Ángel Ubide: "Es un coma económico inducido y no una recesión, y la salida será más rápida"
El economista señala que "el riesgo de estimular la economía demasiado poco es mucho mayor que el riesgo de estimularla demasiado"
11 octubre, 2020 00:00Ángel Ubide (Zaragoza, 1969), licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Zaragoza y doctor por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, investigador del Peterson Institute for International Economics de Washington, reclama valentía. Ha escrito uno de los mejores libros para entender la crisis de 2008 y la obsesión de una elite económica muy determinada por el control del déficit: La paradoja del riesgo (Deusto), que será una de las referencias en los próximos años, en función también de lo que ocurra a partir de ahora con la gestión de la pandemia del Covid. Ubide, en esta entrevista con Crónica Global, considera que España puede salir antes de la crisis, porque no se trata de una recesión, como en 2008: "Es un coma económico inducido y no una recesión, y la salida será más rápida", asegura. Insiste en romper con la ortodoxia y afirma que se deberá aprovechar con criterio los fondos de reconstrucción que llegarán por parte de la Unión Europea.
--Pregunta: Usted constató en La paradoja del riesgo que los gobernantes deberían ser más valientes respecto a la política fiscal, que se toman medidas, pero a medias, y que eso dificultó mucho la salida de la crisis de 2008. Ahora el escenario es muy diferente. Pero, ¿se ha producido un cambio real, las medidas tomadas por la Unión Europea van en la dirección adecuada?
--Respuesta: Sí, ha habido un cambio significativo, en parte en la dirección que recomendé en La Paradoja del Riesgo de ser más valientes. Este cambio se aprecia en tres aspectos: el BCE ha aumentado y mejorado la cantidad de estimulo monetario que ha proporcionado a la economía, contribuyendo a la relajación de las condiciones financieras y del coste de financiación de los gobiernos; a nivel fiscal, el Pacto de Estabilidad se ha suspendido, lo que ha permitido a los gobiernos aplicar las medidas necesarias de estimulo fiscal para contener el impacto de la pandemia; y a nivel europeo se ha creado el fondo europeo de recuperación, que generara un estimulo fiscal plurianual en Europa con costes de financiación bajos.
--En todo caso, hay en España un debate, todavía soterrado, sobre qué hacer con esas ayudas. Y se habla de las condiciones, de que deben servir para dar un salto adelante en el sistema productivo español. Sin embargo, ¿es compatible eso con las necesidades de muchos sectores que necesitan las ayudas de forma inmediata?
--Sí, es compatible, porque se debe considerar el conjunto de las medidas de política económica. A corto plazo el apoyo al crecimiento y a los sectores afectados viene de las medidas fiscales nacionales y de la relajación de las condiciones monetarias del BCE. A medio plazo, el programa europeo servirá para que el estímulo fiscal dure todo lo que sea necesario.
--¿Ve al Gobierno consciente de esa doble realidad, necesidad imperiosa y salto cualitativo del sistema económico español?
--Sí, el plan español, recientemente anunciado en el contexto del plan europeo de recuperación, contiene propuestas que implican avances significativos en áreas como el sector digital y de transición ecológica, que contribuirán a aumentar la productividad y alcanzar los objetivos de política económica marcados por el gobierno y por la Unión Europea.
—Sin embargo, ¿debería ser mucho más ambicioso el plan europeo, para aprovechar el momento y olvidarse por un tiempo largo de la ortodoxia?
--Hay que ir poco a poco, el plan europeo es probablemente suficiente por ahora, y, como mencionaba antes, es una de las tres patas del programa de política económica europeo. El paso siguiente debería ser crear ingresos europeos que permitan que este plan europeo se convierta en un elemento permanente de la infraestructura económica del euro, aumentando así la estabilidad económica de la eurozona y aliviando la excesiva carga que se ha puesto sobre la política monetaria.
--Algunos analistas, centrados en el sector financiero, a la menor oportunidad, alertan sobre una posible inflación. ¿La ve de verdad a medio plazo? ¿No tenemos el problema contrario, de que la falta de una inflación más alta impida, entre otras cosas, ir absorbiendo la deuda?
--Por ahora, la evidencia muestra que los riesgos de la inflación son a la baja. Si la inflación aumentara porque el crecimiento mejora más rápidamente de lo esperado, sería una buena noticia ya que un mayor crecimiento también mejora el panorama fiscal.
--¿Cómo se puede explicar la obsesión por la inflación en las últimas décadas? ¿A quién beneficia en realidad que se haya fijado en Europa por debajo del 2% como límite?
--La experiencia de los años 70 fue muy traumática, y es lógico que la preocupación durante el periodo posterior fuera evitar una repetición de ese episodio. La clave es no quedarse atascado en esa visión, y entender que ahora los riesgos de inflación son a la baja, y por tanto es necesario adaptar la política económica a este nuevo escenario.
--Hay fenómenos interesantes, de familias que aprovechan estos meses para reformas en casa, para comprar mobiliario y todo tipo de objetos para estar más cómodos en casa. Las cifras oficiales tienen dificultades en recoger esas pequeñas inversiones. Pero, ¿podría sugerir eso que la economía se está moviendo algo más rápido de lo que se señala? ¿Puede España salir antes de esta crisis, forzada por la pandemia, rompiendo las previsiones más pesimistas?
--Hay dos factores para el optimismo. Primero, la reapertura de la economía tiene un impacto positivo muy potente, sobre todo en el sector productivo que tiene que recuperar un par de meses de parón. Y, segundo, la respuesta de política económica ha sido muy agresiva, lo cual ha mitigado el impacto sobre la renta y el consumo. Por eso yo prefiero definir lo que ha sucedido como un coma económico inducido, y no una recesión, y la salida puede ser más rápida que la salida de una recesión normal.
--En Europa se ha comenzado a plantear un pulso, otra vez, entre el Bundesbank y el BCE. Los halcones alemanes no entienden esos bajos tipos de interés y creen que la política monetaria y la fiscal se han difuminado. ¿Debería Lagarde dar un golpe en la mesa? ¿Cómo se resuelve ese dilema?
--El BCE tiene un mandato de estabilizar la inflación en torno al dos por ciento en el medio plazo. En la última década la inflación ha estado muy por debajo de ese objetivo. Por tanto, espero que el BCE tome las medidas necesarias para corregir este déficit de inflación, que está empezando a afectar a la baja a las expectativas de inflación. En estos momentos el riesgo de estimular la economía demasiado poco es mucho mayor que el riesgo de estimularla demasiado.
--Usted defendía una política fiscal europea, que no acaba de llegar, pero, ¿es el plan de reconstrucción aprobado por la Comisión Europea un primer momento Hamilton? ¿Es un camino irreversible?
--La comparación con Hamilton desvía la atención del paso enorme que ha dado la unión europea que, por primera vez, va a emitir eurobonos para financiar programas de gasto europeos. Es un momento histórico.
--¿Ha acertado el Gobierno con los ERTE y hasta qué punto se pueden prolongar en el tiempo?
--La flexibilización de los ERTE ha sido un gran acierto, es un ejemplo de reforma laboral en tiempo real. En mi opinión, se deberían prolongar mientras se mantengan las restricciones necesarias para controlar la pandemia, graduados por sectores en función de las necesidades.