Tras una semana de desconexión aprovecho mi último día de vacaciones poniéndome al corriente de cuanto se cuece en los burladeros y graderíos de nuestra política nacional. Qué pereza. Con el sueño aún en los ojos me conecto a todo a la vez: tertulias de televisión, prensa y redes sociales. Nada mejor que una sobredosis de todo a la vez para aterrizar comme il faut en la deprimente realidad circundante. Let´s see

En televisión siguen parloteando hasta el agotamiento, sin tregua ni pausa, del affaire del beso. Qué cosa más cansina y amarilla, cuánta manipulación y cainismo, qué forma de lapidarse unos a otros. Me pregunto si no sería mejor que se callaran de una puñetera vez y permitieran que la cosa la resolviera un juez tras analizar el asunto. Pero no. Y es que son muchos los que quieren sacar rédito político al tema. Entre ellos, Yolanda Lady Tucán Díaz –que con sus prisas por hacer leña del árbol tiene abrasado a Miquel Iceta y a muchos socialistas–, e Irene Montero, a la que no le basta con el programa que le ha ofrecido Pablo Iglesias en su canal de agitación marxista a fin de seguir dando la vara al personal.

Yo del beso este no pienso ni opinar. Que ya corren listas negras de periodistas estigmatizados solo por decir: “Vale, bueno, sí, a Rubiales que es el colmo de la zafiedad deberían haberle cesado hace mucho tiempo; pero también, a la vista de lo visto, se debería tener en cuenta que…”. Ahí lo dejo, y que con su pan se lo coman, que a mí solo me gusta El Beso de Gustav Klimt –ese sí que es de oro– y desde lo del Covid ya solo beso lo imprescindible y siempre a base de emojis.

Me meto en el gallinero de las redes sociales y me doy de bruces, mientras remuevo con parsimonia el azúcar del café, con una publicación, muchas veces compartida, en la que el autor adjunta un recorte de prensa con una declaración de Pedro Sánchez que dice literalmente: “Largo Caballero actuó como queremos actuar hoy nosotros”. ¡Glubs, Madre de Dios! ¿Cuándo ha dicho eso nuestro presidente en funciones, que yo solo me he ausentado unos pocos días? Busco y encuentro que esa perla la soltó en el 43 Congreso Confederal de la UGT, y fue publicada por El Español el 19 de mayo de 2021. ¿Era necesario dar un salto temporal tan exagerado para hallar un referente histórico que ilustrara su línea de acción política actual? Digo yo que podría haber citado a Rodríguez Zapatero, a Pérez Rubalcaba, a Alfonso Guerra o a Felipe González, pero no… ¿Por qué?

Pese a que han transcurrido más de dos años, esas palabras vienen a confirmar que, aunque Pedro cambia de opinión con más facilidad que el viento de dirección, sus convicciones profundas y referentes permanecen inalterables. La hemeroteca refleja su proceder. Todo cuanto hace parece concordar con el pensamiento de Largo Caballero, dirigente marxista histórico del PSOE y de la UGT que ocupó la presidencia del Consejo de Ministros de la II República y que no se cortaba lo más mínimo en sus incendiarias soflamas, que son para enmarcar con paspartú: “Hay que apoderarse del poder político, la democracia es incompatible con el socialismo”; “La democracia es sólo el primer paso hacia la consecución de la dictadura del proletariado”; “Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución deberemos conquistarlo de otra manera”; “El Partido Socialista no es reformista cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad sin ningún reparo y sin escrúpulos”.

¡Toma ya! ¿De verdad que a nuestro presidente le mueve ese ideario trasnochado e infame? Largo Caballero difícilmente puede ser paradigma ni referente de nada ni de nadie en el siglo XXI. Creo que algún periodista independiente y libre de toda sospecha debería sacar esas declaraciones a colación y preguntarle si continúa en esa trinchera conceptualmente indefendible.

