La noticia de la compra por Pablo Iglesias e Irene Montero, máximos dirigentes de Podemos, de un chalé por 600.000 euros con la consiguiente hipoteca y el pago de una cuota mensual de 1.600 euros ha causado estupor e indignación, supongo que entre sus seguidores, y desde luego en la sociedad, particularmente, la votante de izquierdas. El chalé --de 250 metros cuadrados-- está construido en una parcela de 2.000 metros cuadrados. Podrán justificarlo como quieran, pero ¿qué porcentaje de los ciudadanos tiene acceso a una propiedad inmobiliaria de esa categoría?. Dicha decisión desautoriza por completo las políticas de Podemos sobre cómo combatir la desigualdad. La cúpula de dicho partido se ha situado de lleno entre la “casta” poderosa y distante de la ciudadanía que, cada día, lucha por sobrevivir. ¡Que no vengan diciendo que seguirán defendiendo "salarios dignos para todos y todas"! Basta ya de mentiras cuando, llevando solo cuatro años en la política, ya han optado por instalarse con la clase más acomodada.
Porque ellos conocen cuál es la realidad de la economía española y el sufrimiento de millones de personas a causa del paro, los contratos temporales, los bajísimos salarios, el pésimo funcionamiento de la ley de dependencia, los déficits crónicos en la asistencia sanitaria, etc. Lo acaba de acreditar un extenso informe de Oxfam Intermón del presente año (Premiar el trabajo, no la riqueza).
Los que, alguna vez, creímos que Podemos constituía una verdadera alternativa de izquierdas, fundada sobre todo en la lucha por la igualdad, hemos constatado el retroceso ideológico de dicho partido que, como tal, difícilmente podrá ejecutar su programa desde un liderazgo como el actual. Porque, durante mucho tiempo, padecerá una seria falta de credibilidad. Por ejemplo, cómo harán frente a las políticas de vivienda desde este presupuesto programático: "La burbuja en los precios de los alquileres de las principales capitales requiere de medidas que garanticen el derecho a una vivienda digna". La más alta dirección del partido ya lo tiene resuelto.
Así lo acredita el citado informe de Oxfam, que describe una realidad que Podemos no está en condiciones de afrontar. Es, parcialmente, la siguiente:
España, con 10,2 millones de personas con una renta por debajo del umbral de la pobreza, lo que se traduce en una tasa de pobreza del 22,3%, es el tercer país europeo en desigualdad, por detrás de Rumanía y Bulgaria y empatado con Lituania.
Pese a la mejora de la economía, la remuneración de los trabajadores está lejos de los niveles de 2009: mientras la productividad por hora trabajada ha aumentado un 6% desde 2012, el coste salarial de cada una apenas ha aumentado un 0,6%, es decir, diez veces menos.
Los beneficios empresariales se dispararon un 200,7%, manteniendo así la tendencia alcista que iniciaron en 2013. El coste laboral por trabajador apenas varió un 0,1%.
Ese abismo también se reproduce entre trabajadores: un empleado medio en España debería trabajar más de 29 años para lograr el mismo salario que obtienen en un año quienes se sitúan en el tramo más alto, y si se trata de alguien que percibe el mínimo interprofesional, debería hacerlo durante 71 años.
También los jóvenes que acceden al mercado laboral han tenido que ver cómo su sueldo anual es un 33% inferior respecto al de 2008, y cómo los contratos a tiempo parcial para ellos han crecido tres veces más rápido que para el resto, un 54% frente al 16%.
Las mujeres, como siempre, son las que se encuentran en mayor proporción en vulnerabilidad laboral, ya que suponen el 58% de las personas que están en esta situación. Siete de cada diez personas que reciben los salarios más bajos son mujeres, que solo representan el 34,5% de las personas que más ganan. Dentro de este mismo grupo, cobran hasta un 14% menos que los hombres.
Están apareciendo "nuevas fórmulas de desigualdad salarial", como las empresas multiservicio, que emplean a más de 60.000 personas que cobran entre 5.800 y 8.400 euros anuales menos que las acogidas al convenio colectivo sectorial. Y ello pese a que trabajan de media 100 horas más.
El sistema fiscal también contribuye a generar desigualdad, entre otras razones porque son los asalariados los que soportan el sistema: mientras que el 83% de la recaudación fiscal en 2016 provino del IVA, el IRPF y "otros impuestos pagados por familias", el de sociedades "aportó el 12% de la recaudación".
Podemos, por coherencia con sus presupuestos idelógicos, necesita ya una dirección renovada.