Un ave canora del orden de las paseriformes, del tamaño y forma del gorrión, con plumaje verde y manchas amarillentas en las remeras y en la base de la cola. Así define el Diccionario de la RAE al verderón, un pájaro denominado en inglés yellowhammer, y que en catalán es conocido como verderol. Ahora en el Reino Unido los verderones son particularmente famosos, y no para bien: no sé a quién se le ocurrió denominar Yellowhammer Report, esto es, Informe Verderón, al conjunto de la información que el gobierno británico presidido por Boris Johnson había elaborado y mantenido en secreto hasta que se ha visto obligado, por orden de la Cámara de los Comunes, a hacerlo público, después de su filtración parcial a la prensa.

Lo que el Yellowhammer Report revela son las consecuencias inmediatas que para Gran Bretaña tendrá un Brexit duro, es decir, sin acuerdo, tal como el mismo Boris Johnson y su gobierno defienden. Estas consecuencias inmediatas, resumidas en una veintena de puntos, son muy negativas para los británicos: problemas con los suministros de alimentación y medicamentos, incremento del precio de la electricidad, controles de fronteras más estrictos, tensiones en las calles, retrasos en el canal de la Mancha, problemas en la atención sanitaria y en el cobro de pensiones de los británicos residentes en otros países… Estas son solo algunas de estas consecuencias que un Brexit sin acuerdo va a tener para los ciudadanos del Reino Unido. El gobierno presidido por Boris Johnson, que a pesar de reconocer estos efectos tan negativos sigue manteniendo su apuesta por una salida unilateral de la UE, no ha dado a conocer cuáles serían para Gran Bretaña las consecuencias a medio y a largo plazo, por ejemplo en cuanto a la frontera entre Irlanda y el Ulster, la posible independencia de Escocia, los problemas en la frontera de Gibraltar, las exportaciones e importaciones...

Lo que sí está ahora ya muy claro es que los brexiteers o partidarios del Brexit mintieron de forma descarada y reiterada a sus conciudadanos antes del 23 de junio de 2016, la fecha de la celebración del referéndum en que los británicos decidieron que su país dejara de formar parte de la UE. Tan grandes fueron las mentiras y falsedades utilizadas por los principales líderes brexiteers --en primer lugar, sin duda, Nigel Farage y todo el ultraderechista UKIP o Partido por la Independencia del Reino Unido, pero también por el mismo Boris Johnson y otros destacados dirigentes conservadores como Michael Gove, Iain Duncan Smith, John Wittingdale, Chris Grayling, Theresa Williers, Priti Patel-- en su potente campaña nacional-populista y de intoxicación antieuropea que, una vez conocido el resultado del referéndum, comenzaron ya a matizar, corregir, rectificar, reducir e incluso desmentir algunas de sus falsas afirmaciones anteriores.

El Yellowhammer Report o Informe Verderón viene a dar toda la razón a quienes en todo momento cuestionaron al entonces primer ministro británico David Cameron por la convocatoria de aquel referéndum, cuyo resultado fue letal para su carrera política. Pero va mucho más allá: cuestiona asimismo esta política postmoderna basada en mentiras, falsedades, medias verdades o lo que ahora conocemos como fake news. Una política que tiene sus raíces en la demagogia y el populismo, en la pura y simple exaltación de los sentimientos y las emociones, en la constante apelación a lo irracional, irreal y utópico, en la negación sistemática de la racionalidad y la lógica...

Y todo ello me lleva, inevitablemente, a plantearme el interrogante que da título a este artículo: ¿y nuestro Informe Verderón? Con mayor precisión: ¿”i el nostre Informe Verderol”?