El grupo barcelonés Werfen, fabricante de material hospitalario y científico, es un gran desconocido para el común de los ciudadanos. Sin embargo, constituye uno de los consorcios más relevantes de Cataluña, tanto por su volumen de ventas como por la extraordinaria rentabilidad y el crecimiento que ha registrado en el curso de los últimos años.
Además de todo ello, Werfen se ha erigido en el epicentro de una cadena de magnos y sigilosos petardazos crematísticos, propinados por sus afortunados amos. Estos son cuatro hermanos, a saber, Jorge, José Luis, Xavier y Marc Rubiralta Giralt, quienes en 2012 heredaron el enorme imperio forjado por su padre José María Rubiralta Vilaseca.
La estirpe vendió el año pasado abultados paquetes de acciones de Werfen, equivalentes el 4,6% de su capital, por la fruslería de 550 millones de euros.
No es la primera vez que acomete trasiegos de este estilo. Entre 2019 y 2020 llevó a cabo sendas operaciones del mismo tenor, por las que recibió 330 millones.
Tampoco es desdeñable el importe de los dividendos que se ha embolsado. Desde 2012 asciende a 570 millones.
En resumen, entre pitos y flautas, el cuarteto se ha metido en el zurrón 1.450 millones durante el último decenio.
La distribución de los caudales ha sido desigual. Ocurre que las acciones de Werfen no están a nombre de los hermanos, sino de cinco sociedades de cartera controladas por ellos. Y la entidad que más valores ha enajenado hasta ahora pertenece a Jorge.
Las operaciones descritas encierran una característica muy relevante. Las cesiones de títulos no se han acordado con terceros ajenos al linaje, sino con la propia Werfen.
Ello significa que la parentela sigue controlando el 100% del coloso. Como en los vasos comunicantes, simplemente se ha trasvasado a las cuentas particulares de los Rubiralta una pequeña parte de la ingente masa de fondos remansada en las arcas de Werfen.
El vasto entramado industrial de Werfen abarca más de cien compañías filiales, la mayor parte de ellas ubicadas en el extranjero.
Sus principales actividades reposan en la fabricación de sistemas de diagnóstico e instrumental hospitalario. En dos especialidades ejerce posiciones llamativas. Es líder mundial en la coagulación, con casi un tercio del mercado. Además, ocupa el segundo puesto del rango de la autoinmunidad, con un cupo del 19%.
Werfen posee siete plantas de producción, dotadas de la más alta tecnología médica existente en el mercado. Cuatro se encuentran en Estados Unidos, una en Alemania y dos en España, estas últimas sitas en los municipios barceloneses de Lliçà d’Amunt y Sant Esteve Sesrovires.
Grupo Werfen facturó 1.853 millones en 2021, un 9% más. Con tales mimbres declaró unos resultados esplendorosos. Registró un flujo de caja de casi 500 millones y un beneficio neto de 362 millones, este último con alza de un 39%. Werfen atesora unos gruesos fondos propios de 1.500 millones.
Año | Ventas | Beneficio |
2021 | 1.853 | 362 |
2020 | 1.670 | 260 |
2019 | 1.470 | 198 |
2018 | 1.360 | 108 |
2017 | 1.340 | 157 |
2016 | 1.190 | 138 |
2015 | 1.175 | 142 |
José María y Francisco Rubiralta Vilaseca fundaron el consorcio en los años sesenta del siglo pasado. Su espíritu emprendedor les llevó a constituir por la misma época la siderúrgica Compañía Española de Laminación SA, conocida en la actualidad como Celsa.
Ambos conglomerados crecieron como la espuma y décadas después auparon a sus propietarios al podio de los multimillonarios catalanes.
El tándem fraterno partió peras en 2006 y se repartió el conglomerado fabril. José María retuvo Werfen y Francisco la herrería Celsa.
Este último falleció en 2010 y José María, dos años después.
La fortuna de sus herederos ha resultado desigual. Mientras Werfen nada en un océano de abundancia, Celsa atraviesa una persistente crisis y está asediada sin tregua por sus acreedores.