Queridos Reyes Magos: Les envío unas líneas con la aspiración de disfrutar de algo de lo que pido. Este año, creo que me porté muy bien: hace casi once meses que estoy encerrado o medio recluido, con lo cual tampoco pude hacer barrabasada alguna. Reconozco que no por falta de ganas. Incluso, los primeros días hasta vi alguna rueda de prensa de El Señor de La Moncloa, pero me aburría tanto que lo dejé por imposible. Hasta he mantenido una distancia prudencial de casa para salir a pasear. Hasta soporté estoicamente lo de “Resistiré” como nuevo himno nacional.
Disculpen Sus Majestades la tardanza con que esta carta, me demoré en trasladarles mis aspiraciones, aunque sea con escepticismo, pues ya sabemos que, si pido una bicicleta, pueden traerme un patinete, o un caballo de cartón en lugar de uno de madera, por lo de conservar los bosques. Seguramente, las cosas que anhelo pueden ser difíciles de hacer realidad. Para ser breve, de entrada, quisiera hacerles llegar que me conformo con un año simplemente normal, corrientón; no hace falta que sea nuevo, puede ser usado o viejo.
Cierto es que me gustaría hacer una larga lista de deseos: que los indepes no ganen las elecciones; tener un Govern que responda a su nombre en lugar de una cosa constituida por una panda de cenutrios incapaces tirándose de todo a la cabeza; que se acaben los gobiernos populistas; que comience una recuperación económica sostenida y equitativa; que empecemos a ganar la batalla del cambio climático; que no tengamos que comprar de nuevo legumbres, harina y papel higiénico porque nos enclaustren otra vez el próximo día 15; que se impulse la transformación energética… Pero me temo que, pese a sus mágicas cualidades taumatúrgicas, hay cosas que les resultarán difíciles. Pero bueno, si fuese posible algo…
Como hay que aprender de todo, también acabé entendiendo que es preciso ver las cosas de forma distinta. Sería un inconsciente si ignorase que una filipina inyectó a un británico la primera vacuna americana desarrollada por un turco en Alemania para combatir una pandemia surgida en China. La cosa me produce cierto desasosiego, la verdad, cuando al mismo tiempo surge tanto patriota atrincherado en el terruño donde nació y rechazando o menospreciando al resto.
En fin, Majestades, que, dadas las circunstancias, les pediría que se vacune a diestro y siniestro lo antes posible. Aunque no hayamos leído el prospecto --¡qué horror, los prospectos!-- para saber las contraindicaciones o posibles reacciones adversas que pone en todos. Tanto sea una vacuna u otra. Conozco mucha gente perturbada con tanta variedad: la Moderna, aunque solo sea por el nombre, tiene para unos un punto guay; otros prefieren la de Pfizer con la esperanza de que tenga efectos polivalentes y beneficiosos más allá del coronavirus; la Sputnik la veo más para la gente de Podemos o Comunes, por la cosa rusa; la de Oxford tiene un punto chic, distinguido y sofisticado… Vamos, un lío.
No quiero que piensen que soy un egoísta redomado y no pediré cosas solo para mí. Así que si es posible, me gustaría que traigan algunos libros. Por ejemplo: La peste roja de Edgar Allan Poe para todos cuantos gobiernan nuestras vidas, en particular los invitados del Señor de La Moncloa, porque la protagonizaba un tal Próspero y acababa: "Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo". Para los indepes, Un estudio sobre la banalidad del mal de Hannah Arendt o Historia de un alemán de Sebastian Haffner.
Perdonen que abuse de Su magnanimidad, pero también me gustaría que le echen una mano e inspiren a Salvador Illa como candidato a la Generalitat, para que pueda mantener e ilusionar a los propios y atraer a extraños. Tengan en cuenta que el solo hecho de que los Comunes se hayan puesto nerviosos y temerosos de “poder perder votos por ambos flancos” (ERC-PSC) ya hace felices a muchos. Aunque no empezó muy bien la campaña cuando él mismo negó por la noche en televisión lo que se hacía realidad horas después. Tampoco entiendo lo de la felicitación navideña del PSC con una foto del todavía Ministro de Sanidad de cuando era niño. A lo mejor fue idea de Miquel Iceta que tanto me recuerda aquella película de John Huston El hombre que pudo reinar con Sean Connery y Michael Caine; de hecho podría ser el gran protagonista de una serie: El hombre que pudo ser casi todo y no fue casi nada.
¡Ah! Disculpen, que me olvidaba. Ya que estamos y dada Su reconocida influencia, de Barcelona a Nueva York, pasando por tantos lugares, estaría muy bien si pudiesen utilizar sus recursos para que la alcaldesa de Barcelona acceda a algún puesto en Naciones Unidas, algo relacionado con las ciudades, que dicen le haría mucha ilusión. Algo en donde sirva la verborrea vacía de contenido y con posibilidades de poder contar con el Trío Calaveras en cuyas manos ha dejado el Ayuntamiento: Janet Sanz, Eloi Badia y Joan Subirats. Un esfuerzo más: que estos puedan contar con la presencia cercana de sus consortes, por eso de no romper la unidad familiar.
Majestades, no Les pregunto por las posibilidades de mis regalos. Mantengo la duda sobre si será cierto eso de pasar página y que año nuevo vida nueva. Pero mejor no insistir mucho en esto. Ya se sabe que, para no tener respuestas, lo mejor es no hacer preguntas.