La crónica de una muerte anunciada para Nissan en Cataluña se consumó. A primera hora, los sindicatos oían la decisión: cierre en diciembre de 2020 para los centros de Barcelona, Sant Andreu de la Barca y Montcada i Reixach. De la quema se salvan Cantabria y Ávila. Nada ha servido para poner coto a la reconfiguración del grupo Nissan-Renault-Mitsubishi.

Barcelona tenía las de perder. Años de ausencia de inversión y sólo de parcheo mientras se decidía qué hacer le han dado la puntilla. Ni los 300 millones que Gobierno, Generalitat, Consorcio de la Zona Franca y Ayuntamiento de Barcelona pusieron sobre la mesa han hecho replantear una decisión que ya estaba tomada de antemano. Renault toma el control de la firma en Europa y Barcelona no entraba en sus planes.

Ahora, toca ver como se puede reconducir la situación. Foment del Treball, a iniciativa de su presidente Josep Sánchez LLibre, se las veía venir y montó hace unas semanas un equipo de trabajo para buscar alternativas. Su primera misión, retener a la empresa. La fecha de diciembre de 2020 no es un buen escenario, pero este grupo dónde está representado todo el sector de la automoción quiere jugar sus cartas. La primera retener la fábrica, la segunda influir en Luca de Meo, el nuevo presidente de la compañía que tomará posesión el 1 de julio, con el que tienen hilo directo y sintonía, y la tercera buscar alternativas aprovechando como oportunidad el cambio de chip de la industria de la automoción que cambiará su forma de hacer por las medidas para afrontar el cambio climático.

De poco sirven, las lamentaciones de la consejera Àngels Chacón en TV3 que acusaba de deslealtad a la multinacional. ¿Deslealtad? La consejera debe desconocer que las multinacionales se deben a sus accionistas y a su cuenta de resultados, y que la deslealtad con los territorios donde se ubican sus centros no es un concepto que se tenga en cuenta. Y de poco sirve que el president Torra convoque una reunión con los consejeros de Empresa, Trabajo y Economía para analizar la situación. ¡A buenas horas mangas verdes! En noviembre de 2019, la consejera Chacón viajó a Japón e hizo el ridículo. Su viaje no sirvió para nada y la recibieron mandos de Nissan de cuarta fila. En aquella época, el president ni estaba ni se le esperaba. Lo de esta tarde suena a fanfarria propagandística.

El Gobierno de España ha optado por ser más prudente. Se hablará con la nueva dirección y se planteará de nuevo el plan de inversiones y se agitará el coste del cierre, alrededor de 1.000 millones, además de preparar la “chequera” que haga posible un --difícil-- cambio de tercio en la decisión final. La ministra, y el propio presidente del Gobierno, llevan semanas en estrecho contacto con el grupo liderado por Foment del Treball. De hecho, en su última visita a Barcelona los Sánchez --el presidente del Gobierno y el presidente de la patronal catalana-- ya empezaron a embastar la aguja y el hilo de un problema que se veía venir.

Los trabajadores en pie de guerra. Una parte en ERTE y otros en huelga indefinida. Las acciones se recrudecerán porque la solución no es fácil. No se está ante el problema de cerrar un centro que puede ser reversible con ofertas económicas, sino ante el planteamiento de un grupo industrial que está cambiando las reglas de su alianza.

Este cóctel afecta directamente a 3.000 trabajadores directos y otros 20.000, entre contratas e indirectos. Las esperanzas son pocas y se sustentan en la alianza que están tejiendo empresarios y Gobierno de Madrid. La Generalitat ha estado a por uvas, sus veleidades independentistas, y no parece que pueda hacer mucho más que sumarse a la piña, a cerrar filas, algo que Pere Aragonés contempla como única posibilidad de salvación, porque es el único que habla con los empresarios del sector.

Torra seguro que echará mano del librillo: la culpa es de Madrid, que tiene tanta influencia que llega a Tokio como todo el mundo sabe. No esperen mucho más. La propia reunión de hoy se asemeja a una broma ácida en una comedia de medio pelo. Todos han marcado en rojo el 1 de julio. Ese día tomará posesión Luca de Meo, la personalización de un salvavidas, aunque llegará al puesto con las manos atadas por el acuerdo estratégico que ahora se aprueba. No hay que ser cenizos, porque la esperanza es lo último que se pierde, pero la mala noticia es que las brasas están ya quemando. El no ya lo tenemos, ahora toca ponerse manos a la obra para retener la Nissan.