La llegada del virus COVID-19 ha supuesto una crisis sin precedentes a nivel mundial. España es uno de los países más afectados por esta pandemia y no solo en lo que respecta a la sanidad. El coronavirus ha hecho que los hogares más vulnerables hayan perdido gran parte de sus ingresos. No lo decimos nosotros, nos lo cuentan las familias, los maestros o los educadores sociales con los que trabajamos. Nos hablan de tal persona que trabajaba en negro porque era lo único que le salía y que el confinamiento ha dejado sin ingresos. O de tal otra que ya se ha gastado todos los ahorros. O de tal madre que solo consigue hacer sustituciones en el sector turístico cuando hay vacaciones y ahora no sabe qué va a pasar este verano. Cuando te pasa esto, no te da miedo el futuro porque no tienes tiempo para pensar en él, porque lo que te preocupa es saber cómo vas a tener el dinero suficiente para pagar las facturas y llenar la nevera, sin tener que elegir entre una cosa u otra.
Sabemos que en España el 28,3% de la infancia vive en situación de vulnerabilidad. Hablamos de uno de cada tres niños y niñas. Si su situación ya era difícil antes de la llegada de la COVID-19, imagínense ahora. Con el cierre de los centros educativos, millones de niños y niñas en España tienen que quedarse en casa. Desde Educo apoyamos esta y otras medidas aprobadas por el gobierno para evitar la propagación del coronavirus, que es el principal objetivo de la alerta sanitaria. Pero también somos conscientes del impacto que tienen en una parte de la población.
En muchos casos, la escuela era el lugar en el que se aseguraba su alimentación gracias a la beca comedor que recibían. Es cierto que tanto el gobierno como las administraciones autonómicas y locales están trabajando para que sigan teniendo esa comida diaria tan necesaria en su casa. ¿Pero qué pasa con los niños y niñas que antes de la crisis del coronavirus ya necesitaban esta beca y no la recibían? ¿O los que la necesitarán a partir de ahora porque los ingresos de sus familias se han reducido enormemente, incluso hasta desaparecer del todo? En Educo estamos trabajando para paliar este tipo de situaciones, pero somos conscientes de que no podemos llegar a todo el mundo.
No solo nos preocupa el tema de la alimentación. La educación de los niños y niñas más vulnerables es también prioritaria. Aunque son muchos los esfuerzos que se están haciendo en este sentido, especialmente por parte de muchos maestros y profesores anónimos a quienes agradecemos públicamente su labor, no es suficiente. Según el INE, uno de cada diez hogares no tiene Internet y el 20% carecen de ordenador. Esto significa que muchos niños y niñas se van a quedar atrás porque no van a poder seguir el curso escolar al igual que sus compañeros, lo que empeorará la brecha social. No es solo un problema de tener acceso a Internet y un ordenador con el que estudiar. Estos niños y niñas necesitan el apoyo de sus padres y madres para hacer las tareas que les mandan los maestros. Si esos padres y madres no tienen la suficiente preparación o están trabajando, ¿quién les ayuda a hacer los deberes?
Tampoco hay que olvidar el tema de la violencia hacia la infancia. En España existen 23.500 hogares donde no hay ni 10 m2 por habitante, 13.600 son hogares de parejas con hijos y 9.000 de familias que comparten vivienda. El estrés que genera vivir en espacios tan reducidos puede aumentar los casos de violencia y los niños y niñas pueden ser las primeras víctimas.
Por todo esto, pedimos al gobierno más medidas que permitan a las familias vulnerables sobrellevar esta situación, empezando porque la alimentación de todos los niños y niñas esté garantizada. Asimismo, que los hogares con dificultades económicas tengan acceso a Internet y puedan recibir acompañamiento pedagógico para seguir con sus estudios. Además, consideramos que aumentar la prestación por hijo a cargo durante los próximos tres meses ayudará a estas familias, así como dar una bonificación para hacer frente a los gastos a los hogares con Renta Mínima de Inserción. Creemos que se debe trabajar en una renta básica de urgencia que tenga en cuenta las características del hogar y que sirva para paliar la situación de emergencia social que el coronavirus dejará y creemos que es indispensable que, aunque ahora tenga carácter de urgencia, se estudie como una medida progresivamente universal.
También entendemos que deben implementarse mecanismos para que los niños y niñas puedan notificar y denunciar cualquier tipo de maltrato. La vida nos ha cambiado a todos y son muchas las voces que apuntan a que, después de esto, nada volverá a ser como antes. Si no queremos que sea peor para las familias más vulnerables, es imprescindible que el gobierno de un paso más.