He intentado durante semanas no caer en la tentación de escribir sobre el diagnóstico del concejal podemita de Economía del Ayuntamiento de Madrid, García Castaño, con motivo del fallecimiento, en el barrio de Lavapiés, del ciudadano senegalés Mame Mbaye, después de una actuación policial contra los manteros, al afirmar que el muerto era "una víctima del sistema capitalista". No he podido. La frase pasará a los anales de la tontería patria. Otra cosa hubiera sido si hubiera dicho que la culpa había sido del chachachá.

Consulto la definición de capitalismo de la Real Academia Española para entender algo más sobre la afirmación del regidor y ahí encuentro que es el "régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza". Y por ahondar en el terreno de las definiciones podríamos afirmar que el capitalismo denostado por García Castaño se fundamenta en la libertad de los actores que interactúan en la sociedad, en definitiva, del mercado, al convertirse en protagonista de lo que es el intercambio libre y voluntario de capital.

Con estos bueyes, el concejal podemita decidía arar en el erial capitalino y no se le ocurría mejor cosa que culpar al capitalismo imperante del fallecimiento de un emigrante que, huyendo de la república presidencialista del África Occidental, recaló en este país. Un lugar cuyo sistema económico consideraba culpable el iletrado edil de que falleciera de un infarto provocado por la supuesta actuación de la policía, que no hacía otra cosa que obedecer órdenes y defender unos principios elementales del sistema capitalista.

Clausurado el capitalismo por reformas, se supone que se acabaron los infartos, aunque los García Castaño continúen haciendo demagogia y vendiéndonos sus burras renqueantes

Me hubiera ahorrado echarle una pensada si el munícipe hubiera terminado la frase y apuntado que esa trágica muerte no habría ocurrido con otro sistema económico donde el capital no prevaleciera sobre el trabajo y no fuera la base de la riqueza. En definitiva, le faltó mentar a Marx, quien fuera el primero en utilizar la palabra capitalism a finales del siglo XIX y que al parecer es su referente ideológico e intelectual.

La afirmación acusatoria esbozada por el concejal, supuestamente licenciado en sociología, y responsable de los casi 5.000 millones de euros que conforman los presupuestos de la capital de España, sugieren una crítica pelín zafia al sistema de ingresos y gastos que sostiene y da de comer a muchos millones de ciudadanos que generan riqueza y pagan sus impuestos para que él pueda hacer demagogia y lanzar acusaciones tan graves como poco sólidas.

Pero ahí no termina la historia. A partir de ese día, los manteros han vuelto a ocupar las grandes arterias de la capital de España haciendo la competencia desleal al comercio que paga impuestos y tasas municipales. Y ello con el visto bueno de la policía municipal que por las razones que sea ha suprimido de entre sus actividades impedir la venta ilegal en las calles de Madrid.

Muerto el perro se acabó la rabia. O mejor dicho, clausurado el capitalismo por reformas, se supone que se acabaron los infartos, aunque los García Castaño continúen haciendo demagogia y vendiéndonos sus burras renqueantes.