Se equivocan todos los nacionalistas. El nacionalismo es de derechas y, además, populista, cuando defiende que todos los pueblos tienen un ser nacional innato desde el principio de los tiempos y que es inalterable. Es una cuestión cultural, que no va cambiando con las generaciones.
Si tuvieran cultura histórica sabrían que están equivocados, porque hace más de dos mil años a los romanos les costó doscientos años conquistar Hispania, y los bereberes siete años, porque los visigodos estaban divididos entre dos bandos: el último rey don Rodrigo y su rival, que durante tres siglos tuvieron la capital en Toledo y que al principio era un reino arriano y tras Recadero se convirtió en católico. El arrianismo se convirtió en una religión herética. Y la España goda estaba dividida en dos bandos. A los árabes les costó solo seis años conquistar el reino.
La unidad nos hace fuertes. Cuatro siglos después, los tres reinos hispánicos (La Corona de Castilla, la Corona de Aragón y el reino de Pamplona) se unieron para hacer un frente común contra la invasión almohade en la batalla de las Navas de Tolosa, que habría convertido a España en un Estado islamizado, como el Andalus del siglo IX. La unidad hace la fuerza, ayer, hoy y mañana.
Damos un salto en el tiempo, hasta 1938. Freud y Dalí quedaron en Londres. El padre del psicoanalismo huyo de Viena meses antes de que los nazis hubieran invadido Austria. Freud era judío, y quedó impresionado por el carácter del catalán que se había exiliado a Francia por el temor a los republicanos, como Pla y miles de catalanes de clase alta y media, e intelectuales. Dalí era franquista. El vienés se sintió conmocionado por el estilo artístico del pintor. Pero en lo político, Freud era republicano y no entendió la radicalidad política del nacionalista Dalí.
La España actual está radicalizada no tanto como entonces, porque hay mucha más cultura y clase media que en 1938, cuando Freud y Dalí se citaron en Londres, pero hoy el populismo de Podemos y de Vox han radicalizado la convivencia política en España. Y todo porque en mayo de 2019 Albert Rivera no quiso pactar con Pedro Sánchez y en noviembre el presidente Sánchez se hecho en brazos de Pablo Iglesias. El crecimiento de Vox responde al empuje separatista.
Al margen de esta crisis nacional, este aciago año sólo nos ha traído dos cosas positivas: el inicio de la vacunación, hasta final de verano tendremos con que ir con mascarilla, y la derrota de Donald Trump.
Lo mejor de este maldito año.