En las tres últimas semanas he estado desaparecido. Alejado de las redes sociales. Únicamente me conectaba un minuto para enviar la carta del domingo a Revista Digital del Vallès.
Hoy me enterado de una noticia de la semana pasada de luto: la muerte de Josep Camp Puigdomènech, el patriarca de la familia Camp, la de los detergentes de Granollers: Colón y Elena. Que en paz descanse.
La familia Camp era la joya de la corona empresarial de Granollers. Digo que era porque hace casi treinta años dejó de serlo cuando en 1989 los alemanes de Benckiser desembarcaron por la cloaca riera del Congost sentando sus reales de fabricante en España por la mareante cifra de 33.000 millones de pesetas repartidas en tres partes entre los tres hermanos propietarios de la empresa.
Quince días antes de la operación de compraventa, era un domingo que sonó el teléfono de casa. Eran las diez de la mañana, me cogió dormido. Al otro lado del aparato estaba el canario Manuel Luque, director general de la Camp, para decirme que tenía que hablar conmigo urgentemente ese día.
Manuel Luque era a finales de los 80 el empresario estrella por un spot atrevido que toda la España de mi edad recuerda: "Busque, compare y, si encuentra algo mejor, ¡cómprelo!”.
Era una campaña original pero copiada de la Chrysler que tan buenos resultados dio a la compañía estadounidense. Esos buenos resultados también se los dio a Luque.
El detalle de la operación se la pasó por escrito la secretaria del director a mi redactor jefe en exclusiva una semana antes de que apareciera en la portada del diario empresarial de Barcelona, La Vanguardia.
La estrategia equivocada de Luque era que, si la revista de Granollers sacaba en primicia la noticia y tomábamos partido en contra de la operación, por el temor de los mil trabajadores a los recortes de plantilla, en una época de mucho paro, posiblemente la reacción de los lectores se pondría en contra de la operación, porque la jugada de Luque era salvar su culo. Se había opuesto a la operación porque su objetivo final era tomar el mando de la empresa porque se había casado con una familiar indirecta de la familia: Guadalupe Coronado.
El patriarca de la familia, Josep Camp, el que ha muerto, era el más listo de los hermanos. Jordi era el cuarto hermano, el más inteligente, y que murió en un accidente de tráfico a mediados de los sesenta.
No conocí a ninguno de los tres porque eran muy discretos y reservados, Nunca accedieron a que les hiciera una entrevista.