Repaso la prensa con un segundo café. Ahora mismo la carrera por la Moncloa lo es todo. Y la meta sólo es alcanzable para Sánchez, y también para Alberto Núñez Feijóo, con el sí de Carles Puigdemont, el orate de Waterloo al que le ha tocado el gordo de la lotería. Cocomocho se muestra encantado en estos días de besamanos y lisonjas. Junts y ERC ya tienen asegurado grupo propio en el Congreso gracias al PSOE. Ahora toca la amnistía, o, mejor dicho, el “alivio penal”, que es el nuevo eufemismo con el que camuflar la martingala que nos endiñarán a todos por la trasera en breve, porque así lo pide a gritos toda Europa, el dalai Lama y la P.O.P.A., la Protectora de Osos Polares de Alaska.

Y en ese blanqueamiento o lavativa conceptual, que pacifica a los catalanes más y mejor, se están empleando a fondo ahora mismo incontables medios, periodistas y políticos. Jaume Asens, entrevistado por El País, afirmó que “la Ley de Enjuiciamiento Criminal prevé la amnistía: es constitucional”. El expresidente de la Generalitat José Montilla se manifestó en el mismo sentido desde La Vanguardia: “¿Amnistía? Se debe explorar todo para asegurar la convivencia”. Y tras ellos, y en idéntica línea, una batería de artículos favorables a la medida, prácticamente simultáneos. Ese es el relato imperante que nos quieren vender. Así que prepárense para el alivio penal, que luego vendrá el referéndum al que ya le buscarán un eufemismo apropiado.

Feijóo, Cuca Gamarra, y los infatigables muchachos del PP también están dispuestos a ofrecer lo que se tercie a Puigdemont, aunque dentro de unos límites, claro. Nada de tirar la toalla. Su única línea roja es Arnaldo Otegi y los levanta piedras de Bildu. Esa táctica ha irritado lógicamente a Alejandro Fernández, a quien le parece una infamia pactar con quienes han causado tanta tribulación en Cataluña. También lo veo así. Se da casi por hecho que a Alejandro, hombre honesto, valiente y de verbo brillante, lo podrían “jubilar” en breve y sustituirlo por Dolors Montserrat. Ya sabemos que en el PP son muy dados a servir en bandeja de plata aquellas cabezas que irritan al nacionalismo uniceja o se interponen en sus cambalaches. Recuerden a María San Gil, cesada por Mariano Rajoy, o a Alejo Vidal-Quadras, eliminado de la foto por José María Aznar tras el Pacto del Majestic en 1996. Perder a Alejandro Fernández sería un error. Y ni sacrificando a un activo tan valioso las cosas pintan bien para el partido azul. Feijóo parece arrastrarse. Su propuesta a Sánchez de que le permitan gobernar solo dos años, y convocar entonces elecciones anticipadas, seguro que ha suscitado carcajadas en Ferraz.

Se podría pensar que tanto cortejo, tanta flor y tanta promesa con lacito de seda debería “aliviar” un montón, pacificar, y calmar la proverbial mala leche del independentismo. Pero no. Ahí tienen a los CDR poniendo clavos y chinchetas, y dispuestos a verter cientos de litros de aceite en la carretera, a ver si así logran desnucar a algún ciclista y joder bien jodida La Vuelta a España a su paso por Cataluña. Y es que esta gente no tiene arreglo ni salvación posible. Así que todo lo que se le ofrezca a la Bestia de Gévaudan nacionalista será en vano.

Para colmo de males Puigdemont ya ha anunciado que nadie debe llevarse a engaño ni dar el pescado por vendido, porque ahora mismo ni él ni nadie de su partido está negociando nada con nadie. Todo sigue en el aire. Asegura que sus exigencias las hará públicas en una rueda de prensa a celebrar en Bruselas, el día 5 de septiembre, a las once de la mañana. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, la cúpula de Junts está reunida en Altafulla, Tarragona, poniendo negro sobre blanco qué van a exigir.

En breve sabremos qué precio pagará Sánchez o si se repiten comicios. No se inquieten y sean felices.