Pensamiento

Miquel Roca, el rey de los lobbistas

27 marzo, 2016 00:00

Cerca de ochenta empresas, asociaciones, despachos, entes e instituciones de todo pelaje se han inscrito ya en el registro de grupos de presión que la Comisión de Competencia abrió a comienzos de marzo. La lista promete engordar a marchas forzadas. De momento se echa de menos en ella al lobbista mayor del Reino, que no es otro que el abogado catalán Miquel Roca Junyent.

Este ex político convergente cobró el año pasado 228.000 euros de la eléctrica Endesa por su pertenencia al consejo de administración. Ocupa ese puesto en calidad de 'independiente' desde 2009, es decir, desde que cayó en la órbita de la compañía semipública italiana Enel. Dado que el máximo órgano de gobierno se reunió once veces en 2015, dicho queda que el letrado se embolsó casi 21.000 euros por cada sesión.

Roca también es consejero 'independiente' del gigante madrileño de la construcción ACS. Su recompensa en este caso se fijó en 97.000 euros por siete reuniones, a razón de casi 14.000 euros por cónclave.

Este personaje incombustible e insumergible acapara a sus tempranos 76 años un sinfín de poltronas empresariales. Parece estar dotado de una especie de don de la ubicuidad o de una capacidad sin igual para desdoblarse, es decir, para estar en misa y repicando. Fue uno de los padres de la Constitución española, pero aboga sin mover una ceja por el derecho a decidir de Cataluña e incluso por el separatismo. Al mismo tiempo, defiende a la Infanta Cristina --por cierto, con éxito más bien descriptible-- en el juicio por el desfalco del Instituto Nóos. El caso es tener presencia en asuntos relevantes, no sin devengar el momio pertinente.

Dadas estas circunstancias, la consideración de consejero 'independiente' que Roca disfruta en Endesa y ACS no deja de encerrar una cierta guasa. Como todo el mundo sabe, los vocales “independientes” de los titanes del Ibex vienen a ser justo lo contrario de lo que ese adjetivo expresa. Su nombramiento obedece en exclusiva a la intransferible decisión del capitoste de turno, por el consabido procedimiento de la designación 'digital', esto es, a dedo.

En consecuencia, esos vocales 'dependen' más que ningún otro del mandamás y a buen seguro que secundarán sus resoluciones con mansedumbre lanar, pues en caso contrario se exponen a verse privados irremisiblemente del cargo y el chollo que lleva aparejado.

Tráfico de influencias

Miquel Roca lleva largo tiempo encumbrado a la categoría de multimillonario gracias al floreciente despacho jurídico que lidera y a la tupida red de relaciones que ha ido tejiendo, hasta el punto de erigirse en uno de los más consumados lobbistas del Reino.

Sus ingresos provienen de un creciente repertorio de entidades. Desde hace diez años ejerce de defensor del cliente de la aseguradora Catalana Occidente. Es secretario no consejero de Banco Sabadell, de la firma de infraestructuras Abertis, de la consultora e ingeniería Typsa y de las autopistas radiales Accesos de Madrid, estas últimas en situación de suspensión de pagos con deudas de 1.300 millones.

Así mismo, es vicepresidente de la Fundación Abertis, consejero de Bansabadell Holding y de Bamsa, la sociedad público-privada que explota los aparcamientos municipales de Barcelona, y secretario del fabricante de material clínico y médico Werfenlife, de la familia Rubiralta.

Su presencia en la ACS del inefable Florentino Pérez, a la vez primer timonel del Real Madrid, se debe a la vieja amistad que fraguó con este preboste. Se remonta a los primeros años 80 del siglo pasado, cuando ambos perpetraron la operación política del reformismo, saldada con un fracaso estruendoso y con un boquete dinerario de grueso calibre.

Roca es inmarcesible. Durante sus gloriosos pinitos en Convergència, desempeñó entre otros menesteres el noble oficio de recaudador del partido, hasta que Jordi Pujol Soley decidió apartarlo... para sustituirlo por Jordi Pujol Ferrusola. El primogénito del muy honorable ha amasado desde entonces una inmensa fortuna que los jueces, suspicaces ellos, tienen en su punto de mira por vislumbrar zonas oscuras inextricables en el origen del dinero.

Volviendo a Roca, una cosa está meridianamente clara. Su paso por la política le abrió puertas que le han propiciado la doble acumulación de copiosos caudales, por un lado, y de más conchas que un galápago, por otro. Así, lo mismo defiende una cosa que la contraria, siempre, eso sí, que haya una provisión de fondos por medio o una minuta de honorarios a la que hincar el diente.

Es el sino de este magnate, entregado en cuerpo y alma al lucrativo deporte de hacer dinero a capazos.