Después de seis años de bloqueo --el doble que en el Consejo General del Poder Judicial--, ERC, Junts per Catalunya y el PSC se han puesto de acuerdo para renovar el órgano de gobierno de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA). También se renovarán otros organismos como el Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC); la Sindicatura de Greuges, en la que Esther Giménez-Salinas sustituirá a Rafael Ribó; la Autoridad Catalana de Protección de Datos, que será dirigida por la exconsellera de Gobernación Meritxell Borràs, y otros organismos como la Sindicatura de Cuentas y el Consejo de Garantías Estatutarias.
El acuerdo es importante porque significa un pacto entre bloques, el independentismo (ERC y Junts) y el constitucionalismo (PSC), aunque no había más remedio porque el PSC fue el partido ganador de las elecciones del 14 de febrero y su concurso era imprescindible si se querían renovar unos organismos largo tiempo bloqueados.
El ejemplo definitivo es el Síndic de Greuges, que llevaba 17 años en el cargo y su renovación estaba paralizada sin que Rafael Ribó presentara la dimisión para forzarla, como se le había reclamado. En este cargo, solo la salida de Ribó es un soplo de aire fresco, dada su polémica actuación, al servicio del Govern independentista más que de los ciudadanos. Su sustituta, Esther Giménez-Salinas, es una prestigiosa catedrática de Derecho que había ocupado cargos en la Consejería de Justicia en tiempos de Jordi Pujol y su talante está lejos del sectarismo de Ribó.
Para la presidencia de la CCMA, Esquerra ha propuesto a Rosa Romà, hasta ahora responsable de márketing del CatSalut. Entran también la exconsellera de Cultura Àngels Ponsa (Junts), Pep Riera (Junts), Lluís Noguera (ERC), Lluís Garriga (PSC), Carme Figueras (PSC) y Gemma Ribas (PSC). El independentismo conserva la mayoría (4 a 3), pero el consejo de administración está más equilibrado con la presencia de tres miembros designados por los socialistas.
¿Servirá esta renovación para equilibrar los contenidos de la televisión y la radio públicas de la Generalitat? Los tres partidos han aprobado un documento titulado Los retos de los medios de comunicación públicos de la CCMA en cuyo texto se nota la influencia del PSC, pero habrá que ver si se cumplen los buenos propósitos que se expresan. El documento consta de 10 puntos. Además de los dedicados a reforzar el servicio público, organización, contrato-programa, plan estratégico, digitalización, comercialización, ayuda a la industria, etcétera, el punto cinco aborda la cuestión de los contenidos después de afirmar en la introducción que “los medios públicos de la CCMA han de tener un papel central en el país”, un “papel más de referente que de líder”. “Para conseguirlo, se habrá de acercar con convicción y sensibilidad a la gran mayoría de una sociedad que es diversa desde los puntos de vista del origen, la lengua, la edad, el género o el pensamiento”.
En el apartado 5, dedicado a “potenciar los vínculos de confianza con el conjunto de la sociedad catalana”, el documento defiende el “acceso a una información veraz y de confianza” y asegura que “la CCMA ha de continuar informando, entreteniendo y educando a la sociedad catalana desde los principios del servicio público audiovisual: calidad democrática, defensa del pluralismo y de la libertad de expresión, civismo, exigencia de calidad en lo que afecta a la oferta de contenidos y profesionalidad, independencia y responsabilidad”.
Según el documento, “el pluralismo consiste en la capacidad de los medios de comunicación de representar un fiel reflejo de la sociedad en todos los ámbitos que la integran” y la independencia se define como la “imparcialidad e independencia de las influencias e ideologías políticas, comerciales y otras”.
Si se cumplieran estos deseos, TV3 y Catalunya Ràdio no serían como son ahora, pero hay que desconfiar. Porque el órgano de control y supervisión, el CAC, presidido hasta ahora por Roger Loppacher, siempre ha calificado a ambos medios, contra toda evidencia, como ejemplo de pluralidad e independencia. Loppacher va a ser sustituido por Xevi Xirgo, director de El Punt Avui, y escriba de Carles Puigdemont en sus dos libros autobiográficos. Por lo tanto, hay que ser muy ingenuo para esperar que las cosas cambien mucho.