El programa 30 Minuts de TV3 ha anunciado que Jordi Pujol romperá “un largo silencio mediático” este domingo. No lo hará para explicar los múltiples casos de corrupción en los que están involucrados él, sus hijos y el partido que lideró durante décadas. No hablará de Banca Catalana, de los 290 millones de euros que la policía calcula que acumuló su familia desde los años setenta ni de las comisiones de 3% que se imputan a su formación. Tampoco de la utilización de la propia cadena pública catalana para desviar fondos.
Lo hará para hablar de cooperación internacional para el desarrollo. Parece una broma, pero no lo es.
Han pasado más de cinco años desde que en julio de 2014 el ex presidente de la Generalitat reconociera que tenía una fortuna sin declarar. Desde entonces, el clan familiar ha ocupado un sinfín de portadas en todos los medios de comunicación porque su mujer y sus siete hijos están imputados. Dos de ellos, Oriol y Jordi, han ido a la cárcel. A pesar de esto, la televisión pública catalana ha sido incapaz de dedicar un 30 Minuts a uno de los acontecimientos políticos que más ha conmocionado a la sociedad catalana en la última década. Se le invita a hablar pero de la necesidad de que los países ricos dediquen el 0,7% de su PIB al tercer mundo.
¿Cuál es la misión de servicio público que explica una decisión así?¿Donde está el rigor informativo que exige el Libro de Estilo de la CCMA para garantizar la credibilidad de nuestros medios públicos de comunicación?
En su página Web, el programa 30 Minuts destaca su gran rapidez de reacción ante la actualidad política y social de Cataluña. Asegura también que sus equipos “responden a cada acontecimiento puntualmente con un reportaje”. Da ejemplos. Uno de los últimos es la celeridad que demostró para infiltrase en las entrañas del Tsunami Democràtic, ¿No podría haber hecho algo parecido con un caso de corrupción de esta magnitud? Y si no lo ha hecho, ¿Por qué otro espacio de la casa no le ha destinado una investigación en profundidad?
Por ejemplo, el programa Preguntes freqüents (FAQS) que, según su propia definición, se dedica a analizar la actualidad informativa y las principales preocupaciones de los y las catalanas. Lo hace cada sábado por la noche durante casi cuatro horas. ¿No podría haber dedicado un especial como el que improvisó el pasado sábado para entrevistar al presidente Quim Torra por su inhabilitación? Un especial que ha vuelto a poner a TV3 en el centro de las críticas. Por la escenificación de la entrevista, sin preguntas incómodas ni réplicas. Por el comportamiento del público, que aplaudía de pie y con devoción, también a Pilar Rahola cuando apareció proclamando que se sentía “orgullosa de su presidente y del pueblo de Cataluña”. Pero además por el hecho que se permitiera la irrupción del grupo parlamentario de JxCat en los estudios de la cadena pública como si se tratara de su propia casa.
La justificación que dan los responsables de la CCMA, cada vez que se les pregunta por estas cuestiones, es que estas decisiones responden a los “criterios profesionales” que rigen la selección de las informaciones y determinan su relevancia. Criterios profesionales que siempre priorizan el último anuncio de los guionistas del procés pero dejan en el olvido cuestiones como el hecho que Cataluña sea líder en listas de espera sanitarias y de dependencia o que estemos batiendo el record de pobreza y precariedad de los últimos 15 años. Ahora han decidido que en vez de dedicar (¡por fin!) un reportaje en profundidad al escándalo de corrupción más grave que ha afectado a Cataluña desde la recuperación de la democracia, invitarán al responsable del 3% a romper su silencio mediático hablando del 0,7%.