Esta pasada semana la atención se centró en el BCE. Tras varios meses de debate, la decisión anunciada fue más tibia de lo previsto. Bajan ligeramente el tipo de la facilidad de depósito hasta 0,5%. El euríbor a un año ya anticipaba ese cambio, por lo tanto, los que pagan una hipoteca a tipo variable verán cómo el banco les reduce su cuota en la próxima revisión que suele ser semestral.
1. A los bancos les alivia la presión de los tipos negativos
Hasta ahora el BCE remuneraba el 1% de sus pasivos al tipo oficial del 0%, y si dejaban más saldo en su cuenta tesorera les cobraba el 0,4%. Ahora les aplicará el 0% hasta el 7% de sus pasivos, porcentaje que puede cambiar cada mes. Tras la crisis de 2008, la demanda de crédito está muy débil y con los tipos al 0% la rentabilidad del negocio bancario está en mínimos históricos. Por esa razón, no tiene ningún sentido ponerles tipos negativos y muchas entidades se planteaban cobrar a sus clientes por depositar sus ahorros, igual que el BCE les cobra a ellos.
Esto habría provocado una fuerte repulsa social, ya que por concepto ningún ciudadano normal entiende que tenga que pagar por dejar su dinero en el banco. Y habría aumentando el dinero que dejamos en nuestras casas, lo cual habría provocado más robos y asaltos a viviendas sabiendo que hay dinero en ellas. La otra ventaja de esta medida es facilitar que la banca europea siga capitalizándose tras la peor crisis en 80 años.
La opinión pública culpa a los bancos de la crisis, lo cual es lógico ya que fueron parte importante de la misma dando más crédito del que las familias y empresas podían devolver, y en España acabó en burbuja y depresión. Pero los bancos siguen siendo claves en el sistema capitalista para canalizar el ahorro al crédito de las empresas y las hipotecas. Ese crédito se transforma en inversión, en empleo, en salarios y en consumo. Si desde el BCE penalizas la rentabilidad del negocio bancario en un momento donde la rentabilidad está por los suelos, habrá menos inversión y menos empleo. Este economista observador defiende una regulación y una supervisión estricta sobre la banca. Pero eso debe ser compatible con que el negocio bancario tenga una rentabilidad suficiente para poder cumplir su misión de canalizar ahorro a la inversión.
Comprarán 20.000 millones, versus los 80.000 del pasado año. A eso hay que sumar la reinversión de los vencimientos, que son otros 10.000 millones mensuales. Para España supone un 11%, unos 35.000 millones anuales. El Tesoro Público emite unos 240.000 millones de deuda pública cada año. Por lo tanto, algo más del 10% será comprada por el BCE. Por ello, en caso de algún nuevo episodio de inestabilidad financiera global que provoque tensión en la prima de riesgo, España contará con una red de protección del BCE.
Por lo tanto, las medidas son buenas para la economía española, pero el propio Draghi reconoció que no tendrán mucho impacto sobre el empleo a corto plazo y pidió un plan de estímulo fiscal en los países que se lo pueden permitir. La división en el BCE vuelve a ser pública y los presidentes de los bancos centrales de Alemania, Austria y Holanda criticaron en los medios la decisión. La Comisión Europea apoyó al BCE pidiendo, sin nombrarlo, un plan de estímulo fiscal en Alemania. Merkel de momento ni se ha pronunciado, aunque la presión desde fuera es enorme.
2. Al aviso de Airef
En España, la Airef publicó su análisis de cumplimiento del objetivo de déficit para 2019. Para la Administración central dice que con un 70% de probabilidad cumplirá su objetivo. La Seguridad Social ha aumentado con fuerza el déficit en el primer semestre, pero aún así la Airef mantiene un 50% de probabilidad de que se cumpla el objetivo del año. Donde ve muy improbable que se cumpla el objetivo es en las comunidades autónomas (CCAA). Las elecciones autonómicas llevaron a un fuerte aumento del gasto, sobre todo de inversión antes de mayo, y ahora toca recortar para cumplir.
La advertencia de la Airef se produce cuando las comunidades están elaborando sus presupuestos para el año próximo. La prórroga de los presupuestos del Estado hace que se congelen los traspasos de IRPF e IVA, que supone el 80% de los ingresos totales de las CCAA. Por lo tanto, eso fuerza a hacer unos presupuestos restrictivos para cumplir los objetivos. Hacienda ya ha informado por carta a las comunidades donde la desviación del objetivo es mayor, por ejemplo Madrid. La Comunidad de Madrid ya ha dicho públicamente que no va a presentar un plan de ajuste adicional.
El pasado año el PP estaba en Hacienda y le hizo lo mismo a Carmena, que acabó teniendo una crisis de gobierno, con la dimisión de varios concejales de Podemos, pero el Ayuntamiento de Madrid cumplió con la ley. Ahora el PP se niega a cumplir la ley presupuestaria que aprobaron ellos en 2013 con mayoría absoluta. España tiene que cumplir un objetivo de déficit en Bruselas. Si Madrid no lo cumple, hay que recortar de otras partidas. Y si lo tiene que hacer, los recortes tienen que ser en: pensiones, gasto por desempleo, ejército, policía y guardia civil. Y encima la presidenta de Madrid prometió bajar los impuestos. Ya sólo le queda explicar a los madrileños si para bajar los impuestos propone recortar las pensiones, el seguro de paro o los policías que cuidan de nuestra seguridad.
3. Los datos siguen empeorando en Europa y en España
Esta semana conocimos la producción industrial en julio. La producción industrial en la Eurozona cayó 2% anual, y destaca Alemania con un desplome del 5%, muy concentrado en su sector del automóvil. Eurostat también publicó las exportaciones de julio, que se mantienen estancadas desde abril. En España la producción industrial está estancada y soportada por la industria auxiliar de la construcción de viviendas. Las viviendas iniciadas empiezan a caer y eso tendrá un impacto negativo sobre la producción industrial en 2020.
Eurostat también publicó los datos de coste laboral del segundo trimestre de 2019. Los salarios europeos crecen próximos al 2,5%, mientras la inflación aumenta el 1%. Por lo tanto, el salario real crece 1,5% y permite que crezca el consumo privado y suavice los efectos de la crisis industrial sobre el PIB. En España los salarios han subido y aumentan próximos a la media europea, y en el caso de la industria crecen 2%, por debajo del aumento de la industria alemana. Por lo tanto, España no está perdiendo competitividad. La inflación en España está al 0,3% y eso da más impulso al consumo privado que en otros países, lo que ayuda a explicar que nuestro crecimiento sea algo mayor. No obstante, el empleo en España ya se ha frenado y eso frenará también el crecimiento del consumo.