Y las enfermeras taxistas, y los auxiliares empleados de los filtros de seguridad de los aeropuertos, y los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado controladores aéreos y, en definitiva, qué pasaría si todos los profesionales que están dando el callo en la defensa de la sociedad frente al coronavirus decidiesen comportarse como todos los gremios que deciden ir a la huelga cuando más falta hacen sin importarles el perjuicio que causa al resto de la ciudadanía el ejercicio de sus derechos.
Taxistas, pilotos, personal de tierra de aerolíneas, tripulaciones de cabina, conductores de trenes, agentes de seguridad de los filtros de los aeropuertos, empleados del metro, conductores de autobús, estibadores, controladores aéreos… deberían tomar ejemplo de los profesionales de la sanidad quienes tienen una larga lista de justas reivindicaciones y no creo que se les ocurra ir ahora a la huelga, cosa que a todos los gremios que he citado y a otros que me dejo se les ocurre justo cuando más les necesitamos.
Los profesionales de la sanidad forman uno de los colectivos peor tratados por nuestra sociedad. Han visto mermadas sus retribuciones en sucesivos recortes por la crisis del 2010 y a casi nadie les ha importado. En Cataluña han cobrado sus pagas pendientes el año pasado, es decir, con 7 años de retraso. Su formación es una carrera de obstáculos que hace que hasta más allá de los 30 años un estudiante de medicina no pueda ser económicamente independiente.
Pero eso no es nada comparado con la pésima planificación de plazas porque se llega al absurdo de aprobar el examen del MIR más del 60% de licenciados que plazas hay disponibles mientras se avecina un alud de jubilaciones por mera evolución de la pirámide de edades. Y todo esto en una de las carreras con la nota de corte más alta. Faltan médicos, hay listas de espera, plantas de hospitales cerradas por falta de profesionales, pero no todos los licenciados en medicina tienen plaza asegurada, ni mucho menos. Invertimos muchísimo dinero en su formación, pero cada vez emigran más.
Los ciudadanos les hemos perdido todo el respeto. Les exigimos ser infalibles mientras que damos por buena la chapuza en la mayoría de profesiones. Les exigimos disponibilidad total, turnos eternos y empatía infinita, todo ello a cambio de un salario bastante normal. Y desde luego los políticos siguen sus consejos, se lavan las manos y no arreglan las listas de espera, las carencias y los déficits estructurales.
No es verdad que tengamos el mejor sistema sanitario del mundo, nos lo hemos cargado. Lo que tenemos es a unos excelentes profesionales que ganan mucho menos que sus colegas europeos, pero a quienes les respetamos cada vez menos. Como ahora nos hacen falta van a recibir elogios vacíos, pero nadie se ocupará de resolver sus problemas. Ojalá el pánico histérico a esta gripe venida a más sirva, al menos, para que la profesión médica, y todos los sanitarios en general, recupere aunque sea parte del terreno perdido.
Estimados galenos, por favor, no sigan el ejemplo de quienes les han fastidiado tantos viajes y vacaciones. Olviden las colas en los filtros de seguridad de los aeropuertos, quiten de su mente las calles colapsadas por taxistas tratando de evitar la nueva competencia en verano de 2018, por supuesto borren de su memoria el colapso de los cielos españoles por la huelga salvaje de los controladores aéreos de 2010, “solo” afectó a 600.000 españoles… Ustedes son, afortunadamente, diferentes.