Con motivo de la conmemoración del centenario de la muerte del dramaturgo teatral Àngel Guimerà, la plataforma 3cat, perteneciente a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, ha emitido un documental de tres capítulos, titulado Guimerà, el Nobel sense premi, a fin de desentrañar el supuesto misterio de por qué jamás la academia sueca le otorgó el premio de literatura.
Según la tesis del audiovisual, dirigido por el independentista Pep Antoni Roig, el autor de Terra Baixa lo hubiera logrado si no fuera por razones políticas.
La actriz y cantante Àngels Gonyalons, que en su día interpretó el papel de Blanca en el exitoso musical Mar i Cel, encarna el papel de detective para desvelar al gran público que a Guimerà no le dieron el Nobel por separatista.
A lo largo de los capítulos se va desgranando su vida, obra y pensamiento en paralelo a las luchas del naciente nacionalismo catalán.
El documental juega a desclasificar los papeles sobre Guimerà de la academia sueca como si fuera a ofrecer una primicia mundial cuando, en realidad, estaban disponibles al público desde 1974, cincuenta años después de la muerte del escritor, y en 2011 los profesores Enric Gallén y Dan Nosell, tras un examen de esas actas, publicaron el valioso estudio Guimerà i el premi Nobel. Història d’una candidatura.
Sobre Guimerà se creó una primera leyenda, según la cual el premio le fue arrebatado en 1904 por José Echegaray, quien lo compartió ese año con el poeta provenzal Frederic Mistral.
Durante décadas, historiadores, periodistas y políticos nacionalistas afirmaron, a partir de la biografía de Josep Miracle, que Guimerà era el candidato preferido por los académicos suecos, pero que ciertas oscuras maniobras acabaron imponiendo la candidatura del escritor castellano.
El documental explica y exculpa el origen de ese error, un malentendido inicial que se fue repitiendo torticeramente después. En realidad, la candidatura de Guimerà no fue aceptada en Estocolmo hasta 1907.
Ahora bien, reconociendo esa mentira, aceptándola como una construcción fake, alimenta otra ahora cuando Gonyalons insiste en la tesis de que solo razones extraliterarias podrían explicar que posteriormente nunca fuese premiado, ya que lo más “insólito” del caso es que su candidatura al Nobel se mantuvo viva durante 17 años.
Es cierto que la militancia separatista de Guimerà pesó en su contra, pues alrededor de la primera guerra mundial los académicos suecos tenían aversión a los nacionalismos y a las posibles lecturas polémicas de los escritores, según se desprende de los propios informes oficiales.
Tampoco se puede negar que su obra teatral careciera de méritos suficientes para recibir dicho galardón, pero el documental exagera las opciones reales de Guimerà y deja en un segundo plano otras razones, no ligadas a su catalanismo radical y antiespañol, que le impidieron hacerse con el codiciado Nobel de literatura.
El argumento de que fuera candidato hasta su muerte, a propuesta de la Acadèmia de Bones Lletres y del Institut d’Estudis Catalans, no es en absoluto una razón que convierta su no reconocimiento en algo anómalo o extraño.
Lo singular es más bien la insistencia de las instituciones catalanas a favor solo de Guimerà, lo que se explicaría por la falta de otros creadores literarios en catalán con una obra de calidad suficiente para ser propuestos.
La dramaturgia teatral había hecho los deberes, pero la novela en catalán tenía entonces todavía poco recorrido.
Como explican Gallén y Nosell, la candidatura de Guimerà era muy particular: procedente de una lengua que estaba renaciendo, cuyo uso normativo no se logró hasta 1913, y en proceso de modernización, no contaba con instituciones académicas de la potencia y el prestigio de la francesa, la española o la sueca.
La obra de Guimerà estaba muy poco traducida, y sus obras de teatro no se habían prácticamente representado fuera de España.
Tampoco disponía del apoyo y los avales dentro de los estudiosos internacionales en romanística, a diferencia en 1904 de Mistral, cuyo prestigio en Alemania era enorme.
En contra de lo que sugiere el documental conducido por Gonyalons, las opciones de Guimerà eran reducidas y en absoluto comparables, por ejemplo, a las de Benito Pérez Galdós, mucho más famoso y reconocido fuera de España, a quien tampoco se le concedió el Nobel.
Hasta 1922 con Jacinto Benavente ningún escritor en castellano obtuvo el premio en solitario, lo que también dificultaba que lo ganase antes otro español, Guimerà a su pesar, representante de una lengua no oficial y minoritaria.
El audiovisual entrevista a Gallén y Nosell en diferentes ocasiones, pero desplaza todas esas consideraciones de proyección literaria y de contexto, enfatizando la lectura política, es decir, el castigo a Guimerà por ser separatista.
La ideología nacionalista del director del documental, de Gonyalons, así como de la propia CCMA, no podía desaprovechar el centenario de la muerte del autor para fabricar otra dosis de victimismo reconfortante. Guimerà fue un Nobel sin premio.