Transcurrida una semana del estallido del caso Negreira, el Barça todavía no ha dado explicaciones suficientes sobre lo sucedido, que urgen dada la gravedad del asunto. Tras una primera reacción miserable, en la que destacaba que no era casualidad que el caso estallara ahora que el Barça va líder destacado –si fuera mal clasificado, también se podía recurrir al mismo argumento, para hundirlo más—, el presidente, Joan Laporta, solo ha dicho que durante su primer mandato sí que había facturas y documentos del supuesto trabajo realizado por José María Enríquez Negreira cuando era vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. Ha anunciado también una investigación interna hecha por un abogado externo para aclarar el asunto y dar después las explicaciones pertinentes.

Pero si hay o no facturas o documentos es lo de menos porque ningún trabajo justifica que se paguen 7 millones de euros en 17 años (del 2001 al 2018) por informes, y mucho menos si son verbales, como se ha publicado. La fiscalía, que investiga el caso, no ha visto ningún documento. En esta trama están implicados además el hijo de Negreira, que sí parece que presentaba informes escritos y vídeos, y un directivo, ya fallecido, Josep Contreras, que hacía de intermediario. Las versiones de los presidentes afectados, además, no coinciden: Joan Gaspart dice que no sabía nada, Laporta reconoce los pagos, Sandro Rosell no se pronuncia y Josep Maria Bartomeu se jacta de haber roto el contrato y acusa a Laporta de haber cuadruplicado el sueldo del exárbitro.

El asunto huele éticamente muy mal, aunque no se demuestre una relación causa-efecto entre los pagos y las actuaciones de los árbitros en los partidos del Barça en esa época. Es más, hay gente conocedora del mundo arbitral que ha asegurado que Negreira es un vendehúmos y que no tenía ninguna influencia en los colegiados, con los que prácticamente no hablaba nunca. Así lo han declarado varios de ellos. Si eso es así, ¿para que se le pagaban las millonarias cantidades a Negreira? En su declaración ante la Agencia Tributaria, el exárbitro dijo que era para asegurarle al Barça arbitrajes “neutrales”. ¿Hace falta pagar para eso, que se debe dar por supuesto?

En uno de los dos burofax publicados por El Mundo para reclamar lo que según él se le debía después de que Bartomeu dejara de pagarle, Negreira habla, a través de su abogado, de los “tantos años de relación, de tantos favores prestados y de tantas confidencias compartidas”. En el otro, amenazaba al club con destapar las “irregularidades” que tenía “acreditadas” durante su relación con el FC Barcelona. O sea, además de pícaro, aprovechado y vendehúmos, chantajista. Todo un ejemplar que deja en pésimo lugar al colectivo arbitral.

Pero, además de las miserias del Barça, de los árbitros, de la Federación Española y del fútbol español, el caso Negreira ha sacado también a la luz las miserias del periodismo. Por un lado, algunos medios de comunicación madrileños se han lanzado a sacar petróleo del asunto, dando por ciertas cuestiones que no están probadas, sin molestarse en aplicar la más mínima deontología periodística antes de publicar según qué cosas. Algunos han resucitado al “puto amo” José Mourinho para decir que tenía razón cuando acusaba al Barça de ser favorecido por los árbitros y decía aquello de “no sé si es por el Unicef, por la UEFA…”.

Otros han empezado a hacer listas de penaltis de la época, contabilizando los pitados a favor del Madrid y del Barça y los señalados en contra. Se ha llegado a escribir que “los títulos del Barça de Guardiola no tienen validez”. En el otro lado, en la prensa deportiva de Barcelona, el escándalo ha sido por omisión. El diario Sport ha estado una semana sin llevar en la portada nada del caso y el Mundo Deportivo solo ha publicado dos discretos titulares los días 18 y 21 de febrero (el escándalo salió a la luz en la prensa el día 16). Ambos diarios únicamente han ocupado la mayor parte de la portada con el caso Negreira el 22 de febrero, es decir, el día en que Laporta “pasó a la ofensiva” haciendo declaraciones.

Todos los clubs de Primera y Segunda División, excepto el Barça, por razones obvias, y el Madrid firmaron un comunicado pidiendo que se llegue hasta el final de este caso. ¿Por qué no firmó el Madrid? El significado periodista madridista Antonio García Ferreras, ex director de Comunicación del club, explicó la ausencia con el argumento de que el Madrid no necesitaba firmar porque llevaba denunciando los favores al Barça desde hace 20 años y no se le hacía caso.

A Ferreras, íntimo de Florentino Pérez, no solo se le olvidó decir que el Barça y el Madrid están enfrentados a La Liga por la Superliga, y esa es una de las razones. Se le olvidó decir también que él y otros periodistas como él ya le hacen el trabajo al Madrid publicando lo que publican.