Cómo no se iba a enfadar Xavier Trias al ver que no le elegían alcalde. El hombre llevaba preparándose desde hacía tiempo para dicha labor, dedicó tiempo, dinero y esfuerzos a ello, y por un pacto en el último minuto, vio como tantos meses de preparación se iban al garete.
No es que Trias hubiese recibido cursos de economía, de diplomacia o de relaciones humanas, que para ser alcalde de Barcelona no hace falta tanto. No, Trias supo qué se necesitaba realmente para ser el primer edil de una gran ciudad, y a ello dedicó todo su tiempo, que a su edad no es poco: a pronunciar bien la letra erre.
No sé si se habrán dado cuenta de la mejora que Xavier Trias ha experimentado en este campo. El Trias que cuando pretendía decir que Barcelona debía convertirse en una ciudad de referencia, decía "de gggrefeguencia" pasó a la historia. No es que el nuevo Trias pronunciara ahora a la perfección, pero la mejora había sido sustancial.
Los electores le premiaron ese esfuerzo con votos, conscientes de que si para un joven supone un engorro ir al logopeda, a la edad de Trias tiene todavía más mérito, los abuelos son muy reacios a dejarse corregir. "Yo he pronunciado así toda la vida. A ver si, a mi edad, me va a venir alguien a decir que lo he estado haciendo mal", suele ser el pensamiento habitual en la tercera edad, se trate de lo que se trate.
La verdad es que como médico -que tal es su profesión-, no saber pronunciar las erres no supone problema mayor, a menos que sea otorrino, y deba especificar su especialidad siempre que se presente a colegas y pacientes. Supongo que por eso se dedicó a la pediatría, que lleva también una erre pero más suave y de buen digerir.
Como político, en cambio, la cosa cambia, y más siendo candidato de un partido independentista, de los que en cualquier momento vuelven a proclamar la República. Un alcalde de Barcelona saliendo al balcón del Ayuntamiento para apoyar a la recién nacida "gggrepública catalana", provocaría un cachondeo parecido al que le montan a Pilatos por un problema similar en 'La vida de Brian'.
Imagino a los barceloneses mondándose de risa en la Plaça de Sant Jaume e instando a su alcalde a indultar a "Barrabás", solo por las risas. Igual el bueno de Trias tiene también un amigo llamado Pijus Magníficus.
Podría pensarse que saber pronunciar correctamente la erre es secundario para ser alcalde de Barcelona, que basta con no invitar a actos oficiales a nadie que se llame Ramón, Roberto o Rosa.
Ojalá fuera tan fácil, pero no olvidemos que la patrona de Cataluña es la Virgen de Montserrat, y que la presidenta de su partido se apellida Borràs, así que se antoja difícil evitar nombrar por siempre a la una y la otra. Por no mencionar que, como alcalde de Barcelona, debería hacer los honores a sus homólogos de otras ciudades que visitaran la capital catalana, algunos procedentes de lugares tan endiablados como Roma, Rabat, Barranquilla, Río de Janeiro, Marrakech o incluso Torrejón de Ardoz, que también las pequeñas villas tienen derecho a visitarnos
Consciente de todo eso, Trias se preparó bien esta vez, y se presentó a las elecciones con unas erres, si no impolutas, por lo menos pasables, que ya es mucho. Al ver que todos sus esfuerzos no le valieron la vara de alcalde, un “que us bombin” era lo mínimo que podía dedicar a la concugggrencia, digo a la concurrencia. Tal vez su primera intención fuese mandarlos a todos a la porra, pero tampoco era cosa de arriesgar, que las visitas al logopeda están muy recientes y un “aneu tots a la pogggra” podría provocar de nuevo las risotadas en momento tan solemne.