Cercas: "Es imperdonable que la izquierda haya sido cómplice del independentismo"
El escritor acusa a la izquierda de apoyar un proceso que ha significado un "golpe de Estado" del independentismo sólo para ir en contra del Gobierno del PP
29 abril, 2018 00:00Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962), vive la situación política catalana a flor de piel. Es consciente de que se ha convertido en un blanco del independentismo, que no tolera que, con una defensa cerrada del catalanismo, de la lengua y la cultura catalanas, reproche con contundencia el proceso independentista. Pero se mantiene a flote, sigue creando, escribiendo, con conferencias aquí y allá. Y muestra su enojo, en una entrevista con Crónica Global, cuando se aborda el comportamiento de la izquierda. “Es imperdonable que la izquierda haya sido cómplice del independentismo”. La crítica va directa en contra de la izquierda catalana, pero también a la del resto de España, que “lo ha confundido todo, el Gobierno con el Estado”.
--En el proceso soberanista se han producido hechos, al margen de las valoraciones. ¿Qué ha sido realmente determinante en Cataluña en los últimos meses?
--Creo que lo que pasó el 6 y 7 de septiembre de 2017 en el Parlament es decisivo. El independentismo dice: ¿y el 1 de octubre? Y yo digo que eso es una consecuencia del 6 y 7 de septiembre. No tiene el menor sentido no pensar en ese precedente. Sin eso, no tendríamos 1 de octubre. Y lo que ocurrió en esas fechas de septiembre es un intento de autogolpe de Estado civil postmoderno. Para que haya un golpe de Estado, no hace falta violencia. Tomemos los preceptos de Kelsen. Un golpe de Estado se produce cuando se cambia el ordenamiento jurídico sin respetar los cauces jurídicos de ese mismo ordenamiento. Y eso es exactamente lo que ocurrió con la ley de transitoriedad jurídica, que, según los propios letrados del Parlament, derogó la Constitución y el Estatut, y las leyes internacionales, porque esa idea de la autodeterminación sólo se aplica, y se defiende en Naciones Unidas, en casos de territorios colonizados o tras flagrantes delitos contra los derechos humanos.
Se ha violado la democracia en nombre de la democracia
--Pero, ¿hay pueblo catalán?
--El pueblo catalán ya está reconocido, dentro de la casa que es de todos, que es España. No podemos decidir por todos, es antidemocrático, injusto e inmoral. La ley del referéndum es eso, antidemocrática, injusta e inmoral. Yo creo en una Europa federal, como la utopía razonable que hemos inventado los europeos. En esa Europa federal sí podría haber una ley que dirimiera en qué condiciones una parte del territorio puede escindirse.
--¿Tomar como referente, por tanto, la sentencia del Tribunal Supremo del Canadá?
--Exacto. Si durante dos o tres legislaturas consecutivas pongamos que hay un 70% a favor de las opciones secesionistas, se inicia una negociación.
--Negociación, no reconocimiento de la separación.
--¿Cree que sociológicamente sí pervive ese franquismo?
--Más desde el punto de vista psicológico. Lo que es franquista es cargarse la ley, que es lo que hizo Franco. Eso es lo que más me preocupa. Si no respetas las reglas, no respetas ni al adversario ni a ti mismo.
El Estado debe defender el catalán, ceder el catalán a los independentistas es una catástrofe
--¿España ha reconocido de forma suficiente su pluralidad?
--Es posible hacerlo mejor. Pero España es de los países más descentralizados del mundo. Hablar de una opresión del catalán es falso. Ahora bien, el Estado español puede y debe mejorar el reconocimiento de su pluralidad lingüística y cultural. El catalán no es un problema. Para nada. Recordemos El Quijote, cuando Don Quijote y Sancho se encuentran en Barcelona con un bandolero, con Roque Guinart. Permanecen tres días en los que se habla catalán y castellano, y gascón, y se entienden perfectamente. Los que no somos independentistas debemos defender el catalán. Y España tiene posibilidades de reconocer, como dice Francisco Rico, cuestiones simbólicas que muestren y exhiban esa pluralidad. Los catalanes también debemos reconocer el castellano como una lengua, gracias a Dios, de Cataluña.
--¿Ve posible que, con el efecto del proceso soberanista, haya un desapego a lo catalán, al identificarlo con posiciones políticas independentistas?
--Estoy totalmente en contra de que pueda pasar eso, porque eso significaría que me quitan algo que es mío, que es el catalán. Y quiero fomentarlo al máximo. Los que no somos independentistas tenemos que reivindicar el catalán. El Estado debe también defender el catalán. Ceder el catalán a los independentistas es una catástrofe, es aceptar la derrota. En este sentido España, el Estado, puede y debe hacer más.
--El independentismo reprocha a los intelectuales de izquierdas del resto de España que no se impliquen en el proceso en Cataluña, al entenderlo como un proceso democrático. ¿Por qué cree que sucede eso, y por qué tampoco hay un rechazo contundente, y se produce una especie de silencio o indiferencia?
Si me dan a elegir entre el Gobierno del PP, democrático y legítimo, y los que han intentado un golpe de Estado, estoy con el Gobierno de mi país
--Hay un silencio, porque se ha identificado que, si no eres independentista, eres un "facha". Y para mí, el fracaso de la izquierda es monumental. La izquierda y el nacionalismo no pueden casar. Es un oxímoron. El nacionalismo es reaccionario por definición. No puedo entender que la izquierda catalana haya sido cómplice de esto ni los que se declaran de izquierda del resto de España. Es, de nuevo, herencia del franquismo, porque se entendía que todo lo que era antifranquista era de izquierdas. Hay una enorme confusión. Se confunde el Estado con el Gobierno. Es una izquierda irresponsable que ha utilizado un golpe contra la democracia para ir contra el Gobierno.
--¿Un error de la izquierda, española y catalana?
--¿Qué le parece que Manuel Valls pueda hacer política desde Barcelona?
--En este asunto, me siento realmente como Fabricio del Dongo, en la novela La Cartuja de Parma. Asiste a la batalla de Waterloo, pero no ve nada, no sabe si ha pasado por allí Napoleón, aunque tal vez lo tiene delante. Es decir, hay que esperar a que se airee todo, a que pase el polvo. Pero sí creo que Manuel Valls representa un hecho y es que la izquierda no es nacionalista. Se puede presentar por Ciudadanos, y eso es sintomático. Se puede ser catalanista, yo soy catalanista, pero eso no significa que se pueda apoyar esas barbaridades que se han cometido. Yo soy un antiMaquiavelo profesional. Son los medios los que justifican el fin. Una buena causa bien defendida es una buena causa. Y las formas empleadas por el independentismo han sido pésimas. No han tenido ninguna justificación.