¿Cómo será el mundo en 2030? Nadie lo sabe pero, según el economista y sociólogo español Mauro Guillén, profesor de la escuela de negocios Wharton, Filadelfia, hay algo que está muy claro: el desarrollo de las clases medias en países emergentes como China e India y su progresiva reducción en los países desarrollados redefinirá la realidad política y social en la que vivimos.
“Y esta pandemia lo acelera todo: el uso de tecnología, el auge de los mercados emergentes de Asia, el envejecimiento de la población (por la caída de la natalidad)... y también la desigualdad. ¡En lugar de 2030, mi libro se sitúa ahora en 2028!”, bromea por email el reconocido sociólogo en referencia al libro que acaba de publicar en EEUU: 2030: How Today’s Biggest Trends Will Collide and Reshape the Future of Everything (2030: viajando al fin del mundo tal y como lo conocemos).
Como viva la clase media china en sus urbanizaciones / BERNARD FERNÁNDEZ
En el libro, incluido en la lista de mejores libros del año del Financial Times y bestseller en The Wall Street Journal, Guillén, doctor en Sociología por Yale y en Economía Política por la Universidad de Oviedo, explica que en la próxima década veremos transformaciones demográficas y cambios económicos “enormes” --entre ellos, el declive de la clase media en Europa y EEUU, y que los gigantes emergentes empezarán a ser países ricos--, que conducirán a dos “choques” importantes.
Más usuarios de banda ancha que en EEUU
En primer lugar, un choque entre dos clases medias: la “vieja”, referente a la de los países desarrollados, y la “nueva” que emerge en los países en desarrollo. Este choque lo vemos ya reflejado en el auge de los políticos populistas, que culpan a la inmigración o a la competencia desleal de los países en desarrollo --es decir, a la globalización-- para justificar el declive de la clase media dentro de sus fronteras. Según un informe del Pew Research Center, en 2015 el total de hogares ricos y pobres en EEUU superó por primera vez en dos generaciones el de los hogares de clase media.
En segundo lugar, Guillén resalta el inminente “choque” entre empresas: mientras las empresas de mercados emergentes son cada vez más grandes, las europeas y americanas reducen su tamaño, con excepción de las tecnológicas. Pero incluso en este sector, señala el experto, las compañías de China e India están creciendo más: no solo gracias al tamaño de su población, sino por la proporción de ésta que usa servicios digitales y online. “China e India tienen hoy en día más usuarios de internet de banda ancha, redes sociales y pago por móvil que EEUU”, escribe. “Y esta brecha seguirá creciendo, especialmente con los países del este de Asia, cuyas economías saldrán muy reforzadas porque han sabido controlar la pandemia”, señala.
A los que alimentan el miedo a China, sin embargo, les diría que “tenemos que sobreponernos a este miedo. Se puede prosperar en un mundo en el que haya varias superpotencias. Pero hay que cambiar los mecanismos de cooperación internacional”.
¿Cómo les irá a a las empresas europeas y americanas cuando el centro de gravedad del consumo de la clase media se mude a Asia?, se pregunta el experto en el libro, recordando algunos datos significativos: en estos momentos, la china Alibaba tiene más usuarios que Amazon. La aplicación DiDi, conocida como el Uber chino, acaba de adquirir las operaciones de su competidor estadounidense en China, dando nacimiento a una nueva compañía valorada en 35.000 millones de dólares. India tiene ya más técnicos e ingenieros en el sector de las T.I que EEUU.
Conocimiento lateral
“Las empresas grandes son cruciales para la clase media porque crean puestos de trabajo bien remunerados y ofrecen carreras profesionales con perspectivas de futuro”, recuerda Guillén, alertando de que las grandes tecnológicas estadounidenses como Spotify, Airbnb o Netflix siguen teniendo el mayor grueso de usuarios fuera de China o India. ¿Cómo ser más competitivos y conseguir atraer a la “nueva” clase media, que no tiene los mismos gustos ni se comporta de la misma manera que la “vieja”?
“En el futuro harán falta más personas creativas, buenas negociadoras y con destrezas sociales. Y, por cierto, muchos menos programadores, puesto que este proceso se va a automatizar”, predice Guillén. “En general, habrá desempleo tecnológico. Tendremos que considerar una renta básica y gravar impositivamente a los robots”, añade.
Para Guillén, está claro que vamos hacia un mundo distinto, y solo las personas que sepan conectar tendencias y emplear distintos tipos de conocimiento serán las que salgan adelante. “Es lo que llamo pensamiento lateral”, esclarece Guillén.
En cuanto a las mujeres, Guillén está convencido de que en 2030 crearán la mitad de las empresas y serán dueñas de más de la mitad de la riqueza. “Desafortunadamente, continuará habiendo discriminación, pero son una fuerza imparable porque más mujeres estudian ahora en la universidad y sacan mejores notas”, concluye.