Disculpen mi informalidad. Hoy tampoco criticaré a la servil TV3. La actualidad me impele tocar otras narices, en concreto las de la CUP, aunque no descarto que haga daños colaterales, o salpullidos, porque la caja de las letras no arroja bombas de racimo. Es inevitable en esta guerra mediática.
Alucino con la lógica endemoniada de la banda de Anna Gabriel.
Los antisistema han nacido para tocar lo que no suena al que manda. Lo de menos es quién sea. Son unos rebeldes sin causa, aunque crean que tienen todas las razones como para pedir la dimisión del conseller de Interior, Jordi Jané, en las vísperas de la aprobación, o no, de los presupuestos de la Generalitat.
Sus representantes en el Parlament de Cataluña rompen con orgullo de desplante delante de las cámaras de televisión fotos del rey Felipe VI, se saltan la ley a la torera pasándose por el arco de triunfo de su entrepierna las citaciones judiciales, porque no reconocen más autoridad que sus bemoles; hacen escrache a la casa cuartel de la Guardia Civil de Manresa, y tratan de impedir que Societat Civil Catalana dé una charla en la UAB porque son fascistas, y todo eso en nombre de la sacrosanta libertad de expresión que, al parecer, es un derecho exclusivo de estos entusiastas defensores de la libertad de expresión. Expiden los carnets de quién puede y no puede hablar... ¡Manda cojones!
La CUP es la quintaesencia del cabreo de un adolescente mimado por unos padres consentidores
La CUP es la quintaesencia del cabreo de un adolescente mimado por unos padres consentidores. De alguien que se siente preso. Oprimido. Reo de una camisa de fuerza insufrible. Vamos, de locos de atar. Son una minoría vocinglera. El problema está en que Simón Bolívar, el Cocomocho de Girona, los necesita para conquistar la soñada república estelada de su casa.
El regidor de Barcelona Josep Garganté es el embajador plenipotenciario de la banda con ese amistoso tatuaje en el hoyo de sus nudillos de la mano izquierda con la que levanta el puño, con ese tierno y amistoso de sólo cuatro letras de amor que en su mente se convierte en este mensaje pacifista: O-D-I-O. El ideal para una romántica película de Tarantino. O de un revival de Robespierre, porque este Garanté pacifista ha guillotinado, junto con una de sus jóvenas ediles de BCN, la foto del rey.
Lo bueno de tener el espejo de la CUP es que ya no tienes que pensar nada, sino defender lo contrario que defienden con esta siembra de ¿cizaña? No, no, de franciscanismo que profesan por todas sus heridas que, por lo que se quejan, deben ser muchas.
Esta banda de descerebrados permite que el discurso de Junts pel Sí parezca el de unas personas con seny acosadas por los dos extremos políticos
Cada victoria suya es, automáticamente, una derrota del sentido común porque la virtud de esta gente es que no engaña. Eso se ve a simple vista. Sólo hace falta de ver la estética batasuna que lucen todos los miembros de la banda: el objetivo es batasunizar Cataluña. Son la kale borroka catalana, por eso hasta molestan, a medias, a los pijos de la "revolución de las sonrisas" que encabeza la Pilar más pilar de todas las Raholas.
Digo a medias porque esta banda de descerebrados permite que el discurso de Junts pel Sí parezca el de unas personas con seny acosadas por los dos extremos políticos, PP-PSOE y Ciudadanos, y los batasunos estelados, con el problema añadido de que los necesitan.
Quien se acuesta con niños, mojado se levanta. Eso es lo que todas las mañanas le pasa al Molt Honorable President marido de la atractiva primera dama nacida en el país de Transilvania.
PD: Hoy no hablo de TV3 pese a que no hay día que no me dé pie a un escrito, pero la actualidad manda y esta semana histriónica de la CUP bien que la merece.