla. El PP ha decidido que todo vale para erosionar a la izquierda. Piove, porco governo es su máxima. El problema es que algunas acciones del Gobierno dejan mucho que desear. La política de comunicación simplemente no existe. Una pena. 

En Cataluña la cosa no es igual. Hemos dejado el lodazal para volver al esgrima. Gracias al presidente Illa. Se lo han reconocido en las jornadas del Cercle, pero le han dicho que deje de ser de izquierdas. Que se olvide de pactar con ERC, los Comuns o la CUP. Que vuelva al centro de la mano de Junts. El problema es que nuestros empresarios se olvidan de que dos no pactan si uno no quiere. Y Junts no quiere. Ni puede porque todavía vive bajo el manto mesiánico de Puigdemont. De momento, no están ni se les espera. Y además, los empresarios solo quieren pactos en fiscalidad y vivienda. Dicen que los otros son populismo antieconómico. No dicen que ellos solo buscan el qué hay de lo mío. No es lodazal pero sí un imposible. Vamos que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, pero siempre nos quedará Piove, porco governo.