Una guerra civil… también entre catalanes
Francia tardó muchos años en reconocer que no todos los franceses estuvieron ni con la Resistencia ni con De Gaulle, sino que hubo quienes colaboraron con los alemanes. No fueron una minoría los que apoyaron el régimen de Vichy con Pétain a la cabeza. En Cataluña aún hay quien se empecina en creer, como el señor Tremosa y sus mariachis, que la guerra civil española, de cuyo inicio se conmemoran 80 años, fue una guerra de España contra Cataluña, y que por lo visto esa guerra continúa.
También la Iglesia creyó que había sido una Cruzada para salvar a la religión católica y el demócrata Churchill admitió que de ser español hubiera estado al lado de Franco. Acabar con la autonomía de Cataluña era como acabar con la masonería o con los maestros de la República.
Cuando los crímenes asolaron toda Cataluña, Cambó no tuvo reparo en reconocer que en ellos “no actuaron más que catalanes, muchos ellos antiguos catalanistas"
Una Cataluña perdió la guerra, la Cataluña republicana, pero no “Cataluña”, ni mucho menos todos los catalanes. López Rodó, ministro de Franco, tenía claro que no había perdido la Guerra: «Soy catalán y tengo la impresión clarísima de haberla ganado» afirmaba. Francesc Cambó debe ser el único personaje de la historia, que tras haber financiado el bombardeo de una ciudad, tenga en ella un monumento y una calle dedicada a su memoria, un franquista perfectamente nacionalista catalán. Tanto que escribirá “la primera vez que escuché el grito, -¡Mori Cambó! - salido de la masa. Y era una masa, principalmente catalana, la que bramaba la canción abyecta”.
El terror desencadenado a partir del 19 de julio en Cataluña --en donde la Generalitat tenía la responsabilidad sobre el orden público-- fue endosada a los murcianos de la CNT y la FAI. Sin embargo, el líder de la Lliga que promovió el documento de adhesión de los catalanes a Franco, que habían conseguido huir y pasar a la zona sublevada, los llamados “catalanes de Burgos”, no tuvo reparo en reconocer, cuando los crímenes asolaron toda Cataluña, que en ellos “no actuaron más que catalanes, muchos ellos antiguos catalanistas, hombres algunos con los cuales yo había entrecruzado el saludo y hasta estrechada la mano”
En Alemania nadie vio nada ni nadie sabía nada, ni siquiera lo sospechaba. Cataluña perdió la guerra y ningún catalán la ganó, estuviera en el bando que estuviese. Los catalanes que apoyaron al régimen de Franco eran pocos, por poco tiempo y lo hicieron a la fuerza. Así se reescribe la historia. No en vano uno de los concejales que votaron “no” al catalán en tiempo del alcalde Masó acabo siendo distinguido con la Cruz de Sant Jordi.
Hannah Arendt, filósofa y judía, señaló que “la misma historia es destruida y su comprensión se encuentra en peligro siempre que los hechos ya no sean considerados como parte del mundo pasado y del actual y se manipulen para demostrar esta o aquella opinión”.